Comparativa: BMW 218d Active Tourer vs VW Golf Sportsvan 2.0 TDi

Parecidos razonables en los que, se quiera o no, estamos ante una diferencia todavía insalvable: la imagen y peso de sus marcas, algo que probablemente distinguirá también a dos tipos de clientes: los que conducirán un Active Tourer y los que usarán un Sportsvan.

Raúl Roncero. Twitter: @Rron0_autopista. Fotos: AMS

Comparativa: BMW 218d Active Tourer vs VW Golf Sportsvan 2.0 TDi
Comparativa: BMW 218d Active Tourer vs VW Golf Sportsvan 2.0 TDi

Viven rodeados por compactos, berlinas en sus diferentes formatos y SUV dentro de sus propias marcas y, en el caso de VW, incluso por un auténtico monovolumen como el Touran. Pero está claro que no están de más: dentro de VW, Sportsvan es líder en compacidad/funcionalidad, mientras que BMW racionaliza precio/polivalencia. En realidad estamos ante dos gotas de agua en una de las pocas categorías en las que Audi no entra en juego –como sabes, Mercedes acaba de renovar su Clase B–, pero a su vez, especializados en diferentes campos, uno más en el de usuario; el otro, en el de cliente de marca. Uno en el cómo, otro en el cuánto. 

Multiposibilidades

BMW 218d Active Tourer - VW Golf Sportsvan 2.0 TDiTienen mérito ambos coches porque, salvando que carecen de asientos traseros individuales, ofrecen posibilidades de espacio interior y capacidad de carga semejante a un monovolumen de verdad de tamaño parecido, con la ventaja de una altura de carrocería más reducida que debería redundar en un comportamiento de buen turismo. Punto teóricamente fuerte del BMW. Entiendo que no hace falta entrar en detalles técnicos de su nueva arquitectura de tracción delantera en la que BMW parece seguir utilizando componentes de primera clase. Eso que no se ve, pero se siente: impecable calidad de bacheo y, para lo bueno y para lo malo, sensación de coche mayor, en proporciones, que un Sportsvan al que no le falta aplomo. Tacto de apisonadora en autopista y carretera abierta para el BMW, pero con superior sensación de inercias y kilos cuando el trazado deja ser amplio y recto, donde el coche de VW se desenvuelve con mayor equilibrio general. Y no es, precisamente, agilidad lo que le falta al Active Tourer, sino fluidez, obligándote a marcar bien dónde y cuándo girar, y cuándo y cuánto acelerar.

El Sportsvan es, sencillamente, un Golf. Puro equilibrio, su tren delantero también guía y digiere mejor la potencia del 2.0 TDi que el Serie 2 la del 18d, con evidente participación electrónica en su comportamiento de la mano de un Performance Control y control de estabilidad que también parecen estar implicados en contener el cabeceo de la carrocería aplicando una ligera acción sobre los frenos en determinadas circunstancias, algunas en línea recta: al superar una junta de dilatación, por ejemplo, puedes llegar a sentir un leve pero desconcertante freno al avance. Sobre su tren trasero recae también esa cierta falta de claridad de reacciones, inicialmente por amplitud de movimientos de carrocería; luego, porque pretende incidir cierta capacidad de giro.   

BMW, por motor

BMW 218d Active Tourer - VW Golf Sportsvan 2.0 TDiAmbos propulsores son soberbios y hacen a sendos coches rapidísimos, aunque siento al BMW más vivo de reacciones al acelerador, probablemente por efecto de unos desarrollos de cambio algo más cortos y cerrados que han permitido mejorar los ya de por sí excelentes registros de recuperación del Sportsvan. Pero también, por su acústica y tacto general me quedo con el BMW, tan bueno como el 2.0 TDi para mover largos desarrollos desde bajas vueltas, pero con mucha más "chsipa" una vez que superas el medio régimen con intención de escalar hasta más allá de 4.000 rpm. El rearranque del  Stop&Start es bastante más fino que los BMW con su arquitectura tradicional, aunque el de VW logra pasar bastante desapercibido. Y sobre las cajas de cambio, la nueva de BMW para esta arquitectura tiene un manejo claramente más rápido y deportivo que el resto de manuales de la casa, aunque con un enclavamiento en su primera relación que te llega a hacer dudar que los dientes están debidamente engranados. Normalita la de VW, no es de las que apetecen usar, pero difícilmente se falla una marcha. Respecto a los frenos, aunque impecable la reacción de sus chasis al pisotón de emergencia, los de VW ofrecen desde el primer segundo mejor mordiente, dosificación y superior resistencia, fruto, seguramente, de un equipo de mayores proporciones.

