Prueba: Volkswagen Polo WRC, el campeón

No es exactamente el coche de Ogier con el que Volkswagen ganó el campeonato WRC el mismo año de su debut, pero con él, la base que sirve para el modelo de carreras, puede que te sientas como el mismísimo piloto francés, dominando a toda la competencia.

Raúl Roncero. / Fotos: Israel Gardyn

Prueba: Volkswagen Polo WRC, el campeón
Prueba: Volkswagen Polo WRC, el campeón

Tendría 99 razones para recomendarte un Polo WRC si buscas un buen deportivo. Pero hay una que echaría por tierra todas las anteriores: su precio. Por bastante menos dinero podrías comprarte todo un pedazo de Golf GTi que, además de ser en realidad igual o incluso más rápido, es más cómodo, exclusivo y tiene más equipamiento. Pero eso no quita para que, entre los de sus especie, este nuevo Polo WRC  demuestre ser tan campeón como lo ha sido en su verdadera especialidad, los rallyes. Sí, sabemos que nada tiene que ver uno con otro, que la verdadera razón de ser de esta versión es poder homologar el auténtico Polo de carreras fabricando un mínimo número de versiones, con determinadas especificaciones, de las que realmente deriva el coche de competición — en concreto, 2.500 unidades de calle—. Así que permítanme que discrepe de este intercambio de laboratorios calle-competición, competición-calle.

 

Llegaron los 1.6 litros turboalimentados a esta modalidad —igual que ahora lo hacen a la Fórmula 1— como  extrapolación del mundo real, de la miniaturización mecánica de la que muchos fabricantes hace años vienen presumiendo, pero para el Polo WRC de calle le llueven los caballos, si también me lo permitís, a la antigua usanza, gracias a un gran motor de, hoy en su categoría, gran cilindrada. Porque el 2.0 TSi de 220 CV no es otro que de los "antiguos" GTi, los de sexta generación, magníficos hasta que los nuevos con inyección directa/indirecta —como el que lleva en nuevo Golf GTi— han mejorado rendimientos, respuesta o consumos/prestaciones, aunque hoy sigue siendo todo un superdotado, más aún en un coche del tamaño y peso del Polo.

 

Llega reposicionado en el vano motor del Polo, sobre unos largueros que han debido ser modificados para que el de competición cumpla con todos  requisitos de homologación. Y cómo no, es indiscutible protagonista porque por su tacto, nervio y empuje te va a proporcionar sensaciones y prestaciones a raudales. No desborda al Polo por completo, pero te va a exigir mimar cuanta cantidad de acelerador aplicas en cada caso si pretendes que toda la caballería sea debidamente transmitida al suelo, así que también tendrás que esmerarte con el cambio, exclusivamente manual en esta versión. Y aquí es donde reside la mayor ventaja de su "gran" cilindrada ya que podrías utilizar una o incluso dos marchas más de las que te pide el cuerpo para negociar determinadas curvas.

 

Más que rápido

En recta, abre gas y sentirás el empuje de un auténtico obús, más aún cuando se ha acentuado el efecto turbo de este motor a costa de perder algo de elasticidad a bajas vueltas. Resulta aplastante la mejora de esta versión sobre el Polo GTi con motor 1.4 y 180 CV prestacionalmente hablando —claro está, a costa de mayor consumo—, pero mayores son las diferencias de motor para abajo, las de chasis y comportamiento cuando realmente te propongas explorar tanto motor a fondo. Porque salvo sus carencias en motricidad, la puesta a punto del Polo no sólo es exquisita, sino que, a diferencia del Polo GTi, no encontrarás síntomas de degradación que con aquel te obligaban a bajar el ritmo. Algo más ágil de su tren posterior, resulta también por tanto más reactivo a los cambios de apoyo, pero nunca crítico. Y su potencial de frenada te va asegurar confianza absoluta en el tramo a tramo. Una verdadera joya para quien sepa apreciarlo y valorarlo en su justa medida.

 

En pocas palabras

Aceleración: Entre sus semejantes no corre, vuela, pero siempre y cuando abras gas con las ruedas rectas. Crítica capacidad de tracción.

 

Cambio: Exclusivamente manual, podría haber algo más de trabajo en él para lograr recorridos más cortos y mayor precisión de recorridos.

 

Frenada: Bajando de 70 m demuestra dominar la materia. Excelente al límite, mejor aún su tacto y modulación de pedal.

 

Consumos: Buen motor, pero no para competir, en consumo, con los más pequeños y menos potentes 1.6 litros de la categoría.

 

Adelantamiento: Cilindrada y potencia se dan la mano para empujar como un rayo desde medio régimen en adelante, pero ojo a sus bajos "bajos".

 

Volkswagen Polo WRC. Ficha técnica
MOTOR  
Situación  Delantero transversal
Nº de cilindros  4 en línea
Cilindrada  1.984 cm³
Cotas  71 x 75,6 mm
Bloque/culata  Fundición/aleación
Distribución  Doble árbol de levas
  en cabeza con 4
  válvulas por cilindro.
  Variadores de fase y
  admisión variable
Alimentación  Inyección directa,
  turbocompresor
  e intercambiador
  térmico
Combustible  Gasolina 95 sin
  plomo
Compresión  10,5:1
Potencia máxima  220 CV CEE entre
  4.500-6.300 rpm
Par máximo  35,7 mkg CEE entre
  2.500-4.400 rpm
TRANSMISIÓN  
Tipo  Tracción delantera.
  Cambio manual de 6
  velocidades
Embrague  Monodisco en seco
BASTIDOR  
Susp. delantera  Indpendiente
  McPherson con
  tirante inferior
Elem. elástico  Resorte helicoidal
Estabilizadora 20,0 mm de Ø
Susp. trasera  Ruedas tiradas por
  eje torsional
Elem. elástico  Resorte helicoidal
Estabilizadora  No tiene
Frenos delanteros  Discos ventilados de
  310 mm de Ø
Frenos traseros  Discos ventilados de
  254 mm de Ø
Dirección  Cremallera eléctrica
Neumáticos  215/35 R18
Llantas  7,5 x 18 pulgadas
RENDIMIENTOS OFICIALES  
Velocidad máx.  243 km/h
Acel. 0-100 km/h  6,4 s
Consumo urbano  10,1 l/100km
C. Extraurb.  6,0 l/100km
C. Mixto  7,5 l/100km