Cadillac ATS

Cargado de tecnología, equipamiento y, lo más importante, muy convincente en lo referente a dinamismo, el nuevo modelo americano de Cadillac desembarca en Europa con unos rivales bien definidos: las berlinas alemanas.

Cadillac ATS
Cadillac ATS

El Cadillac ATS es una berlina media totalmente nueva, con una longitud de 4,64 metros y enfoque lujoso. Su objetivo es rivalizar con los asentados Audi A4, BMW Serie 3 y Mercedes Clase C, aunque ofreciendo un equipamiento de serie superior y algo más de exclusividad por un precio similar. Cadillac espera que se convierta en su modelo de más éxito comercial en Europa, aunque no ha especificado sus previsiones de ventas. Tanto si lo consigue como si no, el hecho de venderse en nuestro continente es un buen reclamo publicitario para otros mercados de mayor volumen, concretamente el chino. Sin embargo, la poco extendida red comercial es su mayor punto en contra, sobre todo en España, donde actualmente hay sólo dos concesionarios oficiales. 

El Cadillac ATS estrena una de las arquitecturas más ligeras de General Motors (1.540 kg), así como un motor turbo de inyección directa de gasolina del que, con sólo 2 litros de cilindrada, han conseguido extraer nada menos que 276 CV. Es la única motorización que llegará por ahora a nuestro mercado, aunque a lo largo de la vida comercial del modelo también aparecerá un Diesel, del que los responsables de Cadillac no han precisado datos. 

Desde octubre está disponible en configuración de tracción total y propulsión, con cambios manual y automático, ambos de seis velocidades. Las versiones manuales cuentan con diferencial trasero autoblocante, elemento que, en el caso del automático, queda reservado únicamente al acabado superior Premium. Esta terminación, que es la que hemos probado pero en configuración manual, se beneficia de la aclamada amortiguación Magnetic Ride Control, que lee la carretera cada milésima de segundo y es capaz de ajustar la dureza de los amortiguadores en 5 milésimas. En cuanto al equipo de frenos, en todos los acabados se ha recurrido al fabricante Brembo. 

Nada más arrancar el coche se aprecia un alto nivel de refinamiento. El aislamiento acústico es digno de elogio y se mantiene incluso a ritmo de autopista alemana, que es donde ha tenido lugar la presentación del Cadillac ATS. La baja rumorosidad y la buena estabilidad consiguen que la sensación de velocidad sea mucho menor de la real, incluso a velocidades que en nuestro país serían de cárcel. Quizá el sistema activo de cancelación de ruidos y los soportes activos del motor tengan también algo que ver.

Se ha intentado dar al sofisticado cuatro cilindros la personalidad de un V6, y en parte se ha conseguido, sobre todo por la forma tan suave que tiene de entregar la potencia. La respuesta del turbo es muy inmediata, muy al estilo de los últimos 4 cilindros sobrealimentados de BMW, aunque son caballos tan lineales que no da la sensación de que tengamos 276 CV bajo el pie derecho. A velocidades muy elevadas es cuando mejor se aprecia todo su poderío, porque basta pisar a fondo en sexta, que no es excesivamente larga, y el empuje siempre está ahí, como si no hubiese resistencia aerodinámica. Hay mucho par disponible desde pocas vueltas (36 mkg de 1.700 a 5.500 rpm), por lo que no es necesario recurrir demasiado al cambio, que no es rapidísimo, pero sí preciso y con un tacto ligeramente duro y deportivo. Los desarrollos están muy bien elegidos. 

Por otra parte, la dirección eléctrica es agradable en maniobra, con un refinado tacto muy parecido al de una asistencia hidráulica. A alta velocidad no convence tanto, debido a que es algo blanda al comienzo del giro, aunque te acostumbras rápido porque no deja de ser precisa, además el bastidor da mucha confianza en todo momento por su buena puesta a punto. El reparto de pesos es prácticamente 50/50 y las reacciones del chasis en trazados revirados, muy progresivas y equilibradas. El coche es noble, ágil y eficaz, siempre reactivo a nuestras órdenes y con un límite dinámico alto. Realizando una conducción muy deportiva o en caso de provocarlo, ya sea a base de gas o de volante, el eje trasero no duda en insinuarse, pero de forma muy controlable y sin sobresaltos, ya que es fácil predecir todo lo que va a ocurrir. También sobre asfalto mojado progresa de manera impecable y con seguridad, lo que ha sido una grata sorpresa para nosotros. Efectivamente, se han tomado muy en serio la parte dinámica y se nota qué rivales tiene en el punto de mira. 

