Me cuesta ponerme en tu pellejo, porque somos cinco en casa y eso podría ser un hándicap para el Golf "normal", aunque lo intentaremos. Pero meterle aquí junto al Variant y el Sportsvan supone tener que jugar en la liga de los Golf de orientación más familiar. Poder, puede; todo dependerá de tus necesidades y, probablemente, de las actividades que pretendas realizar. Las presentaciones, cortas: motor 1.6 TDi para los tres, con las diferencias que puedes ver en las fichas técnicas –el Sportsvan emplea la versión de 110 CV, pero las especificaciones del coche no son de Bluemotion puro–, mismo cambio manual en todos los casos –DSG/7 por 1.880 euros adicionales– y nivel de acabado Advance, con equipamiento semejante en los tres.
Son pocas las opciones que no son compatibles en las tres carrocerías, una de ellas, el nuevo Exit Assit, un nuevo asistente para "desaparcar" con seguridad, de momento exclusivo del Sportsvan, así como el respaldo del acompañante delantero totalmente abatible que sólo él puede montar. Por el contrario, en esta carrocería aún no está disponible la amortiguación variable DCC en combinación con el motor TDi/110 —sí con el 2.0 TDI—, aunque pese a ser el modelo con mayor probabilidad de ir más cargado que el resto, creo que es al que menos falta le hace dada la puesta a punto de serie, algo de lo que más adelante hablaremos.
Al menos para mí, tiene valor añadido el coche que me proporcione el mayor volumen interior con el menor tamaño posible –dentro de unos límites—, y el Sportsvan supone en este trío de Golf el punto de equilibrio toda vez que su longitud es tan sólo 8 cm mayor que la del Golf de 5 puertas, pero 22 cm menor que la del Variant. Éste mantiene la batalla inalterada respecto a la berlina, algo que no sucede en el nuevo "pseudomonovolumen" de VW –suma 4 cm adicionales de distancia entre ejes—, característica que contribuye positivamente no sólo en el espacio, sino también en la dinámica. Porque aunque con 158 cm de altura –13 más que la berlina y 10 que el Variant–, en la conducción de los tres coches es mucho más evidente el largo voladizo posterior de la carrocería familiar, especialmente al viajar con carga, que la superior altura del Sportsvan.
Tres son multitud. No hay compacto que asimile bien tres pasajeros en las plazas posteriores y el Golf no es la excepción, bien por su prominente túnel de transmisión —Civic o Auris son los que mejor resuelven este aspecto–, bien por anchura de carrocería, aún cuando el Golf no va mal servido en su categoría, aunque el Sportsvan se cobra una ventaja de 3 cm que son un mundo en esta medición –en formato monovolumen compacto, los mejores llegan a 146 cm y la media está por encima de 141 cm– , aunque no se libra de un asiento central trasero con límites más estrechos que lo otros dos. Por su altura de techo, pero también de asientos, se entra con más facilidad en el Sportsvan que en las otras dos carrocerías –aún cuando sus puertas no tienen un ángulo de apertura claramente mayor–, y por el mero hecho de viajar más alto y erguido –pero con el techo todavía muy lejos– el espacio para piernas cunde mucho más en este formato, aunque como punto de partida el Sportsvan ofrece una longitud de habitáculo mayor: 4 cm más de espacio para piernas que los otros dos Golf –con muy buena cota en su categoría, por cierto– y, como colofón, 18 centímetros para adelantar los asientos traseros en dos secciones asimétricas —hay tres particiones para los respaldos—. Llevarlos a los extremos implica restringir las plazas traseras prácticamente a niños, pero adelantarlas entre 8 y 10 supone poder seguir viajando con desahogo y aumentar considerablemente el espacio de carga, punto fuerte del Variant entre sus semejantes y, precisamente, el débil del Golf de 5 puertas entre los suyos.
