Super comparativa GTI

Son seis de las peores pesadillas de la DGT. El que busca entre estos GTI su futuro coche, no necesita un vulgar medio de transporte. ¡Quiere sensaciones!, y eso es lo que hemos buscado en esta comparativa: vuelta rápida en circuito, pruebas de estabilidad… Nosotros ya hemos elegido el nuestro ¿y tú?

Super comparativa GTI
Super comparativa GTI

José María Quesada
«Verificadas las excelencias dinámicas de nuestros protagonistas, hay un aspecto que para los más puristas puede ser causa de decepción. Vamos a explicarnos. Un modelo deportivo que haga alarde en su denominación de siglas como “GTI" o similares, no sólo debe ofrecer unas prestaciones excelentes y un comportamiento impecable. Además, debe ser capaz de transmitir a su conductor unas sensaciones que le permitan sentirse “piloto", incluso al margen de su eficiencia dinámica. En definitiva, que corran, pero sobre todo, que lo parezca. Bajo este enfoque, los “GTI´s" actuales son más eficaces, seguros, confortables y rápidos que los de hace quince años, pero han perdido su carácter. Los controles de estabilidad no desconectables y los chasis en los que el sobreviraje se rehuye como la peste, disminuyen estas sensaciones subjetivas de forma significativa, convirtiendo a esta generación de GTI´s en unas berlinas extraordinariamente rápidas pero poco “cómplices" con su conductor. Eso les vuelve “aptos para todos los públicos", pero a nuestro juicio desvirtúa el “mito" que convirtió a los GTI en el objeto de deseo de los conductores más exigentes».

Miguel García Puente
«Me acuerdo de mi primer viaje en GTI. Subía el puerto de Somosierra en la última marcha, la cuarta. Adelantaba como por ensalmo. Lo más “gordo" que encontrabas por la carretera eran los “pesados" 124 y algún R-5 escapado de la Copa y no eran rivales. Con su inyección, el enano GTI no se ahogaba, arrancaba a la primera, no tosía…, ni siquiera gastaba lo que un coche con la mitad de potencia. Esta “magia" la recuperaron los TDI, pero ya no estaban solos en la carretera. A los GTI de ahora se lo han puesto difícil. Te quedan unas pocas referencias deportivas. En un Type-R arrancas por la mañana y el ralentí se va a cerca de las 2.000 rpm. Puedes pensar que algo va mal, o que estás en lo más cercano a un F-1 para transportarte con la familia. Si estiras las marchas, escuchas esa música de su motor más allá de las 5.000 rpm, estarás perdido. Tardarás el mismo tiempo en llegar a la oficina, pero cargado de adrenalina. Su perfecto contrapunto tiene el orgullo de lucir la pegatina de Campeón del Mundo de F-1, pero tú nunca lo dirías al volante. Puede que no te seduzca con su tacto, pero… mira nuestro recuadro de la telemetría y verás cómo resulta que incluso pareces bueno. Así son los GTI de ahora, rápidos, no abusadores; eficaces, no temibles; fáciles y, en algunos casos, casi confortables».

En la zona lenta, tramos 1 y 5, con curvas de segunda velocidad, los mejores siempre son Civic y Renault, mientras en las rápidas pasan el testigo a Golf y León. El Focus lo hace muy bien en el tramo 4 y muestra muy buena aceleración lateral en el agarre en curva. El tramo 3 combina una frenada en apoyo con una aceleración, más parecida a un tramo de montaña. Ahí el Golf empata a tiempo con el Renault. En el tramo 4 el ganador es el Ford Focus, seguido de Civic y Mazda. Aquí el Mégane se conforma con la cuarta posición, que indica que en zonas rápidas complicadas pierde algo de efectividad, pero lo recupera en el resto.
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En el eslalon intervienen factores como la capacidad de tracción o la agilidad del bastidor, mientras que en el anillo podemos hablar de agarre y la estabilidad pura del vehículo.

