Hoy, este Audi S8 equipado con los frenos carbocerámicos opcionales frena en nuestras mediciones estandarizadas en apenas medio metro menos de distancia que el anterior S8 equipado con el V10 atmosférico de 5,2 litros y frenos de serie. Aún con un complejo sistema de reducción activo de ruidos y vibraciones, su sonoridad a 140 km/h es incluso mayor que ese S8 de segunda generación. Y la nueva carrocería tiene el mismo coeficiente aerodinámico que la primera serie, carrocería ya con veinte años a cuestas... pequeños detalles que ponen en evidencia lo difícil que resultar superar ciertas barreras, salvo que hablemos y comparemos eficiencia, rendimiento o comportamiento.
Del doble a la mitad
Porque también hoy, esta segunda entrega de la tercera generación del S8 –con raíz en 2012– acelera de 0 a 100 km/h o adelanta de 80 a 120 km/h en la mitad de tiempo que los primeros S8 de 360 CV, por coger un par de referencias relacionadas con la velocidad de cada coche. Pero lo hace consumiendo exactamente la mitad en ciudad –entonces se superaban los 20 litros de media– o en carretera. Vale, un S8 no es sólo motor y comportamiento... O sí, para eso están el resto de los A8, con su inmenso lujo, destellos de calidad e impresionante equipamiento. Así que volviendo al motor, lo mejor de todo el trabajo que hay detrás de él es que también ha llegado a las grandes series en coches de mayor volumen. Otros Audi, Volkswagen o Seat ofrecen también sistemas de desconexión de cilindros para emitir menos CO2 a la atmósfera como el que equipa desde el año 2012 este motor. Te podrá chocar que, en este momento, lo que más me ha impresionando de este S8 con sus 520 CV es poder desplazarme a ritmo legal de autopista con consumos de entre 9 y 10 l/100 km... empujado sólo por 4 de sus 8 cilindros con un ciclo de explosión 1-4-6-7, giro que el S8 armoniza mediante unos especialísimos soportes de motor activos y compensadores de ruido a través de cuatro micrófonos en el habitáculo y el equipo de audio. Pero bastan 300 milisegundos para que los otros cuatro cilindros salgan de sus estado de invernación volviendo a hacer operativas sus válvulas de admisión y escape y que lo que te catapulte hacia el horizonte sea una fuerza de más de 66 mkg procedentes del motor biturbo. Y es entonces cuando se destapa la otra cara del S8, la de siempre.
Bentley también ha estado detrás de este motor de extrema compacidad –49,7 cm de longitud– gracias a sus nuevas culatas con el "lado caliente" en el interior de la V, de donde sale y entra toda la tubería que conecta turbocompresores –dobles, Twin Scroll– y colectores de escape. Gracias a él, el S8 se permite el lujo de entrar en la lista de los 15 coches más rápidos que han pisado nuestra pista de pruebas... y qué manera de entrar. Porque el S8 pasa de deslizarse sobre el asfalto, como coche de lujo que es, a apisonarlo cual híper-deportivo. En ese momento el motor exige lo máximo de las transmisiones y los sistemas de tracción y ofrece, de un lado, una estabilidad y aplomo a alta velocidad como difícilmente puedas sentir en otra que cosa con ruedas que no se el AVE. Por otra, conseguir no ya una eficacia entre curvas difícil de asimilar en un coche de su tamaño, sino que además el conductor tiene una percepción de confianza tal que puedes llegar a creer que el S8 no encuentra los límites a su paso.
Oruga y lapa
Mucho mejoró la tracción total en cuanto a fricciones a baja velocidad y tacto de conducción, priorizando la agilidad hacia un eje posterior que, en los S8, llega combinado de serie con un diferencial deportivo. Perdóname que te lo diga así, pero disfrutarlo y sacarle todo lo que es capaz de ofrecerte su chasis es cosa de tener valor, porque la mejor manera de aprovechar un esquema de transmisión y diferenciales así es teniendo y aplicando la suficiente potencia que los haga trabajar a destajo para lograr la distribución de fuerza por tren más adecuada en cada caso. Así que, allí donde no puedas trazar a favor aprovechando la visibilidad y anchura de la carretera, tienes en el acelerador una gran ayuda para que el S8 siga el camino descrito por su dirección dinámica. Cierra el círculo una suspensión de calidad y eficacia suprema, regulada por un conjunto neumático de dureza variable encargado de que el S8 sea capaz de rodar entre algodones o mantener a raya oscilaciones de carrocería sin apenas ceder un ápice de su calidad de rodadura. De nuevo, todo un S8, un equilibrio entre lujo y deportividad que la marca viene perfeccionando desde hace casi dos décadas.
Volvemos al inicio, a esas distancias de frenado ya difíciles de recortar si no llega de golpe otra generación de neumáticos, y eso que nuestra unidad venía con los opcionales de 21 pulgadas. La razón por la que los opcionales frenos carbocerámicos cuestan más de 11.0000 euros no es otra que su infinita resistencia. Mejorados, ofrecen hoy mordiente desde el momento de arrancar cuando antes los primeros minutos de circulación generaban ciertas dudas, pero encuentran su punto óptimo tras adquirir temperatura hasta el punto de requerir una modulación exquisita. Igualmente, no habrá una clara mejora en la cantidad de ruido, pero sí en su calidad, donde el S8 representa fidedignamente a una berlina de lujo. Tanto como quieras invertir en sus muchas opciones, según qué plazas vayas a ocupar.
En pocas palabras
Aceleración: Menos de 4 segundos en el 0-100 km/h deja claro su nivel. Lo que no hacen muchos es seguir empujando desde 200 km/h en adelante como él.
Cambio: Magnífico Tiptronic, suave pero rapidísimo. Octava marcha de desahogo mecánico que sus más de 66 mkg de par no tienen mayor problema en mover.
Frenada: Discos compuestos con 400 mm que rinden bien desde frío y no presentan síntomas de fatiga en carretera. Para ciudad, exceso de mordiente.
Consumos. Gasta como un deportivo a ritmo de deportivo, pero hay mucha tecnología implicada en el ahorro de combustible para que, este S8, necesite menos de 10 l/100 km.
Adelantamiento: Rapidísima capacidad para cambiar de ritmo gracias al descomunal poderío, ya venga el empuje por potencia o por par a bajas vueltas. El cambio hace el resto con su buena gestión en todos sus modos.
Habitabilidad y peso: Ser ligero... O parecerlo. Más de dos toneladas a cuestas que no lo parecen por cómo se mueve lo que puede llegar a gastar para su potencia. Dentro, coche orientado para que sólo cuatro viajen a lo grande.
Potencia y par. Compacto motor para su su cilindrada y sofisticado sistema de sobrealimentación y distribución. Se manifesta tal como utilices el acelerador, con elegancia, o con una radicalidad extrema.
Sonoridad. Bonito sonido del V8 que llega, a mi gusto, excesivamente filtrado, pero es que el S8 es, además, un gran coche de lujo. En modo 4 cilindros, el equipo de audio embellece la acústica de forma virtual.
Maletero. Entiendo que entrando cuatro bolsas completas de palos de Golf podría ser más que suficiente para el potencial comprador. Para sus dimensiones, 450 litros no es demasiado volumen.