Renault Twizy/80

A bordo de él la ciudad cobra otro sentido, vivirás entonces un mundo de gigantes y empezarás a desplazarte además de por necesidad, por mero placer para poder descubrir el ritmo urbano desde su propia médula.

Renault Twizy/80
Renault Twizy/80

Hoja de ruta. El resto, definir el día a día en función del uso que vayas a hacer de él, porque la autonomía de las baterías es vulnerable a la tem­peratura y la velocidad de los desplazamientos. Como mínimo, te aseguro que puedes hacer 50 km con el pie derecho 'en la tabla' rodando a su velocidad máxima, aunque es preferible renunciar a dos o tres km/h menos para que sus baterías te den algo más de sí. En ciudad, con continuas fre­nadas y retenciones ejerciendo de pulmón y sua­ve conducción, podrías llegar a hacer la centena de kilómetros que promete la marca, aunque lo normal es que no puedas hacer más de 75/80 km. Para cargarlo, busca un enchufe doméstico y conéctalo. Así de sencillo. Tras alrededor de tres horas y media lo tendrás listo de nuevo, aunque lo más rentable a efectos de costes de recarga y conservación de la batería es no apurar más de tres tercios de su capacidad. 

¿Y cuál es el coste real? Renault te alquila la batería y el contrato mínimo es por 36 meses, a razón de 50 euros mensuales y con un límite de 7.500 euros anuales. Así que el coste de uso depende de una variable (la luz que gastes, que en 7.500 kilómetros como máximo supondrían unos 154 euros) y un fijo (600 euros anuales por alquiler de batería). Alrededor de 750 euros de coste/año. Turno ahora para coger la calculadora y extrapolar las cifras de coste de utilización a un turbodiésel para esa misma cantidad de kilómetros -aunque a un precio de adquisición muy distinto-... Y resulta que el Twizy, en coste de uso, tiene un gasto semejante al de una berlina turbodiésel. Pese a todo, este pequeño eléctrico es para nosotros un verdadero gigante.

Aceleración: De Scooter. bien ubicado en el semáforo, sacarás unos metros de distancia al resto.

Cambio: Monomarcha a través de un reductor, sin la más mínima complicación: lo podría conducir un niño.

Frenada: Sin ABS ni servo, en seco se pueden hacer apuradas 'de moto'. Además de potente, frenada estable.

Consumos: El coste por km es bajo en electricidad, pero metiendo alquiler de las baterías... El equivalente a 8 l/100 km de gasóleo.

Adelantamiento: En ciudad no hay quien te coja, pero fuera...Limitado a 80 km/h, o mides bien o puedes quedarte literalmente colgado.

Habitabilidad y peso: Con su media tonelada (100 km de baterías), el Twizy no es ligero en valor relativo. En tandem, el pasajero trasero arropa con sus piernas el asiento delantero... Mejor cortos recorridos.

Potencia y par: Sus 17 CV, suficientes para dominar la ciudad y, fuera de ella, mantener fácilmente sus 80 km/h en llano... Y en subida.

Sonoridad: Con su estructura abierta, el aire es la principal fuente de ruido. A 'alta' velocidad, también oirás el zumbido del motor eléctrico.

Maletero: Bajo el asiento trasero, apenas 25 l. Por 105 euros tienes una bolsa de 50 litros que se adapta en la plaza posterior.

Si mi hija de cinco años llegara al volante y tuviera fuerza suficiente para pisar el freno, podría conducirlo sin ninguna dificultad, aunque el Twizy no es un juguete de niños por más que pueda parecer un carro de golf vestido de 'Transformer'. Legalmente es un cuadriciclo — se puede conducir con licencia de ciclomotor en su versión de 5 CV y con el A1 de moto en el caso de ésta de 17 CV—, y a todos los efectos es un coche en toda regla con el que poder circular en carretera abierta. Su peculiaridad, a la vista está: muy corto y estrecho, con sus ruedas y habitáculo a la vista, sólo dos plazas y un radio de acción, por su condición de eléctrico enchufable, que te obligará a salir de casa con hoja de ruta planificada. Vamos, ahora mismo una rareza industrial —bastante bien realizada, todo sea dicho— capaz de levantar miradas y, sobre todo, sonrisas allí donde pisa, especialmente entre el público joven. 

Un kart urbano. Está claro que el Twizy es carne de ciudad. No tendrá la agilidad de un 'mega scooter', pero ningún otro coche podrá echarte el guante aunque semáforo a semáforo te vaya alcanzando. Su mecánica es suficientemente rápida pese a tener sólo 17 CV, y con sus dimensiones, el cambio de carril y entre coches te permitirá ir sorteando obstáculos con una destreza vertiginosa. Además, hueco que veas, por minúsculo que sea, hueco en el que casi con total seguridad podrás meter el Twizy, porque como los Smart de primera generación, puedes dejarlo a lo ancho en un aparcamiento en línea. Como moto, es obvio que tiene sus limitaciones a cambio de ser mucho más seguro; como coche (independientemente de que sea eléctrico o no) también tiene unas cuantas con las que tendrás que convivir a diario si estás dispuesto a ser el rey de la jungla.

Podrías medir el consumo de tus recargas con sencillos aparatos de apenas una decena de euros conectados entre el Twizy y el enchufe de red de tu casa —siempre y cuando estés pendiente de desenchufarlo cuando llegue al cien por cien de recarga—, pero para conocer el dato con fi abilidad sólo hay una posible manera: 'leer' sus entrañas con el tester del concesionario. Así se ha hecho obteniendo un histórico con los kilómetros y kWh acumulados, lo que traducido a coste por cada 100 km/h equivale a 8,2 kWh... O poco más de 2 euros. Aunque ese no es, ni mucho menos, lo que te cuesta moverte con él. Sigue leyendo y conocerás todas las claves.

Estar parcialmente carrozado (las puertas son opcionales y cuestan 600 euros) no te exime de tener que llevar la ropa adecuada en cada estación del año: en verano, una camisa para cambiarte si no quieres llevar un mancha de sudor en la espalda; en invierno, ropa de abrigo o lluvia para evitar mojarte de 'abajo a arriba': lo que realmente te cala es el agua que evacuan las ruedas —tienes guardabarros opcionales—. ¡Ah!, creo que te imaginas que no hay ni calefacción ni aire acondicionado. Por otro lado, la amortiguación es seca y dura, sin apenas recorridos, con lo que cada bache es 'un nuevo empaste a reponer'. Ambas cosas son las que te pueden hacer rechazar el Twizy si no eres capaz de asimilarlas, porque el resto será salvable a medida que entiendes que no acaba de ser un coche en toda regla y que no tienes capaci­dad de improvisación posible; yo lo acabé de entender después de ir a recoger dos pizzas familia­res y tener que comerlas deconstruídas al tener que llevarlas como un libro; o días después, al te­ner que esperar a tener la autonomía suficiente para poder irme a urgencias. Murphy existe... 

Uno más uno. Y hablando de capacidad de transporte, tienes la ventaja de poder llevar con seguridad a tu hijo —siempre que tenga cinco o más años— cuando compres el alzador a medida —57 euros—, mientras que un adulto argumen­tará falta de altura y confort —por la citada se­quedad de suspensión— para no querer volver a montarse contigo. Por lo demás, como te dije, po­dría conducirlo un niño porque la simplicidad es total, y aunque la dirección tampoco tiene asis­tencia, no es excesivamente dura ni tan siquiera en parado. Como detalle, tendrás que aprender a mirar por los espejos exteriores porque se 'cru­zan' los campos de visión al mirar por ellos... Y realmente, poco más.