Rieju RS2 PRO 125

Mejorando y sin complejos. Con la nueva RS2 Pro, Rieju perfecciona un poco más su rabiosa deportiva, así no se queda fuera de juego ante la inminente llegada de sus competidoras.

Rieju RS2 PRO 125
Rieju RS2 PRO 125

Menuda temporada nos espera, con la llegada de la nueva Yamaha YZF-R125 y la también posible aparición de la Suzuki GSX-R 125, la confrontación está servida. No obstante, hay que añadir la Honda CBR 125 R y las asiáticas Daelim Roadwin 125 R Fi, Kymco Quannon 125 e Hyosung GT 125R, aunque ésta última sea bicilíndrica es de 4 tiempos, como las demás.

Parece mentira la proliferación de modelos que han surgido en cuestión de dos años. Daba la impresión que el mercado de las 125 deportivas estaba abocado a desaparecer cuando los humeantes motores de 2 tiempos empezaron su declive gracias a las, cada vez más, restrictivas normas anticontaminantes. Hoy por hoy, este segmento goza de una excelente salud y poco a poco se ha ido consolidando con una oferta cada vez más atractiva.

No deja de ser paradójico que estas pequeñas joyas de agresivo aspecto y cuidados detalles, no consigan, ni por asomo, las prestaciones de sus homónimas con propulsores de agujeros. Por tanto, la mejor carta de presentación ha de ser su estética y en ese aspecto, la Rieju RS2 Pro que hoy nos ocupa es toda una experta. Ya en su primera aparición en 2006 impactó lo suyo, con esos faros en forma de ojos rasgados que parece que te están mirando con malas intenciones o el pequeño y afilado colín que termina en una hilera de «leds» a modo de piloto trasero.

Bien, dos años más tarde llega el momento de cambiar, de evolucionar y muy inteligentemente los responsables de Rieju han preferido dar continuidad a un concepto que aún funciona. Tan sólo cambios en su decoración para hacerla más atractiva y al mismo tiempo más agresiva, han bastado para ponerla al día en cuanto a tendencias cromáticas.

Mientras, los cambios importantes son los que harán que nos tengamos que fijar un poco más, pero ahí están. La mejor parte se la lleva el tren delantero, con una preciosa horquilla invertida firmada por Showa y un espectacular equipo de frenos, tanto delante como detrás, tipo «wave» firmado por Galfer. Lo demás se ha mantenido intacto a la espera de que la competencia apriete. Merece la pena Con cambios tan nimios a primera vista es posible que tengamos la impresión de que no merece la pena, pero a la hora de la verdad, cuando por fin nos damos una vuelta con ella, nos damos cuenta que sí se aprecian notables diferencias con el modelo anterior.

Para empezar la nueva horquilla consigue que el comportamiento general sea más homogéneo, dentro de ser una deportiva, está claro que su vida va estar marcada por la ciudad y alguna escapada de fin de semana a la sierra, por lo que su funcionamiento para esos menesteres es más que notable.

Hay que tener en cuenta, y esto reza también para los frenos, que toda la parte ciclo está sobredimensionada con respecto a las prestaciones de su motor de procedencia Yamaha, el cual, sin ser un prodigio, funciona sin queja alguna, subiendo de vueltas de forma muy progresiva, pero sin perder brío y energía en ningún momento hasta el corte de encendido allá en las 10.500 rpm. Por lo tanto, el equipo de frenos se muestra sobradamente preparado para la tarea encomendada, detener nuestra RS2PRO en el menor espacio posible. Sin embargo, alguna pega tenía que tener, y fundamentalmente yo encuentro dos. La pata de cabra retráctil es un condenado invento que debería haberse extinguido hace ya muchos años, así se evitarían sustos innecesarios. Y el estárter en forma de maneta en el manillar izquierdo y que se acciona con el dedo anular. Primero, si no lo conoces, está difícil de encontrar. Segundo, con la inyección electrónica se acabarían todos estos problemillas.

Sin duda, Rieju tiene especial cariño por esta deportiva que hará suspirar a más de un quinceañero, además la RS2 PRO es muy fácil de pilotar y se deja querer en cuanto le pones el ojo encima.