Opel Insignia 2.0 CDTi Sport vs Volkswagen Passat 2.0 TDI Highline

Ambos ofrecen más de 160 CV y 1.200 km de autonomía, pero Opel apuesta por un toque de deportividad, mientras que VW, por una implacable racionalidad. Estamos ante dos berlinas que no renuncian a nada, cada una con un estilo propio muy marcado.

Opel Insignia 2.0 CDTi Sport vs Volkswagen Passat 2.0 TDI Highline
Opel Insignia 2.0 CDTi Sport vs Volkswagen Passat 2.0 TDI Highline

Concebidos para los viajeros alérgicos a las gasolineras, estos dos modelos son de los pocos del mercado que ofrecen más de 160 CV y unas emisiones de CO2 inferiores a 120 g/km. Bajo consumo y buenas prestaciones, por tanto, son sus cartas de presentación, pero no sus únicas cualidades. Casi se podría decir que no están dispuestos a renunciar a nada, aunque no es cierto. En el caso del VW Passat, por ejemplo, la tentación de equipar la transmisión DSG opcional hace que las emisiones de CO2 homologadas superen la barrera de los 120 gramos, situándose en 139, de modo que deja de estar exento del Impuesto de Matriculación y, como consecuencia de esto y del coste intrínseco del propio cambio DSG, se incrementa respecto al manual en casi 3.600 euros una factura que ya de partida es 1.850 euros (sin contar descuentos) más elevada que la del Insignia con el acabado Sport aquí tratado. Es, sin duda, la principal desventaja del Passat en esta comparativa, pero no la única, pues el Opel Insignia también es un coche que tiene muchas más virtudes que defectos.La diferencia más destacable entre ambos modelos es la puesta a punto del bastidor. En el caso del Opel Insignia, nada más afrontar la primera curva notamos un chasis más inmediato, de apoyos muy instantáneos, combinado con una dirección más rápida que la de su rival. Proporciona aún mayor confianza que el VW Passat, además los amortiguadores activos de serie son capaces de conseguir un elevadísimo nivel de confort, incluso en baches pronunciados, sin que por ello haya movimientos parásitos de la carrocería. El Volkswagen balancea algo más, pero no mucho gracias a la opción de suspensión deportiva de nuestra unidad, que consigue una eficacia en zonas viradas tan alta o más que el Insignia. Sin embargo, si tratamos de superar el ya de por sí elevadísimo límite que es capaz de lograr sin apenas esfuerzo ni reacciones extrañas, no da tanta confianza como el Insignia, cuyo chasis proporciona mejores sensaciones en conducción muy dinámica. La mejora en agarre y eficacia en curva que se gana con la suspensión rebajada del Passat no compensa la sensible pérdida de confort que acarrea, pues justo esa cualidad era la que más nos gustó cuando probamos la versión 1.6 TDI, toda una referencia en la materia. Quizá la opción de suspensión adaptativa, como la del Opel, convenza a todos los gustos. En ambos casos el silencio de marcha es digno de mención y se encuentra muy a la par. En este sentido, los larguísimos desarrollos del Opel (unos 65 km/h a 1.000 rpm en 6ª) hacen que la rumorosidad mecánica a velocidad mantenida sea casi nula, pues en carretera y autopista el motor gira por debajo de 2.000 vueltas mientras respetemos los límites legales de velocidad, de manera que apenas se oye. No ocurre lo mismo bajo aceleración ni en las zonas media y alta del cuentavueltas, donde el Volkswagen Passat nos procura un sonido algo más cuidado. A la hora de exprimir sus mecánicas el impecable cambio DSG del Passat, que cuenta con un funcionamiento suave y muy instantáneo, junto con unos desarrollos más cortos, consigue ventaja en prácticamente todas las mediciones de prestaciones. El peso superior del Insignia, unido a los excesivos desarrollos, perjudica el apartado dinámico, pese a que el rendimiento de su propulsor es superior al del Passat, sobre todo en lo que a par motor se refiere, como se puede apreciar gracias a las curvas obtenidas en nuestro banco de rodillos. Esto obliga a recurrir al cambio más de lo que quisiéramos, e incluso estirar más el motor para que al pasar a la siguiente velocidad éste no caiga demasiado de vueltas. Tampoco el manejo del cambio resulta perfecto, sobre todo por los largos recorridos longitudinales de la palanca y por un pomo no demasiado ergonómico. La entrega, tanto de potencia como de par motor, es superior y a menos vueltas en el Opel. La velocidad de respuesta es muy inmediata en ambos. Si fuera más ligero, el Insignia mejoraría muchísimo dinámicamente.

En cuanto a los apartados de aceleración y adelantamientos, un peso menos contenido que el del Passat y unos desarrollos larguísimoshacen que el Insignia recupere peor frente al Passat, cuya transmisión DSG aporta excelente dinamismo pese a una cantidad bastante menor de par motor.

La mayor ligereza del Volkswagen aporta una inestimable ventaja en esta medición desde los primeros metros. En cualquier caso, la buena capacidad de tracción del tren delantero de ambos modelos está fuera de toda duda. En cuanto a rumorosidad, las diferencias entre ambos son mínimas, hasta el punto de que las plazas traseras son las que inclinan la balanza a favor del Passat, que, además, ofrece un sonido algo más refinado al acelerar.