Como siempre, el Mégane Sport queda arriba. En los conos, el Mazda saca a relucir su trasera juguetona y, una vez más, el autoblocante que le ayuda a traccionar. Los distintos tramos del circuito nos dicen en qué situaciones se desenvuelve mejor cada coche.


 
Las fichas técnicas de León y Golf
Nuestras mediciones de León y Golf
El equipamiento de León y Golf
Las fichas técnicas de Focus, Civic, Mazda3 y Mégane
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«Verificadas las excelencias dinámicas de nuestros protagonistas, hay un aspecto que para los más puristas puede ser causa de decepción. Vamos a explicarnos. Un modelo deportivo que haga alarde en su denominación de siglas como “GTI" o similares, no sólo debe ofrecer unas prestaciones excelentes y un comportamiento impecable. Además, debe ser capaz de transmitir a su conductor unas sensaciones que le permitan sentirse “piloto", incluso al margen de su eficiencia dinámica. En definitiva, que corran, pero sobre todo, que lo parezca. Bajo este enfoque, los “GTI´s" actuales son más eficaces, seguros, confortables y rápidos que los de hace quince años, pero han perdido su carácter. Los controles de estabilidad no desconectables y los chasis en los que el sobreviraje se rehuye como la peste, disminuyen estas sensaciones subjetivas de forma significativa, convirtiendo a esta generación de GTI´s en unas berlinas extraordinariamente rápidas pero poco “cómplices" con su conductor. Eso les vuelve “aptos para todos los públicos", pero a nuestro juicio desvirtúa el “mito" que convirtió a los GTI en el objeto de deseo de los conductores más exigentes».

Miguel García Puente
«Me acuerdo de mi primer viaje en GTI. Subía el puerto de Somosierra en la última marcha, la cuarta. Adelantaba como por ensalmo. Lo más “gordo" que encontrabas por la carretera eran los “pesados" 124 y algún R-5 escapado de la Copa y no eran rivales. Con su inyección, el enano GTI no se ahogaba, arrancaba a la primera, no tosía…, ni siquiera gastaba lo que un coche con la mitad de potencia. Esta “magia" la recuperaron los TDI, pero ya no estaban solos en la carretera. A los GTI de ahora se lo han puesto difícil. Te quedan unas pocas referencias deportivas. En un Type-R arrancas por la mañana y el ralentí se va a cerca de las 2.000 rpm. Puedes pensar que algo va mal, o que estás en lo más cercano a un F-1 para transportarte con la familia. Si estiras las marchas, escuchas esa música de su motor más allá de las 5.000 rpm, estarás perdido. Tardarás el mismo tiempo en llegar a la oficina, pero cargado de adrenalina. Su perfecto contrapunto tiene el orgullo de lucir la pegatina de Campeón del Mundo de F-1, pero tú nunca lo dirías al volante. Puede que no te seduzca con su tacto, pero… mira nuestro recuadro de la telemetría y verás cómo resulta que incluso pareces bueno. Así son los GTI de ahora, rápidos, no abusadores; eficaces, no temibles; fáciles y, en algunos casos, casi confortables».

En la zona lenta, tramos 1 y 5, con curvas de segunda velocidad, los mejores siempre son Civic y Renault, mientras en las rápidas pasan el testigo a Golf y León. El Focus lo hace muy bien en el tramo 4 y muestra muy buena aceleración lateral en el agarre en curva. El tramo 3 combina una frenada en apoyo con una aceleración, más parecida a un tramo de montaña. Ahí el Golf empata a tiempo con el Renault. En el tramo 4 el ganador es el Ford Focus, seguido de Civic y Mazda. Aquí el Mégane se conforma con la cuarta posición, que indica que en zonas rápidas complicadas pierde algo de efectividad, pero lo recupera en el resto.
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En el eslalon intervienen factores como la capacidad de tracción o la agilidad del bastidor, mientras que en el anillo podemos hablar de agarre y la estabilidad pura del vehículo.