He visto hacer milagros a las puertas del Ikea, donde un Golf Variant sería un caramelo. Habría que empezar a borrar de la lista al Golf de 5 puertas y rescatarlo cuando hablemos de otros aspectos, aunque seguro que conoces fórmulas para llevar puntualmente bicis y más bultos de los que caben en el maletero mediante accesorios, pero eso es algo que debe valorar cada uno. Independientemente de diseños, precios y de los respectivos volúmenes de carga, creo que sobre el Sportsvan, el Variant presenta dos ventajas, una salvable y la otra no. La primera, porque su maletero, manteniendo operativos los cinco asientos, es más profundo –94 cm en la base inferior– aunque ya sabes que los puedes igualar si mueves los asientos traseros; la segunda, fruto de su mayor longitud, que la plataforma de carga con los asientos traseros abatidos es significativamente mayor. El Sportsvan, sin embargo, tiene una boca de carga 3 cm más ancha y 7 más alta, además de un diseño posterior menos inclinado para cuando toca aprovechar toda esa superficie que queda por encima de los cristales, aunque si consideramos ese volumen, también es cierto que la carrocería familiar es la que más posibilidades ofrece.
Empate técnico. El motor 1.6 TDi mueve a los tres Golf honestamente, aunque por encima de todo destaca más la suavidad de marcha y la elasticidad que la agilidad. Pero que no ganen velocidad rápidamente no quiere decir que no mantengan cómodos cruceros de viaje sin que la orografía del terreno pase factura, incluso con el coche cargado. Sí es cierto que, tanto el ruido mecánico como el de rodadura, resulta inferior en el Sportsvan, quien además parece aportar un punto extra de refinamiento sobre los otros dos Golf.
Creo que no es la primera vez que hablamos del excelente comportamiento del Golf, siempre matizando que la amortiguación de serie de los Golf de 5 puertas resulta demasiado flexible, mientras que en el Variant el punto de confort lo consigues cuando llevas algo de carga en el maletero o viajas con algún pasajero en el eje posterior, aunque por el contrario también percibes esas inercias. Aunque al viajar mas alto el balanceo parece mayor, apostaría a que el Sportsvan ofrece un tarado con menos extensión y que logra recuperar mejor la carrocería que los otros Golf, contribuyendo enormemente a sentir a este casi monovolumen tan consistente como un coche más bajo, con gran precisión de trayectoria y, nuevamente, sintiendo que también rueda, si no más, sí mejor filtrado del asfalto.
La llave. Partiendo de un Golf de 5 puertas, llegar al Variant cuesta 710 euros, y pasar de éste al Sportsvan supondrian otros 900 euros adicionales. Parece claro que tus necesidades de espacio de carga determinarán si dejas fuera de juego al Golf de 5 puertas o, en su defecto, si no te planteas el Variant, así que en el medio encontrarás la virtud: el Sportsvan, por dinamismo, confort y capacidad de transporte, es el producto con mejor equilibrio.
Aceleración: Potencia y peso. Tal vez, la mayor potencia del Sportsvan le hagan ser, aunque sólo por décimas, el ganador. El Variant, por poco, es el más pesado, pero en todo caso las diferencias son mínimas.
Frenada: Matices. Idéntico equipo en los 3. Misma rueda en Golf 5p y Sportsvan, así que, salvo por ajuste de repartidor o hundimiento de carrocería, nada justifica diferencias.
Sonoridad: ¿Por altura? Penalizados los dos Golf "bajos" a 50 km/h, tal vez por alguna molesta resonancia que alarma al sonómetro y se deja escuchar. En marcha, mejor aislado el Sportsvan.
Adelantamiento: Clones. Mismos desarrollos, y curvas de rendimiento casi calcadas. Muy bien cumplen en este ejercicio aunque, si necesitas ganar rápidamente velocidad, deberás usar el cambio.
Potencia y par: Mismo bloque, ajustes diferentes. Hablamos del Sportsvan, cuya versión de 110 CV al final acabará llegando a todos los Golf sin necesidad de ser estrictos Bluemotion. Todos, eso sí, han cumplido, especialmente en un par máximo con cerca de dos valiosísimos mkg extras sobre los oficiales en las versiones de 5 puertas y Variant.
Consumos: Buenos entre los mejores. Las cifras siguen siendo buenas y las diferencias constantes incluso con el coche cargado... Esta variable no te sacará definitivamente de dudas.
Dimensiones y peso: Equilibrista o en equilibrio. Lo que le falta al Golf de 5 puertas para ser un buen compacto es maletero. A los otros les sobra un túnel central demasiado intrusivo en la plaza central