Entre los SUV medios premium, el Alfa Romeo Stelvio y el Mercedes GLC Coupé son dos de los integrantes en los que el diseño de su carrocería tiene una gran relevancia. En esta comparativa, los enfrentamos en versiones Diesel, concretamente la variante Stelvio 2.2 D 210 AT8 Q4 (210 CV) frente al GLC Coupé 250d 4Matic (204 CV).
Tanto el Alfa Romeo Stelvio como el Mercedes GLC Coupé son dos SUV en los que la forma muchas veces prevalece frente a la función, aunque el peaje a pagar por el modelo de la estrella sea superior que el del Biscione, que prácticamente no renuncia a nada. Principalmente esto repercute en el acceso a las plazas traseras por su descendente línea coupé —o el acomodo de un niño en su sillita infantil reglamentaria SRI— y el maletero. Basta con pulsar el botón de la llave o el portón para que éste se eleve automáticamente para así comprobarlo. El del Stelvio se nos puede antojar algo justo para sus 4,69 m de longitud, pero al menos tiene formas más cúbicas mientras permite aumentar su capacidad si sobrepasamos la línea marcada por su toldilla cubre-equipajes. Al maletero del GLC le falta altura, con 38 cm —por 51 cm de su rival—, lo que puede impedir el acomodo de triciclos o bicis infantiles entre otros enseres. Es cierto que esa altura viene condicionada para poder crear una superficie de carga completamente plana al abatir los asientos —en ambos coches con la posibilidad de hacerlo con unos botones o mandos desde el propio maletero— y que debajo, si optamos por el poco recomendable kit reparapinchazos en lugar de la rueda de repuesto, se gana bastante espacio.
ESPACIO | Alfa Romeo Stelvio 2.2 Diesel 210 AT8 Q4 (210 CV) | Mercedes GLC Coupé 250 d 4Matic (204 CV) |
Anchura delantera | 147 cm | 145 cm |
Anchura trasera | 140 cm | 142 cm |
Altura delantera | 96-102 cm | 92-100 cm |
Altura trasera | 95 cm | 93 cm |
Espacio para piernas | 76 cm | 76 cm |
Maletero | 440 litros | 385 litros |
En su interior, el Alfa Romeo Stelvio nos sorprende con materiales de gran calidad, como la madera o la tapicería de piel opcionales empleadas en muchos recubrimientos, todo combinado con plástico blando muy agradable al tacto y otro duro no tan aparente más alejado tanto de la vista como de la mano. Pero hay detalles que desmerecen, como las rebabas de plástico que notamos en la palanca de marchas —de clara inspiración BMW— o la solidez de algunos ensamblajes de la consola central. Al otro lado, el Mercedes GLC Coupé, para muchos en este aspecto el modelo a imitar, irradia una calidad de materiales superior, con gran mimo por el detalle y máxima precisión en sus ajustes.
Alfa Romeo Stelvio y Mercedes GLC Coupé: para devorar kilómetros
Sentados a sus volantes, nuevamente el Mercedes GLC Coupé se siente algo mejor. Sus asientos delanteros recogen mejor el cuerpo, pese a que los del Stelvio también son cómodos, con un mullido más firme pero con la banqueta algo corta; nos gustan mucho más los deportivos opcionales por 2.198 euros que además incluyen accionamiento eléctrico, calefacción y tapicería de piel. Funcionalmente encontramos paridad de huecos en los que dejar objetos, si bien el central del GLC aporta una mayor versatilidad. En sus salpicaderos sobresalen los sistemas de información y entretenimiento de la consola central.
Estilísticamente, nos convence más el del Stelvio ya que queda perfectamente integrado en el salpicadero, pero su diseño panorámico —la pantalla es mucho más ancha que alta— representa, sobre todo las indicaciones del mapa, muy pequeñas por mucho que optemos por la opcional de 8,8”. La flotante del Mercedes no sólo se ve mejor por su formato, también por su calidad, con una resolución mayor. Además, su sistema de información y entretenimiento es más completo e intuitivo en su uso. Inexplicablemente en el Alfa no se encuentra el botón de retroceso (back), lo que obliga en muchas ocasiones a retornar al menú principal.
En cambio, las plazas traseras del Alfa Romeo Stelvio están mejor resueltas. Se va sentado más cómodo, ya que en el GLC las rodillas a los más altos les quedarán en un plano más elevado, mientras se disfruta de una mayor visibilidad por sus ventanas. En ambos pocos huecos para dejar objetos y voluminosos túneles de transmisión/consola, pero también una plaza central con asientos que ofrecen menor confort que las laterales; aunque en el Stelvio siempre vaya algo mejor un tercer ocupante.