Como siempre, el Mégane Sport queda arriba. En los conos, el Mazda saca a relucir su trasera juguetona y, una vez más, el autoblocante que le ayuda a traccionar. Los distintos tramos del circuito nos dicen en qué situaciones se desenvuelve mejor cada coche.


 
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«Verificadas las excelencias dinámicas de nuestros protagonistas, hay un aspecto que para los más puristas puede ser causa de decepción. Vamos a explicarnos. Un modelo deportivo que haga alarde en su denominación de siglas como “GTI" o similares, no sólo debe ofrecer unas prestaciones excelentes y un comportamiento impecable. Además, debe ser capaz de transmitir a su conductor unas sensaciones que le permitan sentirse “piloto", incluso al margen de su eficiencia dinámica. En definitiva, que corran, pero sobre todo, que lo parezca. Bajo este enfoque, los “GTI´s" actuales son más eficaces, seguros, confortables y rápidos que los de hace quince años, pero han perdido su carácter. Los controles de estabilidad no desconectables y los chasis en los que el sobreviraje se rehuye como la peste, disminuyen estas sensaciones subjetivas de forma significativa, convirtiendo a esta generación de GTI´s en unas berlinas extraordinariamente rápidas pero poco “cómplices" con su conductor. Eso les vuelve “aptos para todos los públicos", pero a nuestro juicio desvirtúa el “mito" que convirtió a los GTI en el objeto de deseo de los conductores más exigentes».

Miguel García Puente
«Me acuerdo de mi primer viaje en GTI. Subía el puerto de Somosierra en la última marcha, la cuarta. Adelantaba como por ensalmo. Lo más “gordo" que encontrabas por la carretera eran los “pesados" 124 y algún R-5 escapado de la Copa y no eran rivales. Con su inyección, el enano GTI no se ahogaba, arrancaba a la primera, no tosía…, ni siquiera gastaba lo que un coche con la mitad de potencia. Esta “magia" la recuperaron los TDI, pero ya no estaban solos en la carretera. A los GTI de ahora se lo han puesto difícil. Te quedan unas pocas referencias deportivas. En un Type-R arrancas por la mañana y el ralentí se va a cerca de las 2.000 rpm. Puedes pensar que algo va mal, o que estás en lo más cercano a un F-1 para transportarte con la familia. Si estiras las marchas, escuchas esa música de su motor más allá de las 5.000 rpm, estarás perdido. Tardarás el mismo tiempo en llegar a la oficina, pero cargado de adrenalina. Su perfecto contrapunto tiene el orgullo de lucir la pegatina de Campeón del Mundo de F-1, pero tú nunca lo dirías al volante. Puede que no te seduzca con su tacto, pero… mira nuestro recuadro de la telemetría y verás cómo resulta que incluso pareces bueno. Así son los GTI de ahora, rápidos, no abusadores; eficaces, no temibles; fáciles y, en algunos casos, casi confortables».

En la zona lenta, tramos 1 y 5, con curvas de segunda velocidad, los mejores siempre son Civic y Renault, mientras en las rápidas pasan el testigo a Golf y León. El Focus lo hace muy bien en el tramo 4 y muestra muy buena aceleración lateral en el agarre en curva. El tramo 3 combina una frenada en apoyo con una aceleración, más parecida a un tramo de montaña. Ahí el Golf empata a tiempo con el Renault. En el tramo 4 el ganador es el Ford Focus, seguido de Civic y Mazda. Aquí el Mégane se conforma con la cuarta posición, que indica que en zonas rápidas complicadas pierde algo de efectividad, pero lo recupera en el resto.
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En el eslalon intervienen factores como la capacidad de tracción o la agilidad del bastidor, mientras que en el anillo podemos hablar de agarre y la estabilidad pura del vehículo.

