Renault Mégane TCE 130 CV, Opel Astra 1.4 Turbo de 125 CV y Peugeot 308 1.2 PureTech de 130 CV se enfrentan en nuestra batalla gasolina del día. Por esas cuestiones medioambientales que todos hemos conocido y sufrido recientemente han vuelto a la órbita de muchos usuarios los relegados motores de gasolina. Pero viene de atrás el esfuerzo de los fabricantes por desarrollar alternativas al moderno motor Diesel, que prácticamente ha monopolizado el mercado del automóvil (hasta el 80 por ciento en España), salvo en nichos muy concretos. Hoy sigue habiendo mayoría absoluta de ventas diésel, pero también se aprecia un repunte de los motores de gasolina en los segmentos tradicionales. Sin ir más lejos, las ventas en nuestro país en febrero de 2016 han dejado un porcentaje inimaginable hace poco: el 40,4 por ciento ya de vehículos de gasolina. Evidentemente hay categorías (como los ciudadanos o los utilitarios) que se prestan a ello, pero también entre los coches compactos sube la fiebre por la gasolina.
La estrategia tecnológica puesta por tanto en marcha por adecuar los motores de gasolina a los tiempos que corren ha consistido en minituarizarlos y buscar la prestación como en los diésel, con sofisticados sistemas de alimentación por inyección directa y turbo. Estrenado en el Astra, Opel ha desarrollado un nuevo motor 1.4 Turbo con estas características y también con distribución variable, además de fabricarlo en ligero aluminio. Opel lo desdobla en una versión de 150 CV y esta equilibradísima de 125 CV que llama la atención por su enorme suavidad de funcionamiento, bajísima acústica y elevado agrado de conducción. Las mismas sensaciones te transmite el nuevo 1.2 TCE de 130 CV del recién estrenado Renault Mégane, un coche que lo sientes agradabilísimo de conducir por su fino motor. Por su parte, el Peugeot 308 cuenta también con un motor de solo 1,2 litros de cilindrada y 130 CV, pero en su caso sobre un bloque de sólo 3 cilindros, por los 4 de sus rivales. De primeras no lo sientes tan fino girando como los 4 cilindros, percibes que vibra más, pero también la respuesta inicial desde bajas revoluciones del 1.2 PureTech tricilíndrico resulta más temperamental. En cualquier caso, los tres modelos te hacen experimentar la finura de funcionamiento de los motores de gasolina y que, por mucho que avancen los Diesel, nunca serán igual.
Como te decía, el Opel Astra 1.4 Turbo resulta soberbio y en gran medida lo sientes un coche de mayor calidad que el Renault Mégane y sobre todo que el Peugeot 308 por la exquisita suavidad con que funciona y empuja su motor, que lo da todo a bajo y medio régimen con buenas sensaciones de empuje. El Renault Megane TCE también cautiva por la calidad y agrado que aporta su mecánica, pero también su motor es el que parece responder con menor autoridad solo a muy bajas revoluciones. El Peugeot 308 lo sientes a cambio el más vivo, con una respuesta con cierto carácter turbo muy solvente y con una larga estirada, vamos como un gasolina de toda la vida. En cualquier caso, las prestaciones de los tres modelos te llevan a sentirlos capaces y muy agradables rodadores familiares en carretera.
En gran medida estos tres coches con modernos motores de gasolina se dejan llevar como los turbodiésel actuales, es decir, aprovechando el bajo/medio régimen de sus motores y las marchas altas de sus buenas cajas de cambio de 6 velocidades con cierta despreocupación. Sobre sus consumos, una reflexión: respecto a sus equivalentes versiones Diesel, Opel Astra y Peugeot 308 consumen en torno a un 30 por ciento más, y un 18% el Renault Mégane (y la gasolina cuesta un 15 por ciento más que el gasóleo), pero también es cierto que en carretera es habitual poder movernos en los tres por debajo de los 6 litros a los 100 km y, aun siendo proporcionalmente mayor, el coste diario se ve de otra manera. Eso sí, victoria clara para un Renault Mégane cuyo consumo real de media nos ha cifrado sólo 6,0 l/100 km, por los 6,5 finales de Opel Astra y Peugeot 308.
Renault Mégane, Opel Astra y Peugeot 308: comportamiento
Sus pequeños motores de gasolina, que además están fabricados todos en aluminio, intervienen también en las muy buenas sensaciones dinámicas de los bastidores de Renault Mégane, Opel Astra y Peugeot 308. Se sienten más ligeros de guiar y con un actitud muy sencilla y fiable en curva lenta que sus equivalentes Diesel, que soportan mayor peso siempre delante. Por ello también el trabajo de las suspensiones parece más suave. El Opel Astra otra vez te transmite una comodidad, suavidad, calidad de rodadura y sencillez de guiado que te lleva a percibirlo como un producto más cuidado y de calidad. No sólo es muy fino rodando, sino que con esa suavidad resulta también muy ágil de dirección y se presta a rodar por curva muy rápido de forma sencilla.
El Renault Mégane tiene una actitud muy parecida. Es muy cómodo, rueda con mucha suavidad y también su dirección te permite llevarlo rápido con mucha naturalidad, pero en conjunto no alcanza el gran nivel del Opel Astra. El Peugeot 308, y por lo que implica el acabado GT Line de la unidad probada, otra vez remarca sensaciones siempre más deportivas. Con suspensiones más firmes y neumáticos con menor perfil, sientes un coche reactivo de dirección y aplomado, y por ello más insinuante para rodar fuerte, pero no porque su comportamiento sea superior. Son coches sin complicaciones, sin excesos de kilos ni de CV, y aquí radica el equilibrio, agrado y eficacia de todos ellos.
Renault Mégane, Opel Astra y Peugeot 308: el espacio
Ya hemos conocido a los nuevos Opel Astra y Renault Mégane. Del primero hay que destacar las muy buenas cotas de habitabilidad que ofrece en las plazas traseras (2 cm más que el 308 y 7 que el Mégane), pero también su discutible maletero de solo 320 litros verificados (como muchos utilitarios) con rueda de emergencia. Por otra parte, presenta una elevada calidad de acabados, muy buenos detalles, equipamiento a la última, con sofisticados faros de LED activos o el servicio Opel On Star, y en general cierta sensación de haber subido el Astra de categoría.
El Renault Mégane invierte la forma de administrar sus centímetros. Ofrece muy buen maletero (410 litros medidos por nuestro Centro Técnico), pero el menor espacio para las piernas de los pasajeros traseros. Los materiales con que cubre su habitáculo son menos vistosos que en el Opel Astra y ciertos detalles (ajustes de asientos) menos precisos, pero también está o puede estar muy bien equipado. En su caso es destacable la gran pantalla central que puede equipar (no esta unidad probada) y su cuadro de relojes y modos de conducción configurables. Por último, el "veterano" Peugeot 308 cuenta con el mayor maletero (415 litros) y un gran espacio general, pero sigue siendo único con su peculiar puesto de conducción, donde un volante de aro pequeño y el cuadro de relojes sobreelevado te lleva a tomar una posición diferente a la que conviene primer acostumbrarse.
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