Si ya has puesto la mirada en un monovolumen, enhorabuena: tu vida cambia por completo. Seguro que crece tu familia, necesitas más espacio y, ya lo verás, también habrá giro en tu estilo de conducción. Se acabó eso de subir un puerto como si fueras de carreras y más te vale evitar toda brusquedad. Primero, porque la parentela protestará, pero, también, porque el propio coche, con más volumen y alto centro de gravedad, te pedirá menos agresividad.
Pues bien, fijarte además en un monovolumen híbrido como este Toyota Prius (hoy por hoy pionero y el único que representa esta alternativa), supone todavía un paso más en la afinación del conductor si se desea obtener de él no sólo la respuesta óptima, sino también buen agrado de uso. Puede así que, ya metido en ese proceso de conversión familiar, resulte más sencillo, pero conviene tenerlo claro porque, además, éste no es un Toyota Prius más al uso.
De Prius a Prius
Si ya con el lanzamiento de la última y tercera generación Toyota Prius coincidimos en que, por fin, la berlina híbrida por excelencia ganaba naturalidad para acercarse al turismo convencional, el Prius no alcanza hoy aún esa fase. Normal, siendo el estreno.
La explicación la encontramos en su sistema híbrido, un motor gasolina 1.8 de 98 CV que, sumado a un propulsor eléctrico capaz también de mover por sí sólo al vehículo, puede rendir en total 136 CV. Exacto al de la berlina, y también al del más pequeño Auris híbrido, se echa de menos aquí una adaptación similar a la realizada para el Yaris, que montó un conjunto más reducido para mover un coche menor.
Esta vez tocaba al revés, un conjunto mayor pues los 150 kg que pesa de más en nuestra báscula este Prius , sumado a su mayor altura de carrocería y peor aerodinámica (Cx de 0,28 en vez de los 0,25 del Prius), se dejan sentir. Preguntados, sus ingenieros abren la puertaa una próxima versión superior, pero a medio plazo. Antes, se conforman con alargar ligeramente el desarrollo de su transmisión variable continua e-CVT para que multiplique más la fuerza de los motores.
Cambio de chip
La consecuencia es que, pese al buen comportamiento general del Toyota Prius , un monovolumen menos aparatoso incluso que muchos de sus rivales y con unas suspensiones relativamente cómodas (lejos quedan hoy aquellos primeros Prius muy secos), en carretera obliga a circular con mucha suavidad si queremos evitar molestos «sobre-regímenes», mayores que en el Prius berlina.
Y es que, todo el refinamiento que muestra el Toyota Prius rodando a velocidad estabilizada, se pierde en aceleración. Y la necesita continuamente, porque, para sus grandes posibilidades de carga, su potencia resulta justa incluso en un modo «Power» más instantáneo, y no sólo ante el repecho, sino también en la necesidad de ganar velocidad: recordemos que los 136 CV son puntuales, y que agotadas baterías nos movemos en 100 CV gasolina para un coche ya grande.
Tocará así en el Toyota Prius rodar en cuanto se pueda «a vela» para obtener unos buenos consumos que, de lo contrario, se disparan por más que haya apoyo del motor eléctrico. Y es que, si Toyota anunciaba que hasta 140 km/h el Prius ofrecía mejor rendimiento que un turbodiésel, ahora, a 100 km/h de media, el Prius gasta 5,5 l/100 km, hasta 0,5 más que un pesado Grand Scénic 1.6 dCi 130 CV. En el Prius berlina, sí salía la ecuación: sólo 4,2 l/100 km.
Ciudadano modelo
En el nuevo Toyota Prius , por tanto, cuanto más se ruede por ciudad, mucho mejor. Ahí el monovolumen sí que es capaz de ahorrar… Y mucho. A diferencia de bastantes otros híbridos del mercado, el uso como 100% eléctrico no es sólo aquí para arrancar, moverte en el garaje o salir de la urbanización: permite desplazarte de verdad hasta 50 km/h, aunque en condiciones favorables hemos llaneado en silencio incluso hasta 75 km/h y leída esta propulsión en bajada superando los 100. Y lo logramos (más en su modo «EV» que en un «Eco» que protege más la batería) durante más de 1,5 km urbanos: basta no excedernos con el gas (pero con una conducción más natural que en carretera) y saber leer bien el tráfico para aprovechar inercias, frenadas y deceleraciones (hay regeneración eléctrica cinemática).
Así, la conducción de este Toyota Prius se plantea casi como un juego, en busca del placer de llegar a rodar más y más tiempo en eléctrico. Con suave conmutación entre ambos motores, el Toyota Prius apenas marca en ciudad 4 l/100 km, no sólo hasta 2,5 litros menos que los turbodiésel, sin incluso 0,2 por debajo del Prius berlina. Respecto a él, lo único que cambia es la batería, sustituyendo la de níquel metal-hidruro por una más avanzada de ión-litio: cierto que en teoría con menos capacidad global (1,3 vs 1,0 kWh), pero con mejor aprovechamiento de los ciclos de carga/descarga. Y más rapidez de recarga, aunque ninguno de estos dos atributos ha sido, realmente, el motivo aquí de su implantación.
Familiar de verdad
El 50 por ciento menos de volumen que ofrece esta nueva batería de ión-litio permite ubicarla en el Toyota Prius entre los asientos delanteros, liberándola del piso del maletero como en la berlina. De este modo, el Prius puede colocar 2 asientos más y convertirse así en monovolumen de hasta 7 plazas. Y en buen monovolumen, porque, sobre una renovada plataforma que estira hasta 8 centímetros la batalla, en el nuevo Toyota Prius hay espacio.
Delante, no hay duda que es un Prius por postura de conducción, diseño y materiales, con correctos plásticos pero peor calidad y tacto que sus rivales. Pero detrás es hoy otro coche. Su 2ª fila la forman 3 asientos independientes y que se deslizan hasta 18 cm en longitud: sólo un Opel Zafira Tourer o su hermano Toyota Verso le superan en recorrido. Y es importante porque, como sucede con la anchura, el maletero con 5 plazas es el más justo entre los monovolúmenes (hay poca altura hasta la bandeja), así que hará correr algo hacia delante la 2ª fila para contar al menos con 450 litros de carga.
Con un fácil movimiento de las banquetas traseras también podemos entrar (sin enorme acceso, pero suficiente), a las dos plazas de la nueva 3ª fila, escamoteable bajo el piso del maletero. Buenas para adultos de talla media, al menos tanto como las de un Grand Scénic o un Grand C-Max, estas dos plazas extras convierte al Prius en un aceptable vehículo de 7 plazas.
Terminamos rodando con tranquilidad y, valorado entonces este Prius junto al amplio espacio que ofrece y al abundante equipamiento, olvidamos por momentos el carácter especial de este monovolumen híbrido. Pero, entonces, nos fijamos ya en su precio. Con descuento, más de 33.000 euros: hasta 7.000 más que unos completísimos Citroën Grand C4 Picasso 2.0 HDi o Renault Grand Scénic 1.6 dCi. Otra implicación que, aún, pide hoy la ecología.