Prueba: Kia Carens 1.7 CRDi VGT, a prueba de niños

Capacidad, confort y competitividad. Son las tres “C" que pido a todo monovolumen popular compacto y, tras mucho día de uso y rutina, el nuevo Kia Carens demuestra cumplirlas a la perfección. Sin alardes, sin exhibiciones, pero con la buena voluntad de serie y una gran disposición familiar. A su buen espacio y comodidad, suma un precio que pone en jaque a Ford Grand C-Max y Renault Grand Scénic.

Jordi Moral. Twitter: @jordimoralp. Fotos: Mikael Helsing

Prueba: Kia Carens 1.7 CRDi VGT, a prueba de niños
Prueba: Kia Carens 1.7 CRDi VGT, a prueba de niños

Hay coches que, como el vino, creo que ganan cuerpo con el tiempo. Me ocurrió ya con la última generación del Renault Mégane, cuyo inicial tacto “fofo” acabé percibiendo como gran suavidad tras el paso de kilómetros; y me vuelve a suceder esta vez con la tercera generación de un completo Kia Carens. Te subes y su excesiva asistencia de dirección, el largo recorrido del cambio, o un motor con poco bajo régimen para lo que hoy se estila, trasladan un primer mensaje de debilidad que, en cambio, el manejo diario convierte pronto en comodidad, elevándose con el uso a monovolumen muy bien pensado y funcional. La verdad es que tampoco me produce sorpresa.

 Kia Carens 1.7 CRDi VGT, a prueba de niños

Hace ya 7 años, la anterior 2ª generación del Kia Carens me dejó gran sabor de boca. Hablaba ya entonces de una Kia emergente, de un producto coreano que se acercaba al europeo… curiosamente, mismos apuntes que leo hoy bastante tiempo después en muchos análisis de su gama. Se acabó. Producto a producto, Kia ya ha demostrado estar a la altura, y su último Carens, que estrena además nueva plataforma, no es más que otro ejemplo.

 

Buen tipo

Muy mejorado en su imagen y con más proporción de turismo (hoy es 2 cm más corto, tiene vías hasta 10 cm más anchas y es 4 cm más bajo que antes), el Kia Carens corrige muchos anteriores defectos. Que criticamos sus cortas banquetas, pues hoy son muy largas, con asientos que envuelven perfectamente; que el ordenador de viaje tenía mal manejo desde la instrumentación, pues hoy desde el propio volante; y que el interior era demasiado austero, pues ahora sobresale con un diseño moderno y gran calidad percibida, incluso con salpicadero superior acolchado o hasta paneles de puertas en cuero sintético de serie.

 

Es verdad que el nuevo Kia Carens aún conserva alguna “mancha”, como un pedal de embrague que si lo llevas a fondo sigue hundiéndose y con dificultad de retorno, o un sensor de luz con demasiado retardo en su activación; y también lo es que no impacta en su dotación, sin ofrecer en España los últimos sistemas de asistencia que, en cambio, sí puede incluir en otros mercados… como delatan las múltiples teclas “mudas” que ofrece alrededor del conductor. Y es que lo suyo, más que la ostentación, es la hospitalidad. Difícil con el uso encontrar a bordo más defectos en el nuevo Kia Carens. La postura de conducción es buena (no demasiado alta para ser un monovolumen y ya con volante regulable también en profundidad) y hoy pule aún más su reputado espacio y modularidad familiar. Hogar, dulce hogar.

 

Puede así que el nuevo Kia Carens no sea un “10” en nada, pero sí es un notable muy alto en casi todo. Hora de ponerlo patas arriba. En la vital anchura trasera, por ejemplo, es excepcional, sólo superado por el Toyota Verso. Además, cuenta con tres asientos independientes, por lo que compruebo que la 2ª fila puede dar cabida a tres sillitas, a dos y un adulto, o a una sillita y dos adultos bien (los abuelos, por ejemplo). Olvídate de cualquier SUV, quien tenga hijos sabrá de lo que hablo.