Como siempre, el Mégane Sport queda arriba. En los conos, el Mazda saca a relucir su trasera juguetona y, una vez más, el autoblocante que le ayuda a traccionar. Los distintos tramos del circuito nos dicen en qué situaciones se desenvuelve mejor cada coche.


 
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«Verificadas las excelencias dinámicas de nuestros protagonistas, hay un aspecto que para los más puristas puede ser causa de decepción. Vamos a explicarnos. Un modelo deportivo que haga alarde en su denominación de siglas como “GTI" o similares, no sólo debe ofrecer unas prestaciones excelentes y un comportamiento impecable. Además, debe ser capaz de transmitir a su conductor unas sensaciones que le permitan sentirse “piloto", incluso al margen de su eficiencia dinámica. En definitiva, que corran, pero sobre todo, que lo parezca. Bajo este enfoque, los “GTI´s" actuales son más eficaces, seguros, confortables y rápidos que los de hace quince años, pero han perdido su carácter. Los controles de estabilidad no desconectables y los chasis en los que el sobreviraje se rehuye como la peste, disminuyen estas sensaciones subjetivas de forma significativa, convirtiendo a esta generación de GTI´s en unas berlinas extraordinariamente rápidas pero poco “cómplices" con su conductor. Eso les vuelve “aptos para todos los públicos", pero a nuestro juicio desvirtúa el “mito" que convirtió a los GTI en el objeto de deseo de los conductores más exigentes».

Miguel García Puente
«Me acuerdo de mi primer viaje en GTI. Subía el puerto de Somosierra en la última marcha, la cuarta. Adelantaba como por ensalmo. Lo más “gordo" que encontrabas por la carretera eran los “pesados" 124 y algún R-5 escapado de la Copa y no eran rivales. Con su inyección, el enano GTI no se ahogaba, arrancaba a la primera, no tosía…, ni siquiera gastaba lo que un coche con la mitad de potencia. Esta “magia" la recuperaron los TDI, pero ya no estaban solos en la carretera. A los GTI de ahora se lo han puesto difícil. Te quedan unas pocas referencias deportivas. En un Type-R arrancas por la mañana y el ralentí se va a cerca de las 2.000 rpm. Puedes pensar que algo va mal, o que estás en lo más cercano a un F-1 para transportarte con la familia. Si estiras las marchas, escuchas esa música de su motor más allá de las 5.000 rpm, estarás perdido. Tardarás el mismo tiempo en llegar a la oficina, pero cargado de adrenalina. Su perfecto contrapunto tiene el orgullo de lucir la pegatina de Campeón del Mundo de F-1, pero tú nunca lo dirías al volante. Puede que no te seduzca con su tacto, pero… mira nuestro recuadro de la telemetría y verás cómo resulta que incluso pareces bueno. Así son los GTI de ahora, rápidos, no abusadores; eficaces, no temibles; fáciles y, en algunos casos, casi confortables».

En la zona lenta, tramos 1 y 5, con curvas de segunda velocidad, los mejores siempre son Civic y Renault, mientras en las rápidas pasan el testigo a Golf y León. El Focus lo hace muy bien en el tramo 4 y muestra muy buena aceleración lateral en el agarre en curva. El tramo 3 combina una frenada en apoyo con una aceleración, más parecida a un tramo de montaña. Ahí el Golf empata a tiempo con el Renault. En el tramo 4 el ganador es el Ford Focus, seguido de Civic y Mazda. Aquí el Mégane se conforma con la cuarta posición, que indica que en zonas rápidas complicadas pierde algo de efectividad, pero lo recupera en el resto.
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En el eslalon intervienen factores como la capacidad de tracción o la agilidad del bastidor, mientras que en el anillo podemos hablar de agarre y la estabilidad pura del vehículo.

Como siempre, el Mégane Sport queda arriba. En los conos, el Mazda saca a relucir su trasera juguetona y, una vez más, el autoblocante que le ayuda a traccionar. Los distintos tramos del circuito nos dicen en qué situaciones se desenvuelve mejor cada coche.


 
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