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Nissan Juke 1.5 dCi

Desde hace poco, el Juke disfruta de una mecánica Diesel que lo complementa tanto en lo emocional, como en lo funcional. Buenas prestaciones, buen agrado de conducción y buenos consumos para una imagen rompedora.

Nissan Juke 1.5 dCi
Nissan Juke 1.5 dCi

Era noviembre del pasado año cuando el exótico Nissan Juke nos deslumbraba... a falta de un motor más resolutivo que el bloque atmosférico de gasolina 1.6 de 117 CV que probamos. Estrena ahora un 1.5 dCi de 110 CV con el marchamo de Renault que, obviamente, anda más y mejor y consume menos. Mil setecientos euros más caro y una acústica más fea es el precio a pagar por una versión más apetecible por su rodar. No ofrece las prestaciones que quizás su imagen sugiere (eso es responsabilidad del 1.6 Turbo de 190 CV con posibilidad de sumar una tracción integral), pero sí un dinamismo y solvencia para disfrutarlo también al volante.

El pequeño bloque Diesel 1.5 dCi se acompaña de una caja de 6 velocidades con desarrollos muy ajustados (va ligerísimamente más corto que un Renault Clio equivalente) que conforman un grupo propulsor muy voluntarioso, principalmente en los cambios de ritmos, donde este Juke se recupera francamente bien en todas sus marchas. Cuando en otros coches la 6ª se configura como una marcha de desahogo, en el Juke dCi hemos llegado a leer, sin que nos fuera la vida en ello, 4.000 rpm, su régimen de potencia máxima, en 6ª velocidad, por lo que nos podemos hacer una idea de lo que pueden cundir sus 110 CV de potencia.

Esta ágil respuesta de motor condiciona otros aspectos
. Si en ciudad y carretera sinuosa de doble sentido se agradece su plus de espontaneidad al acelerar, en autopista terminamos por sentir que este Juke va algo corto de desarrollo, con lo que esto significa en acústica mecánica y consumo. Además, en referencia al primer síntoma, el agradable bloque 1.5 dCi ya no resulta un ejemplo en finura y sonoridad como en su día sí lo fue, y creemos también que, por ejemplo, el propio Nissan Qashqai de Nissan está mejor insonorizado que el Juke, por otra parte algo lógico cuando tratamos con coches de diferentes categorías.

Respecto a los consumos, éstos son sólo relativamente buenos, porque un mismo Clio 1.5 dCi 110 CV gasta hasta un litro menos en carretera. No podemos pasar por alto, y nunca mejor dicho, que la altura del Juke y su mayor peso frente a un utilitario convencional también pasa factura.

Tan ágil de motor es este Juke, como ágil es su bastidor. Aquí no hay duda que pisa como su imagen sugiere. Es un cochedirecto de dirección (eléctrica de muy buen tacto), que gira y apoya rápidamente, con poco volanteo y balanceo y que transmite una sensación de guiado fácil y natural. Ni por su altura resulta un coche aparatoso llevado entre curvas, aunque también es cierto que parece que se ha tenido claramente en cuenta al conductor más entusiasta, porque acercándose a sus límites, los controles electrónicos (de tracción y de estabilidad) se muestran muy permisivos y el Juke no disimula una zaga claramente participativa en curva si así lo deseamos. 

Esta viveza puede tener una doble lectura y una de ellas es reflejo del diseño deportivo del Juke. También frena muy bien, en distancias muy cortas. Por todo lo comentado, resulta más divertido plantearse los viajes en Juke por viradas carreteras interiores, antes que por despejadas autopistas nacionales.

Mecánica al margen, el Nissan Juke parece un ejercicio de estilo de salón llevado tal cual a la calle, con ciertas concesiones incluidas. Su propuesta como alternativa al utilitario convencional está cargada de originalidad estética y también de funcionalidad si aprovechamos sus, porqué no, cualidades de SUV para introducirnos con moderación pero con convicción porcaminos forestales. Su mayor altura de plataforma lo permite y esta característica también es un argumento de ergonomía para quien valore ir sentado sobreelevado, principalmente en la ciudad.

El conductor se sentirá a gusto en un puesto de conducción muy cuidado desde la perspectiva de sentirse conductor, si no echa en falta la regulación de profundidad del volante. El tacto mecánico es muy bueno, la ubicación de la palanca de cambios, los asientos, etc. Sin disimulo, manda el ambiente deportivo sobre otras cuestiones y el espacio interior lo paga. Las plazas traseras son algo pequeñas y el acceso dificultoso, y también la sensación es de disponer de un habitáculo más pequeño que en un utilitario tipo Clio, éste 14 cm más corto que el Juke.

Su «miniaturizado» maletero también sufre las consecuencias de su couperizado diseño y seguramente de una plataforma que preparada para disponer de tracción integral, robe espacio al propio maletero. Es cierto que bajo su falso piso ofrece otros60 litros, pero no son utilizables para volúmenes grandes como bolsas o maletas. Mejor resuelto está su cortinilla, que solidaria al portón, no precisa ser retirada cuando accedemos al maletero. Como peor resuelta está la visibilidad posterior, condicionada por su transgresor diseño.

Remata su atrevimiento con un display que modifica la función de cada mando. Presionando la tecla Climate, los mandos gobiernan las funciones de la climatización. Y cambian a tres modos de conducción (normal, sport y eco) si seleccionamos D-Mode. En este campo, se actúa sobre la asistencia de la dirección (apenas palpable) y climatización para adaptar estos parámetros a la conducción. Es cierto que tiene más de diseño que de práctico, pero el Juke es ante todo un ejercicio de estilo con prioridades muy definidas.