Te digan lo que te digan, en el mundo del automóvil sólo hay dos tipos de vehículos: los que te transportan y los que te emocionan. Ya sean caros o baratos, los primeros te sirven para ir de A a B de la forma más cómoda y lógica posible, algunos incluso rápido, mientras que los otros te hacen disfrutar de la conducción hasta en el peor de los casos ¡cuando vas a trabajar! En esta última categoría entra nuestro protagonista, el Toyota GT86, un modelo diferente y con unas características muy particulares que le hacen salirse de lo común. Por sus proporciones y aptitudes no es un coche lógico ni un producto de masas y ya desde el comienzo te digo que es muy posible que no se adapte a tus necesidades... o sí. Es un deportivo de los de antes y para aficionados de los de antes, de esos que disfrutan en circuito de las "Sunday Races" y, hasta para lavarlo, miran cientos de tipos de jabones o esponjas con las que cuidarlo, disfrutando de él desde el primer al último día.
Puede que te parezca que en Autopista.es, y más quien te escribe, nos hemos vuelto locos alabando el Toyota GT86 antes incluso de empezar la prueba, pero es que estamos ante un modelo hecho para nosotros, los aficionados a la conducción, y eso hace tiempo que no pasaba: poco peso, propulsión con autoblocante, ayudas electrónicas desconectables, posibilidades de personalización y 30.000 euros. Así y todo también hay defectos y características que te conviene saber, puesto que, aunque accesible y de comportamiento "fácil", no está hecho para todo el mundo.
Más pequeño de lo que parece
Se trata de un coche pequeño, mucho más de lo que las imágenes aparentan, algo que seguro te llamará la atención la primera vez que lo veas. Como referencia, es más corto, bajo y estrecho que un Peugeot RCZ, hasta el punto que entre sus rivales por tamaño y carácter también deberías tener en cuenta a los "utilitarios" como el Clio Sport, a mi juicio su principal enemigo, sobre todo si va equipado con el chasis Cup; aunque sin olvidar a modelos como el Hyundai Genesis, con casi
Cuando asistí a las jornadas de evaluación de este coche ¡fui el primer español en conducirlo! Tetsuya Tada, el ingeniero jefe de Toyota encargado de su creación, me contó que las prioridades para este deportivo eran el peso y la efectividad por encima de la potencia. No querían hacer un deportivo radical, sino un modelo con pocas inercias para que fuese fácil de conducir y no precisase unos caros neumáticos, caros frenos o caro mantenimiento; es decir, todo lo contrario a lo que la industria alemana y sus ilimitadas autopistas está ofreciendo, que parece que se han vuelto locos con las guerras de potencia... El día que descubran que los aficionados lo que de verdad queremos es un M3 o un RS4 con la misma relación peso/potencia que tienen pero con
El Toyota GT86 es bajito y cuesta entrar como en un Porsche Cayman, con el que también quedas a la altura de los tornillos de las ruedas de un autobús de
No hay problema de anchura y los asientos son como un guante. Es fácil encontrar la postura de conducción y enseguida te conviertes en una pieza más. Eso delante, porque detrás mejor no sentarse. Este coche hay que entenderlo como un tres plazas ocasional; si el conductor mide más de
Todos los mandos tienen la dureza precisa para hacerte sentir que llevas un deportivo, pero hay uno que destaca sobre todos: el cambio. Recorridos cortos, tacto metálico y precisión. En nuestra unidad el pomo se giraba, algo que solucioné desenroscando y con unas gotas de Loctite. De serie, el acceso al coche o el arranque se hace sin llave. Basta con llevarla en el bolsillo que se abre o cierra con tocar el tirador. Se pone en marcha apretando el enorme botón que está junto al climatizador. Desde fuera apenas suena, aunque dentro hay un sonido más estimulante. No es muy alto, es agradable y cambia a más deportivo al subir de vueltas. Personalmente, creo que es adecuado, pero no le hubiese venido mal algo más de carácter, y eso que este llega al habitáculo a través de un resonador.
Por ciudad se mueve bien. Es ágil y la visibilidad no es del todo mala para ser un coupé. Su radio de giro no es espectacular pero sí suficiente y el motor, atmosférico y con el corte a 7.500 rpm, cuenta con bajos suficientes como para moverse hasta las 3.500 vueltas en todas las marchas sin problema. El maravilloso y deportivo tacto del cambio puede volverse en tu contra y llegar a cansarte en un atasco; es el precio que hay que pagar. Si haces una conducción tranquila, que no aburrida, pero con alguna alegría de vez en cuando, puedes moverte en medias de consumo que ronden los
Corriendo, corriendo
Cuando aceleras a fondo el coche corre mucho. No da la impresión de tener una patada bestial pero corre más de lo que te transmite y ha bajado los datos de aceleraciones oficiales, a pesar de que en nuestro banco no ha llegado a la potencia oficial. Hicimos pruebas con tres unidades diferentes y a distintas temperaturas, la última con unos
Su forma de entregar la potencia obliga a jugar con el cambio algo más de lo normal, ya que cuando el coche se encuentra en la franja entre las 3.500 y 4.500 vueltas, para salir con brío hay que reducir. A partir de ese régimen, el motor estira con gracia y temperamento, hasta el punto de que si hacemos una conducción deportiva no se debe bajar de la zona alta. La industria auxiliar que se ha creado en torno a este modelo está proporcionando diversos sistemas -hay hasta un doble turbo- para mejorar el rendimiento, si bien considero que gran parte de la gracia de este coche está en la dulzura con la que entrega la potencia, que le hace ser más rápido y efectivo que sus rivales sin turbo. Lo ideal sería un motor con unos 50 CV más, porque a partir de ahí se complica la conducción y aumenta el consumo.
Comportamiento de primera
Lo mejor de todo, y es lo que me tiene enamorado, es su comportamiento. La ligereza se siente en todas las condiciones. Tiene una dirección precisa y obediente y una zaga que desliza sólo cuando se lo pides. Puedes llevarlo con todo conectado, con el control de tracción quitado, el ESP en modo deportivo o con todo desconectado. El modo deportivo -se retrasa la entrada de las ayudas- funciona bien en carretera pero para sacarle el jugo en circuito tendrás que desconectarle todo. Tiene uno de los bastidores más nobles, fáciles y predecibles del momento, y eso provoca cierta sensación de falta de potencia, pero tal y como está mantiene un equilibrio perfecto que, si no vas a hacer circuito, no deberías cambiar; sobre todo no te pases quitando perfil y aumentando anchura de neumático, o tendrás que replantearte la potencia y a partir de ahí el resto (frenos, suspensiones, etc.). Los Michelin Primacy que lleva de serie -los mismos del Prius- apenas sufren en su desgaste debido al bajo peso y la geometría de suspensión. Se siente firme pero no es seco y aguantarás bien con él todos los días. Mi único consejo es que lo pruebes, ya que con una vuelta a la manzana ya tendrás toda la información que necesitas para saber si es el coche de tu vida o no.