La lógica apunta que los SUV, por puro concepto de coche para todo, deberían ser de tracción total. Si nos atenemos a su definición, el principal objetivo es el de ofrecerte un coche capaz de transitar por todo tipo de superficies con seguridad y soltura. Para eso tienen la suspensión elevada, para eso llevan las protecciones de carrocería que tanto lucen y para eso salen en sus anuncios publicitarios como los vehículos perfectos para alcanzar la libertad. Así deberían ser los SUV y así eran en su origen. Entiendo que estos coches triunfen puesto que no es necesario un rudo todo-terreno para ir el 80 por ciento del tiempo por asfalto o subirse puntualmente a un bordillo. Sin embargo, el poder de lo estético unido a la economía de guerra de los últimos tiempos nos ha llevado a la creación de familias de SUV en las que las versiones más vendidas precisamente son las menos polivalentes, las de tracción delantera.
Bien equipados
Hoy nos centramos en dos auténticos SUV, equipados con todo lo que un buen polivalente necesita. Ofrecen espacio interior, tienen tracción total y un buen nivel de equipamiento a un precio moderado. Ambos modelos tienen esa estética SUV que tanto parece gustar, cada uno en su estilo, y además aportan la seguridad y polivalencia de la tracción total. Los dos coinciden en que su longitud es ligeramente inferior a la de SUV compactos como Ford Kuga, Hyundai ix35, Toyota RAV4, etc, lo que les permite un menor precio que éstos sin renunciar a un buen motor o equipamiento.
Mitsubishi tiene en el ASX un interesante modelo de acertada estética, buen tamaño y un generoso equipamiento. Dispone de dos versiones de tracción total, con 116 y 150 caballos Diesel. De las dos elegimos la más potente, la 220 DI-D. La configuración para España de esta versión obliga al cambio automático y a un único acabado denominado Kaiteki, el más alto de gama y que lo lleva todo de serie. Enfrente hemos puesto al Skoda Yeti, un SUV cuya diferente y particular estética le otorga cierto atractivo sin ser un coche especialmente bonito. Ofrece más combinaciones con tracción total que su rival pero aquí nos hemos decantado por el 2.0 TDI de 140 caballos y cambio automatizado DSG, equipado con el acabado Ambition, también el más alto de su gama. Ambos modelos superan por poco los 32.000 euros, si bien con los descuentos oficiales bajan la factura a los 28.000 que, dado lo que rinden o el equipamiento que tienen, los sitúa con un precio muy interesante comparado con lo que los SUV compactos pueden llegar a ofrecer.
El ASX es 8 cm más largo que el Yeti y eso condiciona el interior de ambos. Metro en mano el japonés ofrece mejores cotas interiores y con bastante diferencia. El checo se defiende con la mayor modularidad de sus tres asientos traseros independientes, que se desplazan longitudinalmente, abaten o incluso quitan. Es una cuestión de gustos y necesidades; si te hace falta más espacio para personas y equipaje es mejor el Mitsu, si tu hobbie requiere modificar el espacio interior, te viene mejor el Yeti. En los dos irás cómodo y con buena ergonomía de asientos, tanto delante como detrás. El Yeti ofrece un maletero más práctico, con ganchos y distintas soluciones para sujetar cosas, pero al final el ASX tiene más maletero, y eso que nuestra unidad incorporaba un enorme altavoz ocupando espacio que, en el fondo, no necesita. En general la calidad de acabado es correcta en ambos, con una ergonomía interior que te podrá gustar más o menos pero que al final cumple con lo que se espera de ella, que sea práctica. Aquí sólo veo diferencias de diseño, ya depende de tu gusto.
Diesel cumplidores
Los dos llevan motores Diesel cuatro cilindros con turbo e intercooler, de 2 litros el Skoda, de 2,3 litros el Mitsubishi. Son buenos propulsores en cuanto a respuesta o consumo y ofrecen un nivel de prestaciones por encima de lo que se espera de ellos, bajando en ambos casos de los 10 segundos en el 0 a 100 km/h o de los 21 s en el paso por los 1.000 metros que, más que en un comportamiento mecánico deportivo se traduce en una sobrada capacidad para mover los 1.600 kg que pesan más lo que llegues a cargar en ellos. El consumo, más alto en el ASX, es aceptable en los dos, dado el peso, volumen, tracción y potencia que tienen.
La principal diferencia se encuentra en las cajas de cambio. El Skoda añade en opción el DSG, un cambio de 6 velocidades suave y de buena respuesta, un poco brusco en maniobras, pero un buen cambio. El ASX obliga con este motor a una caja de 6 velocidades por convertidor de par con tacto "a la antigua", ya que transmite sensación de excesivo resbalamiento al iniciar la marcha. No es un problema grave pero en comparación con el DSG de su rival gusta algo menos; en cualquier caso es confortable.
Los dos coches se comportan con seguridad. Su capacidad de tracción es buena y reaccionan bien en situaciones de baja adherencia, con controles de estabilidad adecuadamente tarados. En asfalto son fáciles y cómodos, fuera de él depende más del neumático montado, puesto que son capaces de pasar por más sitios de lo que tus pocas ganas de arañarlos te permitan. Ante la prueba de detención absoluta el japonés alarga las frenadas más que su rival, si bien en una conducción normal no se plantean problemas de distancia o falta de estabilidad en frenada. La compra de cualquiera de estos coches es satisfactoria por todo lo que ofrecen. Si quieres ahorrar un poco más, en el Skoda puedes bajar el nivel de equipamiento pero mantener esta combinación de motor, tracción y cambio. En el Mitsubishi estás obligado a cambiar también de motor y bajar la potencia.