En Volkswagen han sabido contener muy bien el peso del Passat, lo que mejora todas las mediciones dinámicas. En cuanto a la habitabilidad, las cuadradas formas en el diseño logran ventaja frente a unas líneas más deportivas del Insignia. Concebidos para los viajeros alérgicos a las gasolineras, estos dos modelos son de los pocos del mercado que ofrecen más de 160 CV y unas emisiones de CO2 inferiores a 120 g/km. Bajo consumo y buenas prestaciones, por tanto, son sus cartas de presentación, pero no sus únicas cualidades. Casi se podría decir que no están dispuestos a renunciar a nada, aunque no es cierto. En el caso del VW Passat, por ejemplo, la tentación de equipar la transmisión DSG opcional hace que las emisiones de CO2 homologadas superen la barrera de los 120 gramos, situándose en 139, de modo que deja de estar exento del Impuesto de Matriculación y, como consecuencia de esto y del coste intrínseco del propio cambio DSG, se incrementa respecto al manual en casi 3.600 euros una factura que ya de partida es 1.850 euros (sin contar descuentos) más elevada que la del Insignia con el acabado Sport aquí tratado. Es, sin duda, la principal desventaja del Passat en esta comparativa, pero no la única, pues el Opel Insignia también es un coche que tiene muchas más virtudes que defectos.La diferencia más destacable entre ambos modelos es la puesta a punto del bastidor. En el caso del Opel Insignia, nada más afrontar la primera curva notamos un chasis más inmediato, de apoyos muy instantáneos, combinado con una dirección más rápida que la de su rival. Proporciona aún mayor confianza que el VW Passat, además los amortiguadores activos de serie son capaces de conseguir un elevadísimo nivel de confort, incluso en baches pronunciados, sin que por ello haya movimientos parásitos de la carrocería. El Volkswagen balancea algo más, pero no mucho gracias a la opción de suspensión deportiva de nuestra unidad, que consigue una eficacia en zonas viradas tan alta o más que el Insignia. Sin embargo, si tratamos de superar el ya de por sí elevadísimo límite que es capaz de lograr sin apenas esfuerzo ni reacciones extrañas, no da tanta confianza como el Insignia, cuyo chasis proporciona mejores sensaciones en conducción muy dinámica. La mejora en agarre y eficacia en curva que se gana con la suspensión rebajada del Passat no compensa la sensible pérdida de confort que acarrea, pues justo esa cualidad era la que más nos gustó cuando probamos la versión 1.6 TDI, toda una referencia en la materia. Quizá la opción de suspensión adaptativa, como la del Opel, convenza a todos los gustos. En ambos casos el silencio de marcha es digno de mención y se encuentra muy a la par. En este sentido, los larguísimos desarrollos del Opel (unos 65 km/h a 1.000 rpm en 6ª) hacen que la rumorosidad mecánica a velocidad mantenida sea casi nula, pues en carretera y autopista el motor gira por debajo de 2.000 vueltas mientras respetemos los límites legales de velocidad, de manera que apenas se oye. No ocurre lo mismo bajo aceleración ni en las zonas media y alta del cuentavueltas, donde el Volkswagen Passat nos procura un sonido algo más cuidado. A la hora de exprimir sus mecánicas el impecable cambio DSG del Passat, que cuenta con un funcionamiento suave y muy instantáneo, junto con unos desarrollos más cortos, consigue ventaja en prácticamente todas las mediciones de prestaciones. El peso superior del Insignia, unido a los excesivos desarrollos, perjudica el apartado dinámico, pese a que el rendimiento de su propulsor es superior al del Passat, sobre todo en lo que a par motor se refiere, como se puede apreciar gracias a las curvas obtenidas en nuestro banco de rodillos. Esto obliga a recurrir al cambio más de lo que quisiéramos, e incluso estirar más el motor para que al pasar a la siguiente velocidad éste no caiga demasiado de vueltas. Tampoco el manejo del cambio resulta perfecto, sobre todo por los largos recorridos longitudinales de la palanca y por un pomo no demasiado ergonómico. La entrega, tanto de potencia como de par motor, es superior y a menos vueltas en el Opel. La velocidad de respuesta es muy inmediata en ambos. Si fuera más ligero, el Insignia mejoraría muchísimo dinámicamente.

En cuanto a los apartados de aceleración y adelantamientos, un peso menos contenido que el del Passat y unos desarrollos larguísimoshacen que el Insignia recupere peor frente al Passat, cuya transmisión DSG aporta excelente dinamismo pese a una cantidad bastante menor de par motor.

La mayor ligereza del Volkswagen aporta una inestimable ventaja en esta medición desde los primeros metros. En cualquier caso, la buena capacidad de tracción del tren delantero de ambos modelos está fuera de toda duda. En cuanto a rumorosidad, las diferencias entre ambos son mínimas, hasta el punto de que las plazas traseras son las que inclinan la balanza a favor del Passat, que, además, ofrece un sonido algo más refinado al acelerar.

En Volkswagen han sabido contener muy bien el peso del Passat, lo que mejora todas las mediciones dinámicas. En cuanto a la habitabilidad, las cuadradas formas en el diseño logran ventaja frente a unas líneas más deportivas del Insignia.