 Kia Carens 1.7 CRDi VGT, a prueba de niños

El nuevo Kia Carens es así casi un Xsara Picasso en versión moderna, donde no falta tampoco un piso totalmente plano, amplios accesos, salidas traseras de aire, cajones ocultos bajo el piso (abundan los huecos por dentro), tratamiento “Clean Tex” en el tapizado de asientos para repeler manchas, y hasta mesitas plegables para que los pequeños se entretengan, por ejemplo, dibujando. Mis sobrinos, por lo menos, lo hacen. Porque, sí, tal es el recorrido longitudinal de los 3 asientos traseros (18 centímetros ante los 13 de Citroën Grand C4 Picasso, los 15 de Ford Grand C-Max o los 17 de Renault Grand Scénic) que puedes contar con gran espacio para piernas o acercar totalmente la banqueta al respaldo delantero. Y siempre, todo sea dicho, con mucho maletero.

 

Los mínimos 555 litros de capacidad de maletero del nuevo Kia Carens no llegan a los 635 del Citroën, pero sí “copian” a Renault y superan claramente a Ford y Toyota. Recupera la gran idea de montar la rueda de repuesto bajo la carrocería (eso sí, de emergencia), por lo que no condiciona al maletero y permite disponer de un gran doble fondo oculto y de hasta un cajón independiente para guardar la bandeja enrollable. Tampoco falta la posibilidad de abatir asientos con superficie plana, ni siquiera en el asiento delantero de copiloto: llega a dejar hasta 2,70 metros de superficie de longitud de salpicadero a portón para cargar objetos largos. Todo ello, claro, con las 5 plazas de serie de nuestro acabado intermedio Drive, porque por 700 € más (de serie en el acabado superior Emotion) puede montar dos razonables asientos más bajo el piso del maletero. No es barato (en un Grand Scénic cuesta 500 € y 300 en un Opel Zafira Tourer) pero puede llegarte a ser útil.

 Kia Carens 1.7 CRDi VGT

Confort por delante

Si de la versatilidad del Kia Carens prácticamente sólo echamos en falta hoy poder desmontar asientos, en marcha es verdad que no llega a tanta excelencia, aunque cumple bien en su papel familiar. Para empezar, no es más rápido que antes, ni siquiera con su motor más recomendable (el nuevo 1.7 CRDi en versión superior de 136 CV) ni tampoco hoy con su recortadísimo peso, hasta 150 kg menos que el anterior Carens.

 

Su respuesta bajo 2.000 rpm, y hasta que entra un turbo muy presente, no es hoy la de un Diesel tan moderno. Así que, mientras sus rivales se hacen fuertes a bajo régimen, Kia no tiene más remedio que camuflarlo acortando mucho los desarrollos de cambio para que esa debilidad no pase factura luego en carretera. Y lo consigue. Su 6ª casi de deportivo ayuda a obtener recuperaciones muy convincentes, y casi sin castigar por otra parte los consumos; lo que sí habla, a cambio, de una mecánica muy eficiente. De hecho, pese a ello, sólo Grand Scénic 1.6 dCi y VW Touran 2.0 TDi le superan… y eso también que Kia incluye Stop/Start sólo en su acabado alto Emotion… no aquí. Digamos que, como monovolumen que es, mecánicamente cumple con lo que esperas.

 

Como también dinámicamente. Ya he comentado que, de inicio, el nuevo Kia Carens traslada un tacto blando, sobre todo de una dirección “Flex Steer” que, aunque ofrece 3 grados de asistencia, te lleva a olvidar por exagerados los modos Comfort y Normal. En Sport la sientes algo más directa, pero siempre demasiado aislada informativamente. Es algo que, sin embargo, llegas a aceptar con el paso de los días según te acostumbras ya al grado de giro necesario. Suavidad que siempre está presente también en las suspensiones.

 

Técnicamente, el nuevo Kia Carens ha perdido el más avanzado tren trasero Multibrazo por un simple eje torsional, pero ni a plena carga sientes hoy que trabaje peor. Sin duda, el equilibrio es la nota dominante. El Carens filtra y gestiona bien el bache, dejándose llevar también muy fácil con un movimiento de carrocería evidente pero no exagerado. Frena con garantías, a pesar de montar aquí unos neumáticos Nexen 205/55 R16 que no son un prodigio en agarre, y tiene una gran estabilidad lineal como rodador de largo recorrido. Puede, de nuevo, que no sea un “10”: lo hay más ágiles (sobre todo, Grand C-Max), más cómodos (ahí está un Grand C-Picasso) e incluso también hay quien combina mejor ambos mundos (Grand Scénic, por ejemplo). Pero, si a todo eso, sumas ya un precio mínimo 3.500 € más barato que cualquiera de sus rivales, entonces será muy difícil que encuentres uno más completo. Es el efecto multiplicador del nuevo Kia Carens.