Por su parte, la suspensión Magnetic Ride Control consigue un alto nivel de confort sin perder eficacia, y con muy poco balanceo de la carrocería. Su compromiso entre comodidad y eficacia es perfecto en el modo normal, aunque se puede endurecer manualmente pulsando un botón.

El Cadillac ATS es relativamente ligero gracias al empleo de aceros de alta y ultra alta resistencia en puntos estratégicos, así como aluminio en el subchasis y torretas de suspensión delanteras, algunos componentes de la suspensión, capó y soportes de los paragolpes. Los soportes del motor son de magnesio y el depósito de combustible está realizado en material compuesto. Todo ello ayuda a lograr mayor eficiencia, al igual que una bomba de aceite de caudal variable en función de la demanda, o la reducción de fricciones internas. Pese a todo homologa un consumo medio de 8,6 l/100 km (8,2 l/100 km el automático, porque cuenta con desarrollos más largos), que no es mala cifra, pero es algo superior a la de sus rivales europeos.

Tanto el acceso al interior como el arranque se pueden hacer con la llave en el bolsillo, una de las muchas comodidades del Cadillac ATS desde el nivel básico Elegance, que ya es bastante completo. El acabado superior Premium probado añade un sinfín de elementos, entre ellos volante calefactado, asientos de cuero eléctricos, navegador, HUD, cámara trasera, aviso de salida de carril —mediante vibración del asiento— y reconocimiento de señales de tráfico. Como opción hay disponible un paquete de sistemas de asistencia que incluye frenada automática de emergencia, control de crucero adaptativo, control de ángulo ciego, sistema precolisión y un aviso de tráfico lateral trasero muy útil si hemos aparcado en batería y no tenemos visibilidad. 

Lo que más llama la atención es el sistema de pantalla táctil CUE (Cadillac User Experience), desde el que se centraliza, de manera más efectista que eficaz (no es tan rápido como quisiéramos ni tan intuitivo como los botones tradicionales), el control del climatizador, navegador, teléfono, sistema multimedia y conectividad. Cuenta con un sensor de proximidad que muestra más iconos al acercar la mano, como el nuevo Golf, además la pantalla es capacitiva y detecta varios dedos a la vez, de manera que permite, por ejemplo, hacer zoom en el mapa como en un smartphone. Los cuatro botones "físicos" son también táctiles —no se mueven al apretarlos—, incluido el volumen, que obliga a deslizar el dedo horizontalmente para regularlo, o a utilizar los mandos del volante. Para hacer más agradable su uso, cada vez que tocamos un icono o un botón se produce una "pulsación háptica". 

En lo que a habitabilidad respecta, es amplio, sobre todo en la zona delantera, en la que además hay vistosas superficies revestidas en símil-cuero con costuras, como el salpicadero y parte de la consola. La parte trasera está menos cuidada y es simplemente correcta, con peores acabados y una plaza central muy poco utilizable debido al voluminoso túnel central. Por último, el maletero resulta mejorable, no sólo por sus 381 litros, sino porque sus formas son poco regulares y dificultan un aprovechamiento óptimo. 

En definitiva, estamos ante un coche con mucha personalidad, técnicamente muy sofisticado y con mucho equipamiento. Distinto, pero no peor.

Aunque su motor no es tan explosivo como cabría esperar, en el apartado de comportamiento no tiene nada que envidiar a sus más duros rivales europeos. Es sin duda uno de los puntos fuertes que hacen más atractivo a este exclusivo modelo.2.0L RWD Elegance 41.205 €
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