Seat Exeo 2.0 TDI 170

Por fin la marca española vuelve a tener una berlina al gusto del consumidor, un coche que convence, no sólo mecánicamente, sino también por un diseño y unos acabados que delatan su genética Audi. Nunca un Seat se había codeado tan de cerca con el segmento premium.

Seat Exeo 2.0 TDI 170
Seat Exeo 2.0 TDI 170

Cualidades no le faltan al Seat Exeo para convertirse en un automóvil de gran volumen de ventas. Por un lado vuelve a situar a la marca Seat en el punto de mira del segmento de las berlinas medias, donde el Toledo, tras abandonar su diseño de tres volúmenes por uno de estilo monovolumen, no había acabado de conseguir la repercusión esperada. Por otro, es un producto que nace ya consolidado, pues toma como base la generación anterior del Audi A4, un valor seguro. De hecho, incluso mejora algunas de las características de éste, sobre todo en lo relativo a habitabilidad y a motores. En el caso de los Diesel, incorpora tecnología de inyección directa por conducto común, en lugar de bomba-inyector, con lo que se gana en refinamiento y silencio de funcionamiento. La baja rumorosidad, algo de lo que precisamente no hacía gala el anterior Audi A4 con mecánica equivalente, es una de las cosas que nos han llamado la atención durante nuestros desplazamientos con el Seat Exeo, en el que destaca más el ruido del viento en la zona de los retrovisores que el propio sonido del motor, en este caso, un 2.0 TDI de 170 CV.

Exteriormente las coincidencias con el anterior Audi A4 son muchas, pero todavía hay más parecidos en el habitáculo, que resulta muy familiar a primera vista. En el salpicadero, a la izquierda del volante, se encuentran los conmutadores para las luces diurnas y para el apagado con retardo de los faros; la consola central y el climatizador bizona también son viejos conocidos, así como salidas de aire, mandos, cuadro, interruptores... Todo tiene buen tacto y los acabados están rematados con la calidad germana que cabría esperar. En cuanto a amplitud, está muy en la línea de los actuales BMW Serie 3 o Audi A4, es decir, no sobra espacio, pero tampoco flaquea en ninguna de sus cotas interiores, aunque en la zona trasera tres adultos irán algo justos, tanto por anchura como por el voluminoso túnel central. Respecto al anterior Audi A4 ha ganado unos pocos pero valiosos centímetros al nivel de los codos de los ocupantes delanteros (2 cm), pero son las plazas posteriores las que se benefician de una mejora más palpable, sobre todo en anchura (4 cm), espacio para las piernas (unos 3 cm), y algo menos en altura (1 cm). El maletero es muy capaz y de formas regulares, además alberga una rueda de repuesto de tamaño convencional bajo el piso, algo a tener en cuenta, ya que cada vez viene siendo menos frecuente.

Del motor de este Seat Exeo poco podemos decir que no se haya dicho antes, pues su carácter apenas varía respecto a otros modelos a los que impulsa. Es agradable y destaca por su alto rendimiento y valor de par, a pesar del cual no se producen movimientos parásitos ni tirones en la dirección cuando aceleramos a fondo en marchas cortas, ni siquiera sobre firme en mal estado. Sólo pediríamos un poco más de empuje en torno al ralentí, ya que hasta poco antes de 2.000 vueltas no disfrutaremos de toda su plenitud.

