En 1919 André Citroën lanzó su primer coche, que a la vez sería el primer automóvil europeo de fabricación en serie, el Type A. Su inspiración en cuanto al proceso de producción venía del otro lado del Atlántico, ya que viajó a Estados Unidos para conocer con detalle la producción en cadena ideada por Henry Ford. Aquel sólo era el primer paso de este ingeniero francés, un auténtico visionario que puso en marcha una de las marcas más carismáticas e innovadoras, y que a lo largo de 95 años ha creado iconos que perduran en la retina de cualquier apasionado del mundo del motor. Para muestra, estos cinco modelos.
Citroën Traction Avant
Fue un modelo emblemático del período de entreguerras (1934). El Traction Avant fue un adelantado de su tiempo, pues Citroën apostó por la tracción delantera en una época en la que los automóviles eran propulsados normalmente por el eje trasero. Aprovechando su centro de gravedad más bajo, su carrocería monocasco de acero, su ligereza y una aerodinámica muy estudiada, el Traction Avant sorprendió con un comportamiento dinámico entonces desconocido (manejo, agilidad, estabilidad, etc.), hasta llegar a satisfacer a un gran público.
El primer Traction Avant (el 7 CV) marcó una auténtica revolución en el mundo del automóvil. Hasta entonces, nunca un coche fabricado en gran serie había reunido tantos detalles innovadores. Obra de Flaminio Bertoni, un genio del diseño, la línea vanguardista y más baja de lo habitual del Traction Avant le otorgaba una presencia única entre todos los modelos de la época. Curiosamente fue el automóvil favorito de la policía, pero también de los gangsters; y al mismo tiempo su imagen quedó asociada en la memoria colectiva a la Ocupación de Francia durante la Segunda Guerra Mundial. El último Traction Avant salió de las líneas de montaje en 1957. Tuvo versiones hasta de 8 pasajeros, y con 759.123 unidades, estuvo en producción durante más de 23 años, todo un récord de longevidad para su época.
Citroën 2CV
Todo un icono de la marca francesa. Ha representado como ningún otro modelo el coche popular y de bajo coste en Citroën. Su creación se debe al ingeniero francés Pierre Jules Boulanger, máximo responsable de la marca cuando la familia Michelin se hizo con el control de la empresa. Su nombre «dos caballos» hacía referencia a su potencia fiscal, aunque, por ejemplo, en España empezó a venderse con un motor de 425 cm3 que desarrollaba 12 CV de potencia. Ya en los años 80 su mecánica llegó a rendir 35 CV.
Su gran difusión por todo el mundo le convirtió en un símbolo, con su peculiar imagen, asociada en ocasiones a jóvenes inconformistas de espíritu «hippie», pero no hay que olvidar que el 2 CV también fue muy valorado por su robustez, en especial su variante furgoneta, utilizada para múltiples actividades en el campo y la ciudad. Su ingeniosa suspensión era una parte esencial en la filosofía de este modelo y le proporcionaba un singular «cabeceo» al circular. El 2CV también forma parte de la historia del cine y la literatura, y recibió numerosos apodos en distintos países. Entre los años 1948 y 1990 se produjeron 5.118.889 del 2CV, incluyendo la carrocería furgoneta.
Citroën DS
Fue una verdadera 'atracción' durante su presentación en el Salón de París de 1955, ya que el Citroën DS convulsionó los códigos automovilísticos de la época. Un coche revolucionario tanto por su diseño, firmado por Flaminio Bertoni, como por sus innovadoras soluciones técnicas (suspensión hidroneumática con corrector automático de altura, frenos de disco, dirección asistida, caja de cambios semi-automática, etc.). En septiembre de 1967 su frontal fue modificado con la adopción de cuatro faros carenados, de los que dos giraban acoplados a la dirección.
El Citroën DS estuvo disponible en distintas versiones, incluyendo una variante descapotable. La carrocería break se lanzó en 1959 y en su enfoque familiar destacaba un habitáculo ya de por sí generoso, que se distinguía por una fila central con transportines escamotables y una amplia banqueta posterior. Hasta el final de su producción, en 1975, Citroën vendió 1,5 millones de unidades del DS, también conocido como «Tiburón». La actual línea distintiva DS de la marca francesa rinde con su nombre un homenaje a este carismático automóvil.
Citroën CX
Desvelado hace 40 años, en octubre de 1974 en el Salón de París, el Citroën CX fue diseñado por el francés Robert Opron y fue el primer vehículo Diesel de la marca fabricado en gran serie. Representaba una síntesis de los últimos avances tecnológicos de la compañía y se distinguía por su conjunto motor-caja de cambios colocado transversalmente en la parte delantera, la suspensión hidroneumática independiente en las cuatro ruedas, su limpiaparabrisas monobrazo, la luneta trasera cóncava e incluso su salpicadero de diseño futurista por aquel entonces. Su coeficiente aerodinámico, de 0,35, fue todo un récord en su época, y de ahí le viene su nombre. Recientemente el Citroën CX recibió el título «Golden Car of the Year» un galardón que le reconoce como el mejor coche entre todos los ganadores del premio «Coche del Año en Europa» otorgado desde el año 1964 hasta nuestros días por la prensa especializada. Del CX se fabricaron 1.041.560 unidades, de las que más de 17.199 salieron de la planta española de Vigo entre 1976 y 1980.
Citroën Xsara WRC
En la historia más reciente de Citroën no es sencillo elegir un modelo tan emblemático como los anteriores, pero sí hay un coche que ha marcado el inicio de toda una época de éxitos deportivos para la marca y que, al fin y al cabo, ha compartido ADN con uno de sus turismos más populares, es el Citroën Xsara WRC (World Rally Car). Sin duda, ha sido uno de los modelos de competición que más éxitos ha logrado y no en vano fue el primer vehículo en conseguir el Campeonato del Mundo de Rallyes en su primera temporada completa. Con él Citroën obtuvo 3 títulos de Constructores, 3 de Pilotos, 32 victorias, 28 segundos puestos y 18 terceros puestos. La primera victoria fue para el español Jesús Puras en el Rally de Córcega de 2001 y la última para el francés Sébastian Loeb, en Chipre en 2006, el piloto más laureado de la especialidad con nueve títulos de Campeón del Mundo.
El Xsara WRC contaba con un motor de cuatro cilindros 2.0 16v Turbo, que desarrollaba una potencia de 300 CV a 5.500 rpm. LLevaba una caja de cambios secuencial de 6 marchas y tracción total, con diferenciales activos delantero, central y trasero controlados electrónicamente. Su testigo lo recogió primero el C4 WRC y posteriormente el DS3 WRC, con los que Citroën ha completado 8 títulos de Constructores.