Si has leído las pruebas de la última Clase C en AUTOPISTA, te puede dar la impresión que en esta nueva generación se ha convertido en un tópico eso de que el Clase C transmita ser de un segmento superior. Puede parecer un argumento publicitario, pero he comprobado que es cierto. No existe el coche perfecto y a pesar de sus virtudes y defectos, que también los tiene, ha puesto muy alto el listón entre sus rivales, y eso que no son nada malos. Así me lo transmitió la berlina y ahora el familiar viene a confirmar que está a idéntico nivel. Es de esos coches que combinan un buen chasis, para mi gusto ahora el mejor del segmento -al menos en las versiones normales, cuando llegue el AMG habrá que valorarlo de nuevo-, con un agradable interior, consumos más que decentes, unas prestaciones de sobra para hacer una vida normal y una acertada estética. No es el más amplio de su categoría, cuestión de centímetros no de drama, y su precio es alto, como es habitual en los premium alemanes. Toca analizar.
Para entender la prueba del Mercedes C Estate 220 BlueTEC primero hay que saber en qué condiciones de equipamiento está. Al igual que pasa en Audi o BMW la lista de extras es tan amplia y afecta a tantos apartados que, al final, el resultado depende mucho de cómo hayas configurado tu unidad en concreto. Suspensión convencional, neumática o de amortiguación selectiva; neumáticos de igual o distinta medida delante y detrás, frenos con mejor refrigeración, diferentes alturas... todo afecta al resultado final. Este C Estate de la prueba viene con el motor Diesel 220 BlueTEC de 170 caballos (40.775 €) y cambio automático 7G-Tronic (2.795 €), el acabado interior Avantgarde (1.397 €) y el exterior AMG Line (2.874 €). Esto implica, aparte de la atractiva estética o el equipamiento que puedes ver en las imágenes, la utilización de la suspensión con unos más que recomendables amortiguadores de dureza variable con altura rebajada en 1,5 cm, la dirección paramétrica deportiva, los frenos delanteros perforados y diferente medida de neumático delante y detrás.
Bajo estas condiciones el Clase C Estate tiene un comportamiento de primera. Disfruta del mejor tren delantero del segmento, incisivo y obediente, con muy buenas sensaciones en las manos y una dirección que varía su asistencia y desmultiplicación de una forma sutil y agradable. El tren trasero va aplomado y rara vez se insinúa, por potencia el ESP no le deja, por inercia hay que hacer las cosas muy mal para que te meta en un aprieto. Trabaja bien en el bache a alta velocidad. A pesar del elevado y criticable peso (100 kilos más que Audi o BMW) no sientes balancear la carrocería ni transversal ni longitudinalmente. No es duro ni machaca en viajes largos pero el bajo perfil de neumáticos de esta unidad lo perjudica en los badenes reductores de velocidad con un golpe algo seco en comparación con el confort de marcha que ofrece a más velocidad.
Mi recomendación: si te han gustado este conjunto llanta-neumático apuesta por la suspensión neumática Airmatic (1.584 €) con la que tendrás un pequeño Clase S tan deportivo o cómodo como quieras. Si no eres entusiasta de este tipo de suspensiones, la de serie del AMG Line es muy buena, pero mejor con más perfil de neumático si buscas confort antes que nada. Si eres de los míos, puedes dejar la configuración de esta unidad y serás feliz; aunque yo pondría la Airmatic, que no tiene ninguno de sus rivales.
Con sus 170 CV Diesel lleva un motor más que correcto. Si quieres algo más tienes el 250 BlueTEC de 204 CV pero cuesta 7.000 € más y sus opciones son más caras porque están obligadas a pagar el 4,75 por ciento del Impuesto de Matriculación. No compensa salvo que busques mayores prestaciones. El 220 BlueTEC da un buen nivel y mueve al C Estate con soltura y cierto dinamismo. No es tan rápido como el 320d de BMW por algunas décimas de segundo pero créeme que no demandarás que sea más veloz; un 0-100 km/h de 8 segundos es un buen dato (7,52 s tarda el BMW) y un 0-1.000 metros de 29,24 segundos no está nada mal (28,54 en el 320d Touring). Es un motor que gasta poco, 5,9 l/100 km de media, con el que podrás superar los 1.000 km de autonomía si haces una conducción tranquila. De nuevo el BMW muestra que su motor es mejor en todo, con un gasto medio de 5,4 l/100 km, poca diferencia pero ahí está.
Ofrece una elevada calidad visual interior y muy buena ergonomía. Delante no hay peros, detrás ofrece unas plazas más justas que la competencia. En anchura tiene lo mismo que ellos pero hay menos espacio para las piernas. Tendrás que sentarte en el concesionario y valorarlo por ti mismo, pero ten en cuenta que según nuestras mediciones, tiene 6 cm menos que el A4 Avant y el Serie 3 Touring; el caso es que con mi 1,79 metros de alto voy cómodo sentado atrás y con el asiento delantero en mi posición habitual no toco con las rodillas en el respaldo. Los asientos pueden abatirse mediante un botón ubicado en los laterales o en el maletero; muy cómodo, aunque para volver a colocarlos hay que hacerlo a mano, como en el resto. La capacidad del maletero es de 390 litros hasta la bandeja que, por cierto, sube y baja automáticamente al abrir el maletero (410 l el A4 Avant, 400 l el Volvo V60 y 405 l el 302d Touring). Puedes equiparlo con toda la tecnología de un Clase S y eso es muy bueno por un lado pero caro por el otro. En realidad no necesitas mucho para tener un coche bien equipado pero si te descuidas incrementas mucho la factura porque todo es apetecible. No es un Clase A más grande, sino un Clase S más pequeño. Me quedo con su excelente comportamiento y su, al menos para mí, atractiva estética. Es caro, eso no lo puede evitar, y más si lo configuras a tu gusto. Un consejo de amigo: no te compres un SUV, mejor una berlina familiar como ésta, llegarás al mismo sitio.