Alfa Romeo Stelvio y Mercedes GLC Coupé: rendimiento de sus motores
Busquemos sus botones de arranque para que sus motores cobren vida. El del GLC ubicado donde tradicionalmente estaba la llave y el del Stelvio en el lado izquierdo del volante, lo que requiere un periodo de adaptación hasta que automatizamos el movimiento. En frío, el motor del Alfa al ralentí se siente más tosco, con una notable rumorosidad si tenemos alguna ventana bajada. En caliente la situación se iguala y si bien el 4 en línea germano al oído se siente más rudo y áspero, al tacto resulta sedoso por su perfecto aislamiento. Pero es algo que sólo notaremos los primeros metros, para luego pasar desapercibidos, incluso en el GLC entonces el sonido se torna en deportivo al acelerar.
PRESTACIONES | Alfa Romeo Stelvio 2.2 Diesel 210 AT8 Q4 (210 CV) | Mercedes GLC Coupé 250 d 4Matic (204 CV) |
Acel. 0-100 km/h | 6,9 s | 7,5 s |
Acel. 0-1000 metros | 28,1 s | 28,8 s |
Sonoridad 100 km/h | 64,5 dBA | 63,2 dBA |
Sonoridad 120 km/h | 67,4 dBA | 66,8 dBA |
Frenada desde 120 km/h | 54,6 m | 54,9 m |
Peso en báscula | 1.795 kg | 1.956 kg |
No son motores de respuesta deportiva, sobresalen más por su suavidad y progresividad, con un gran nivel de prestaciones, sobre todo en el caso del Stelvio. Y siempre muy bien apoyados por sus cambios automáticos de convertidor de par. El Alfa cuenta con el excelente ZF de 8 velocidades, con una gran puesta a punto de su electrónica, que sobresale tanto por su elevadísima suavidad como por la rapidez en la transición de una marcha a otra. El cambio 9 G-tronic del GLC también aporta suficiente confort y rapidez, no tanta como la del Stelvio, mientras pierde suavidad en su uso en fuertes aceleraciones. Pero el conjunto en ambos es muy bueno, con unas prestaciones, sobre todo en aceleración, excepcionales para el Stelvio —que baja de los 7 segundos en el 0-100 km/h— y sobresalientes en recuperación. El GLC también tiene un buen andar y, aunque a priori la diferencia de potencia entre uno y otro es pequeña, las casi dos toneladas que pesa el germano contrastan con la ligereza del italiano, que en nuestra báscula ha registrado 161 kg menos.
Y esta diferencia de peso, sumado al carácter de cada uno, también se siente en la respuesta de sus bastidores. El Stelvio se percibe muy ligero en todo momento, con una dirección rapidísima, aunque para algunos con un tacto ligeramente artificial; además su radio de giro es excesivamente amplio. En este sentido convence más la de desmultiplicación variable del GLC, aunque no sea tan directa ni rápida. Y es que el Stelvio es el SUV que más rápido cambia de apoyo, mientras el GLC es de los que ofrece mayor aplomo. Distintas filosofías. Lo que no nos ha convencido mucho de esta unidad de la firma de la estrella es su calzado, que con opcionales neumáticos 285/40 en el tren trasero merman mucho su agilidad pese a que le proporcionen una altísima velocidad de paso por curva.
CONSUMOS | Alfa Romeo Stelvio 2.2 Diesel 210 AT8 Q4 (210 CV) | Mercedes GLC Coupé 250 d 4Matic (204 CV) |
Consumo en ciudad | 7,8 l/100 km | 7,8 l/100 km |
Consumo en carretera | 5,9 l/100 km | 6,2 l/100km |
Consumo medio | 6,8 l/100 km | 7,0 l/100 km |
Tampoco convence la respuesta del Stelvio al límite si no está en perfectas condiciones el asfalto, pues ante baches o firmes muy rotos se descompone con facilidad, con amplios movimientos verticales del tren delantero e incluso con ligeras pérdidas de trayectoria. Puede que hasta allí el GLC llegue más despacio, pero en muchas ocasiones consigue salir más rápido ya sea por su superior aplomo o por haber puesto en menos aprietos al que da las órdenes al volante.
A un ritmo de marcha más tranquilo observamos cómo el GLC se percibe que está mejor aislado del exterior, algo que corrobora nuestro sonómetro, con una rumorosidad muy contenida incluso con las grandes rachas de viento y la intensa lluvia que nos acompañaron durante parte de las pruebas. No convence tanto el tacto de sus frenos, a los que les falta el mordiente que encontramos en el pedal del Alfa, aunque por distancias de detención están parejos, con ligera ventaja para el italiano a partir de 120 km/h.
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