Como ocurre con otros modelos de la firma Seat, en el acabado Sport se puede optar de manera opcional sin coste por una configuración deportiva de suspensión —montada en nuestra unidad de pruebas— que no hace sino enfatizar las bondades del bastidor, caracterizado por sus maneras impecables, agilidad y nobleza de reacciones. Gracias al incremento de firmeza, las órdenes del volante se cumplen con mayor inmediatez, los cambios de apoyo se digieren mejor y el margen de adherencia aumenta sensiblemente. También se gana precisión y eficacia a la hora de iniciar los giros cuando circulamos a buen ritmo por zonas reviradas, o ante una curva que se cierra inesperadamente, ya que se reduce significativamente la tendencia natural al subviraje, algo que con la suspensión normal resulta más evidente, pero que no llega a suponer un problema gracias a la rápida intervención del ESP en dichas circunstancias, frenando una o varias ruedas en función de las necesidades. No obstante, el inconveniente de la suspensión deportiva es que resulta seca en los baches y transmite las irregularidades del asfalto con demasiada fidelidad, haciendo incómodo incluso el rodar por autopista. Además, en caso de incorporar llantas opcionales de perfil más bajo, con neumáticos 225/40 R18, también se resiente de manera negativa el confort de marcha. Después de haber tenido ocasión de conducir el Seat Exeo con las dos suspensiones disponibles nos quedamos con las normales, fundamentalmente porque su grado de comodidad es mucho más elevado, pero también porque logran mantener un muy buen equilibrio dinámico en el Exeo y unas gratas sensaciones no exentas de cierta deportividad si nuestro estilo al volante lo requiere, ya que es un coche que se deja conducir. Sólo echamos de menos algo más de permisibilidad por parte del ESP (desconectable) que, sin ser intrusivo, no llega al compromiso alcanzado en otras berlinas de última generación en cuanto a libertad de movimientos.

El equipamiento del Seat Exeo es muy completo y tan sólo podemos criticar un par de puntos: si queremos sensor de lluvia o luces con encendido automático tendremos que adquirir uno de los tres paquetes eléctricos disponibles, ya que no se pueden encargar estos elementos por separado. El navegador, por su parte, es caro y obliga a añadir lunas ahumadas, aunque es el mismo de Audi —incluso el DVD de los mapas lleva estampado el nombre de la marca—, excelente por manejo y funcionalidad, e incluye dos ranuras para leer tarjetas de memoria en las que podremos almacenar música en formato MP3. Únicamente se echa de menos algún menú adicional de los que estamos acostumbrados a ver al pulsar la tecla "Car" —configuración de sistemas auxiliares, suspensiones pilotadas, dirección activa, etc.—, pero eso ya serían palabras mayores. Aun así, tiempo al tiempo, porque estamos ante uno de los Seat más interesantes de las últimas décadas.

— Tacto general
— Comportamiento
— Prestaciones

— Suspensión Sport seca
— Política de opciones
— Motor en baja

Cualidades no le faltan al Seat Exeo para convertirse en un automóvil de gran volumen de ventas. Por un lado vuelve a situar a la marca Seat en el punto de mira del segmento de las berlinas medias, donde el Toledo, tras abandonar su diseño de tres volúmenes por uno de estilo monovolumen, no había acabado de conseguir la repercusión esperada. Por otro, es un producto que nace ya consolidado, pues toma como base la generación anterior del Audi A4, un valor seguro. De hecho, incluso mejora algunas de las características de éste, sobre todo en lo relativo a habitabilidad y a motores. En el caso de los Diesel, incorpora tecnología de inyección directa por conducto común, en lugar de bomba-inyector, con lo que se gana en refinamiento y silencio de funcionamiento. La baja rumorosidad, algo de lo que precisamente no hacía gala el anterior Audi A4 con mecánica equivalente, es una de las cosas que nos han llamado la atención durante nuestros desplazamientos con el Seat Exeo, en el que destaca más el ruido del viento en la zona de los retrovisores que el propio sonido del motor, en este caso, un 2.0 TDI de 170 CV.

Exteriormente las coincidencias con el anterior Audi A4 son muchas, pero todavía hay más parecidos en el habitáculo, que resulta muy familiar a primera vista. En el salpicadero, a la izquierda del volante, se encuentran los conmutadores para las luces diurnas y para el apagado con retardo de los faros; la consola central y el climatizador bizona también son viejos conocidos, así como salidas de aire, mandos, cuadro, interruptores... Todo tiene buen tacto y los acabados están rematados con la calidad germana que cabría esperar. En cuanto a amplitud, está muy en la línea de los actuales BMW Serie 3 o Audi A4, es decir, no sobra espacio, pero tampoco flaquea en ninguna de sus cotas interiores, aunque en la zona trasera tres adultos irán algo justos, tanto por anchura como por el voluminoso túnel central. Respecto al anterior Audi A4 ha ganado unos pocos pero valiosos centímetros al nivel de los codos de los ocupantes delanteros (2 cm), pero son las plazas posteriores las que se benefician de una mejora más palpable, sobre todo en anchura (4 cm), espacio para las piernas (unos 3 cm), y algo menos en altura (1 cm). El maletero es muy capaz y de formas regulares, además alberga una rueda de repuesto de tamaño convencional bajo el piso, algo a tener en cuenta, ya que cada vez viene siendo menos frecuente.

