Recuerdo aquel estudio de mercado europeo realizado hace unos años, en el que se analizaban y ordenaban los argumentos de compra de un automóvil por países, y el diseño era prácticamente el factor prioritario en la mayoría de los mercados: si era bonito, se convertía inmediatamente en primera opción de compra, por encima de cuestiones nada banales como el precio, la fiabilidad, la seguridad, etc. Si tu curiosidad te lleva a preguntarte cuál era la primera condición en España, el estudio señalaba que los españoles elegíamos por precio. Intención, aspiración o realidad, lo que sí es cierto es que en España se venden más Dacia Sandero, que Alfa Romeo Mito... y que cualquier otro coche en algunos meses de este año 2014. Es evidente que intervienen otras variables y coyunturas para que esto sea así, pero bueno, eso es otra historia.
Lo que sí creo es que el Nissan Juke es de esos automóviles que te hipnotiza nada más verlo. Nada es comparable a su deportivo y futurista diseño y aunque quizás no te atrevas o no sea el coche que necesites, seguro que lo admiras a su paso. El nuevo Citroën C4 Cactus también se lleva nuestra atención y no solo por aquello de la novedad. Citroën ha planteado un coche estéticamente diferente, no por silueta, pero sí por numerosos matices (faros, paragolpes, techo, etc), entre los que destacan y definen en gran medida la originalidad del modelo, sus protectores de puertas Airbump.
Entre tanto descaro, el Renault Captur puede parecerte una obviedad, pero en el SUV urbano más vendido en nuestro país (curioso, su gama es la que parte del precio más bajo), puedes combinar dos colores en la carrocería y llevar a juego o en contraste los marcos y biseles del salpicadero, una tendencia cada vez más vista en muchos coches del mercado.
Cada uno, su estilo
Por dentro cada uno sigue con su propio guión. El Juke recrea un ambiente atrevidamente deportivo. Con un precioso y preciso puesto de conducción, todos sus elementos y mandos (el cambio es fantástico por altura de palanca y dureza de guiados e inserciones) nos transmiten la misma deportividad que su imagen. El Juke insinúa una dinámica que apenas puesto en movimiento te confirma. De inmediato, percibes una firmeza de pisada y una reactividad de movimientos incluso exageradas, especialmente en ciudad. Por bastidor es todo un GTI, pero de los de verdad. Tanta solidez transmite mucha confianza ya circulando en carretera, pero su reactividad también exige ciertas dotes en tramos sinuosos, por lo rápido que se inscribe en curva y la directa relación que aparece entre la dirección y los movimientos de la carrocería y viceversa.
Tampoco el eje trasero esconde que está listo para intervenir en el giro del coche, o bien porque lo busques, o por su "radical" configuración, quizás exaltada con la monta de las preciosas pero también exageradas llantas opcionales de 18 pulgadas. Si conoces en primera persona el "feeling go kart" de los Mini, te aseguro que este Juke no le desmerece. Este excitante panorama exige que renuncies al confort que buscas en una buena carretera cuando no precisas de tanta estabilidad y a no ser tan despreocupado con los baches de ciudad.
Seguramente no haya nada tan opuesto al Juke como el Citroën Cactus. El nuevo Cactus es un producto típico Citroën, en el que el confort de rodadura y suavidad general están por encima de cualquier otra consideración. Su agrado general empieza desde que te sientas, porque percibes mayor espacio interior, como también asientos más amplios y blandos. Todos sus mandos son agradables de usar y rodando, de inmediato, percibes un aislamiento general mayor. Como rodador es un modelo mucho más refinado que el "rudo" Juke y mucho más cómodo en cualquier trazado. Obviamente, no es tan especializado como deportivo como el Juke, con el que te sentirás en su salsa en retorcidos trazados de montaña; como en buenas carreteras y largas jornadas con el Cactus, un coche que aun recurriendo a una plataforma alargada del C3, sientes que pisa con la quietud y el aplomo de un modelo compacto.
Como su imagen general, el Renault Captur no tiene una personalidad dinámica tan definida como sus rivales. Ni es el deportivo que no esconde ser el Juke (aunque el Captur frena de maravilla), ni el cómodo rodador con pisada de coche mayor que es el C4 Cactus. Pero el Captur resulta un modelo equilibrado y agradable en todos los aspectos, un buen coche urbano y que también rueda con soltura fuera de la ciudad y si bien sin exaltar ninguna condición como sus rivales, resulta más sencillo ir rápido con el Captur (es más firme de suspensión), que con el Cactus, como también es más cómodo y despreocupado rodador que el Juke. Por todo esto, no debe ser casualidad las características de las mecánicas Diesel de cada uno de ellos.
El Nissan Juke y el Renault Captur parten del mismo bloque motor, el agradable 1.5 dCi de Renault, si bien en el caso del Juke, es la versión de 110 CV y la del Captur la de 90. Para remarcar aún más las intenciones de cada uno, el Juke cuenta con un cambio de 6 velocidades con un desarrollo final incluso algo más corto que el del Captur con 5 velocidades. Te puedes hacer una idea, que a la reactividad del chasis del Juke, le acompaña igualmente una respuesta de motor más inmediata y contundente. Su escalonamiento es una delicia en carretera de montaña, cómo no, pero en autopista puedes llegar a sentirlo corto de desarrollo, sobre todo si lo comparas con el solvente Cactus.
El refinado bloque 1.6 BlueHDi del Citroën (está fabricado en aluminio) rinde 100 CV y su suave cambio de 5 velocidades se acerca a unos generosos 60 km/h de desarrollo final, mucho más que el Juke, por lo que queda claro otra vez que es la mejor combinación para rodar cómodamente en carretera y sin faltarle una buena respuesta. El 1.6 BlueHDI resulta brillante desde bajo régimen y se basta de pocos giros para responder con fuerza. Esto también interviene en los consumos, con un sorprendente Cactus que consigue prácticamente cifras de récord. En ciudad, sus registros también asombran y eso que su motor 1.6 BlueHDI ha cambiado su excepcional sistema Stop-Start por alternador reversible que anticipaba la parada del motor por debajo de 20 km/h, por un sistema convencional, como el que montan Captur y Juke.
Ahora que ya sabes que la imagen de cada uno de ellos no engaña, ten finalmente en cuenta que la fila trasera del Juke es muy de coupé, estrecha, corta de altura y de incómodo acceso; que ahí detrás el Captur es un gigante, con su banqueta deslizable que permite modular el maletero y las plazas traseras según las necesidades. Y que el extrovertido Cactus renuncia a ventanillas convencionales y solo se abaten mínimamente. Así es la exclusividad, no necesariamente funcional.