Ambiente de primera en el BMW, tanto por diseño como aspecto y calidad de materiales, aunque la especialidad de VW no está tanto en la forma sino en la función, empezando, desde fuera, por una línea de techo que se prolonga para facilitar el acceso, y luego, ya dentro, por infinidad de pequeños grandes detalles que hoy por hoy se le escapan de las manos al Activer Tourer. Ya con mediciones de una versión con asientos traseros deslizantes —13 cm de recorrido frente a los 18 del VW—, cubicamos un maletero de entre 360 y 430 litros con la segunda fila en sus dos extremos, cifras a las que hay que añadir 93 litros de una superficie bajo el piso que, por diseño de su tapa, hay que contabilizarla como independiente: idéntica solución tiene VW, pero su tapa la puedes ubicar en el fondo y llevar dentro del vehículo, cuando la del BMW, por sus dimensiones, la tendrías que dejar en casa. De 440 a 575 litros es el volumen total aprovechable de un Sportsvan que también ofrece no ya más centímetros en las plazas posteriores, sino soluciones mejor llevadas a cabo para el transporte. Por ejemplo, la tapa que cubre el equipaje del Active Tourer es demasiado corta y deja un hueco bastante grande entre los asiento, aún cuando éstos estén en su posición más retrasada; sus posibles regulaciones de respaldo posterior son o exageradamente verticales o excesivamente inclinadas; y por diseño de la banqueta, la plaza central es una mera anécdota. A cambio, su portón trasero es eléctrico y sus respaldos se tumban a golpe de un botón con mecanismo eléctrico..., aunque el diferencial a favor del VW sigue siendo el precio a semejanza de motor y equipamiento; o equipamiento a igualdad de precio.

En pocas palabras

BMW 218d Active Tourer - VW Golf Sportsvan 2.0 TDiAceleración: Dobles parejas. Rapidísimos los dos, idéntica capacidad de aceleración aunque la repuesta del motor BMW parezca algo más enérgica, como lo demuestra su capacidad de recuperación.

Frenada: Discos de mayores dimensiones y pastillas que parecen responder mejor en frío en el Sportsvan que el equipo de BMW. Constante capacidad de deceleración en ambos, con ejemplar estabilidad durante todo el ejercicio. 

Sonoridad: Altos niveles de ruido desde 140 km/h a causa del roce del aire: a esa velocidad el ruido es mayor que en Serie 3 o Passat actual a igualdad mecánica, pero a 160 km/h.

Adelantamientos: Mucha fuerza y elasticidad en ambos motores para poder hacerlos girar en marchas largas a poco más de 1.600 vueltas. Por desarrollo, el Active Tourer toma la delantera, aunque ambos ofrecen una capacidad de recuperación excepcional.

Potencia y par: Buenos entre los buenos. Lástima no haber podido "leerle" el rendimiento al motor de BMW, aunque en vivo demuestra seguir conservando su habitual capacidad para subir más y mejor de vueltas, mientras que VW apuesta por una respuesta más plana.

Consumos: En tablas. Grandes motores en volumen y potencia para mover voluminosas carrocerías. Excepcionales cifras en carretera, pero sólo buen valor medio al añadir la ciudad.

Dimensiones y peso: VW saca más partido al interior del Sportsvan, y no sólo en centímetros, sino en facilidad de uso o en esos detalles que hacen monovolumen a un monovolumen. Idéntico, tanto el peso a mover como el porcentaje de kilos por eje.