Del motor de este Seat Exeo poco podemos decir que no se haya dicho antes, pues su carácter apenas varía respecto a otros modelos a los que impulsa. Es agradable y destaca por su alto rendimiento y valor de par, a pesar del cual no se producen movimientos parásitos ni tirones en la dirección cuando aceleramos a fondo en marchas cortas, ni siquiera sobre firme en mal estado. Sólo pediríamos un poco más de empuje en torno al ralentí, ya que hasta poco antes de 2.000 vueltas no disfrutaremos de toda su plenitud.

Como ocurre con otros modelos de la firma Seat, en el acabado Sport se puede optar de manera opcional sin coste por una configuración deportiva de suspensión —montada en nuestra unidad de pruebas— que no hace sino enfatizar las bondades del bastidor, caracterizado por sus maneras impecables, agilidad y nobleza de reacciones. Gracias al incremento de firmeza, las órdenes del volante se cumplen con mayor inmediatez, los cambios de apoyo se digieren mejor y el margen de adherencia aumenta sensiblemente. También se gana precisión y eficacia a la hora de iniciar los giros cuando circulamos a buen ritmo por zonas reviradas, o ante una curva que se cierra inesperadamente, ya que se reduce significativamente la tendencia natural al subviraje, algo que con la suspensión normal resulta más evidente, pero que no llega a suponer un problema gracias a la rápida intervención del ESP en dichas circunstancias, frenando una o varias ruedas en función de las necesidades. No obstante, el inconveniente de la suspensión deportiva es que resulta seca en los baches y transmite las irregularidades del asfalto con demasiada fidelidad, haciendo incómodo incluso el rodar por autopista. Además, en caso de incorporar llantas opcionales de perfil más bajo, con neumáticos 225/40 R18, también se resiente de manera negativa el confort de marcha. Después de haber tenido ocasión de conducir el Seat Exeo con las dos suspensiones disponibles nos quedamos con las normales, fundamentalmente porque su grado de comodidad es mucho más elevado, pero también porque logran mantener un muy buen equilibrio dinámico en el Exeo y unas gratas sensaciones no exentas de cierta deportividad si nuestro estilo al volante lo requiere, ya que es un coche que se deja conducir. Sólo echamos de menos algo más de permisibilidad por parte del ESP (desconectable) que, sin ser intrusivo, no llega al compromiso alcanzado en otras berlinas de última generación en cuanto a libertad de movimientos.

El equipamiento del Seat Exeo es muy completo y tan sólo podemos criticar un par de puntos: si queremos sensor de lluvia o luces con encendido automático tendremos que adquirir uno de los tres paquetes eléctricos disponibles, ya que no se pueden encargar estos elementos por separado. El navegador, por su parte, es caro y obliga a añadir lunas ahumadas, aunque es el mismo de Audi —incluso el DVD de los mapas lleva estampado el nombre de la marca—, excelente por manejo y funcionalidad, e incluye dos ranuras para leer tarjetas de memoria en las que podremos almacenar música en formato MP3. Únicamente se echa de menos algún menú adicional de los que estamos acostumbrados a ver al pulsar la tecla "Car" —configuración de sistemas auxiliares, suspensiones pilotadas, dirección activa, etc.—, pero eso ya serían palabras mayores. Aun así, tiempo al tiempo, porque estamos ante uno de los Seat más interesantes de las últimas décadas.

— Tacto general
— Comportamiento
— Prestaciones

— Suspensión Sport seca
— Política de opciones
— Motor en baja