Hasta no hace mucho hablar de berlinas medias era hacerlo, comúnmente, de modelos con motores de seis o cuatro cilindros, ya fuesen Diesel o de gasolina. Probablemente hubiera sido tildado de loco quien pensara, cinco o más años atrás, en que una berlina podría recibir un motor de sólo tres cilindros, cuando entonces eran pequeños y quizá no tan ligeros como lo son hoy, pero pesaban poco frente a otros motores más grandes, pero ni mucho menos contaban con tal alto rendimiento o incidían negativamente en el agrado de conducción con sus vibraciones.
Sin embargo, y aún cuando hoy ese cóctel está muy lejos de ser habitual, el desarrollo de este tipo de motores, auténticas joyas del downsizing, combinado con una considerable contención del peso pese a la creciente incorporación de elementos de seguridad, confort, ayudas a la conducción…, empieza a ser no sólo posible, sino a ser vistos como un cóctel con auténtico recorrido comercial, no exclusivamente en el mundo del marketing o del posibilismo tecnológico.
El camino que anteriormente emprendiera Ford con el Mondeo, al ligar esta berlina a un motor tricilíndrico, un 1.0 de 125 CV, lo toma ahora también Skoda con el Octavia, una marca que lleva frecuentando años los motores de baja cilindrada y potencia: en anteriores generaciones llegó a tener motores de 75 CV, con 1,4 litros; mientras que en la actual contaba con un 1.2 TSI de 110 CV. Ahora el Octavia se lanza a montar un tres cilindros, semejante al que estrenase el Volkswagen Golf, con 115 CV, y del que, posteriormente, aparecerían versiones de 110 y 95 CV en los coches pequeños del grupo industrial alemán.
Skoda Octavia: 1.0 TSI sustituye al 1.2 TSI
Este 1.0 TSI de 115 CV sustituye al 1.2 TSI de 110 CV tanto en el Skoda Octavia berlina como en el Combi —también combinándolo con una caja manual y seis velocidades o una automática, de doble embrague y siete marchas—, con la ventaja de no sólo menos fricciones internas al contar con un cilindro menos, sino también mucho menor peso: el 1.0 TSI supone sólo 78 kg. Este motor tricilindrico aporta un par máximo de 20,4 mkg, un 13 por ciento más que el cuatro cilindros al que reemplaza, ambos de la misma familia EA211 en la que también se integran los 1.4 TSI o 1.0 MPI. Con ellos comparte cárter, cigüeñal o parte del bloque y culata, pero todo lo demás cambia. Especialmente lo hace la refrigeración, con tres circuitos independientes —cárter y culata tienen los suyos propios— para este nuevo tricilíndrico. También recibe este motor una bomba de caudal variable o, para compensar las vibraciones propias de un motor de tres cilindros, un volante de inercia bimasa o, en el otro extremo del cigüeñal, un amortiguador. No tiene eje de equilibrado para no aumentar las fricciones internas, claramente bajas también a la vista de la escasa capacidad de retención que tiene este motor cuando se deja de acelerar.
Es una de las reacciones que más chocan cuando se conduce un coche con este motor de sólo 999 cm3 y que, en sentido contrario, parece muy dispuesto a ganar régimen de giro cuando se acelera. En este sentido es clave la aportación de un turbo capaz de proponer una presión máxima de 1,6 bares, aunque lejos de que su entrada en acción parezca brusca, es considerablente progresiva. Desde un poco antes de las 2.000 vueltas hasta las 4.000 empuja este tricilíndrico con notable entereza y, tanto o más sorprende, que lo hace con muy pocas vibraciones e, incluso, con un sonido muy redondo, particularmente en la zona alta del cuentavueltas: en torno a 5.000-5.500 rpm.
La distribución es variable tanto para los árboles de levas de admisión como de escape: se pueden ajustar hasta 50 grados de ángulo de giro para la admisión y 40 para el escape.
Skoda Octavia: altas prestaciones, bajo consumo
Con este motor el Skoda Octavia 1.0 TSI acelera de 0 a100 km/h, en cualquiera de sus dos carrocería e independientemente del cambio, en poco más de 10 segundos, un tiempo muy meritorio —el Ford Mondeo 1.0 Ecoboost 125 se va a 12 segundos— y que no sólo pone de manifiesto el empuje que es capaz de aportar este motor, sino también la ligereza de un modelo que, flirteando los 4,70 m de longitud, está entre los 1.225 kg de su versión más ligera (berlina con cambio manual) y los 1.272 de la más pesada (Combi con DSG7). Sin abandonar las prestaciones, también conviene detenerse en los 14,1 segundos que tarda el Octavia 1.0 TSI en acelerar de 80 a120 km/h en sexta, en el caso de que cuente con cambio manual (11,8 con DSG).
Un consumo combinado homologado de 4,6 l/100 km (4,7 con caja automática), sitúan al Octavia TSI como la berlina que menos gasolina gasta entre las que cuentan con esa única fuente de energía; al nivel de, por ejemplo, un híbrido como el Lexus IS300h. Entre las berlinas Diesel, la que menos gasto homologa es también otro Octavia, en este caso, con el 1.6 TDI de 110 CV: 3,5 l/100 km. Estos récords acompañan a los que obtiene este modelo en lo que respecta a capacidad de maletero, puesto que sus 590 litros en la berlina sólo son superados por los 625 del Superb. El Octavia Combi tiene 610 litros.
Skoda Octavia: desde 20.240 euros
El Skoda Octavia 1.0 TSI parte de un precio de 20.240 euros, en el caso de la berlina con cambio manual y nivel de equipamiento Active —el Combi, a igualdad del resto de configuración, siempre 950 euros más—, en tanto que los niveles Ambition y Like suponen un incremento de 1.250 euros más. Esos dos acabados pueden combinarse con la caja automática DSG —1.780 euros—.
Así, el Skoda Octavia 1.0 TSI se sitúa como una de las berlinas que mejor se adapta a los conductores que, incluso con la intención de realizar altos kilometrajes, quieran mantener un precio de compra lo más bajo posible.
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