Inició su andadura en Japón en 2010, se vendió en Europa en 2011 y en 2013 ya tenemos su sustituto. Una nueva generación, pero nadie lo diría, porque todo el dinero se ha gastado en la ingeniería, en lo que sientes cuando lo utilizas, pero no hacia el exterior, que no cambia. ¿Será por eso que no se han atrevido a llamarlo Leaf2?¿O ha sido para mantener el valor residual del primero, a pesar de los avances del nuevo?
Presentación
El nuevo Leaf ha hecho todo lo posible por ampliar su clientela potencial. Y no mira a los ecologistas empedernidos, sino a ti y a mi, se quiere dirigir a usuarios de coches convencionales. Y si el Leaf era el primer eléctrico que no lo parecía si te olvidabas de su imagen, ahora aún más. Sin abandonar los colores claros de su interior, luminosos y alegres, ahora nadie dirá que se aleja de los gustos tradicionales europeos, porque ofrecerán también un salpicadero gris oscuro. Incluso ofrecen cuero opcional en negro. Y de serie asientos con más soporte lateral, como si pensaran en aprovechar su impresionante control de tracción al pasar el ápice de las curvas. Pues sí, lo piensan. Chasis, suspensión, tacto de freno y dirección, incluso la respuesta al acelerador se han revisado en esta segunda edición del Leaf, de la misma manera que han adaptado el Leaf estadounidense para ese mercado. El Nissan Leaf europeo se fabrica en Sunderland (Gran Bretaña), en la misma línea de montaje en la que se ensambla el Qashqai, y esto dicen que es clave para ajustar el precio y afinar en los gustos de la puesta a punto.
Baterías de alquiler
Quizá Renault tenía razón… o no, pero para conseguir bajar de la barrera de los 20.000 euros con el Nissan Leaf, ahora Nissan propone comprar el coche sin sus baterías de litio. O mejor expresado, los 320 kilos para encerrar la energía eléctrica del coche bajo los asientos siempre vienen montadas de fabrica, pero las baterías podrán ser propiedad de Nissan, si te comprometes a pagar un alquiler. 79 euros mensual en el caso más económico, con derecho a 12.500 km anuales y compromiso de tres años. 89 euros o 99 euros si tu “compromiso de permanencia” es de dos o un año, respectivamente. En función del kilometraje también la tarifa aumenta, llegando a 122 euros. Con esos 24.000 euros más alquiler te ahorrarías 5.500 euros desde los 29.900 euros que cuesta “completo” el nuevo Nissan Leaf. A esto habría que sumarle el plan Pive2, que podría dejar el precio bajo esos 20.000 euros. Ha bajado el precio desde los 33.900 del Leaf1 (sin ayudas, que con ellas se estaba anunciando esta semana por 25.500 euros), pero te llevas más. Primero, la experiencia acumulada de los tres años que lleva en el mercado en Japón. Segundo, una reingeniería y una integración de funciones que ha permitido afinar el coche, quitando unos 32 kilos a base de compactar toda la electrónica, que de paso ofrece más espacio útil.
Consumo y ecología
Más maletero –no tires cohetes, pero 40 litros más es prácticamente un 10 por ciento de crecimiento- y sobre todo más autonomía. Se han quedado en 199 km de autonomía homologada por voluntad –como cuando alguien fija un precio-, porque con montar unos neumáticos especiales o haber preconizado presiones muy altas como hace Opel habrían llegado a los 200 km. El esfuerzo en los Centros Técnicos de Nissan se ha hecho y por ejemplo estrenan dentro del grupo Renault-Nissan un nuevo sistema de climatización por bomba de calor, que tiene un rendimiento un 70 por ciento superior que un aire acondicionado o una calefacción convencionales. ¿Y eso qué tiene que ver con la autonomía? Pues el confort térmico de los ocupantes es uno de los graves problemas del eléctrico, porque si empleas los kilowatios en otras cosas que no sea rodar… antes tendrás que vértelas con el enchufe.
Finalmente, si tu casa “puede”, el nuevo Nissan Leaf admite recargas en la mitad de tiempo, solo cuatro horas, con potencias de 6,6 kW en lugar de los 3,3 kW de consumo del anterior. Será de serie para los tres acabados disponibles, Visia, Acenta y Tekna, mientras que la toma de carga para el estándar Chademo (la carga rápida que en media hora coloca la batería en un 80 por ciento de su carga total) se ofrece solo en las dos versiones superiores.
Vida interior
Hay que ser propietario para darse cuenta de que en el pomo del cambio en lugar de la posición “eco” ahora está escrita una letra “B”, una especie de freno eléctrico tan habitual en los vehículos híbridos, que fuerza una recuperación de energía más intensa que antes en las bajadas y, en general, en toda retención, pero sin limitar la potencia a la hora de acelerar. Así se añaden kilómetros a la autonomía, que tan bien les viene a los eléctricos. Vale, en el anterior siempre podías acariciar el freno para conseguir el mismo efecto, incluso modulando a voluntad, pero esto obligaba a implicarte más en la conducción.
¿Y la posición Eco, que cambiaba la ley del acelerador para “auto-forzarte” una conducción más pausada, con una respuesta al acelerador menos directa? El modo Eco sigue ahí, pero está en un botón bien destacado en el volante con esa sigla “eco”. Si lo pulsas, el “pronosticador de autonomía” por arte de magia te devuelve unos 20 km extras de autonomía. A cambio, además de inercia, perderás climatización…
Existen más cambios de detalle que llamarán la atención al usuario habituado a un Leaf. Un botón a la izquierda del salpicadero ahora permite activar un bloqueo de la tapa de los enchufes en el frontal, que van iluminados por un led.
Motor y comportamiento
Todo esto se puede enseñar. Del resto del centenar de cambios la integración de componentes en uno más sucinto y compacto es lo más importante. Y eso no se ve, hay que buscarlo. Si levantas el capó verás que no se parece en nada al anterior. El motor es nuevo, con la misma potencia, un poco menos de par y menos inercia. La velocidad punta baja 1 km/h pero supera los 140 km/h. La aceleración mejora, porque además se ha acortado el desarrollo. Otros cambios del coche solo se sienten. Al volante, vaya si se nota. El conductor podrá apreciar que la dirección se ha endurecido, especialmente notable cuando sale a carretera. En efecto de autocentrado es muy superior. El freno se ha revisado por completo, para tener un tacto menos artificioso, más parecido al freno de un coche normal y, para mucha gente, será como un freno normal. Es el mejor halago que se le podía hacer, porque el objetivo es que el tacto del freno fuera indistinguible del tacto de freno de un Nissan Qashqai. El chasis se ha hecho algo más rígido en puntos críticos, se ha rediseñado el subchasis delantero, los anclajes de las suspensiones son nuevos. Gran parte de la puesta a punto para que te creas que es un coche “normal” se ha llevado a cabo en el Centro Técnico de Barcelona, donde se han calibrado la amortiguación, más eficaz que antes, todavía confortable, aunque se ha perdido algo del efecto de alfombra mágica –literal, incluso en la parte cimbreante al pasar las irregularidades- que le daban un halo especial al Leaf. Lo mismo que la dirección, que conserva su desmultiplicación, pero se ha revisado en mapas de asistencia y en cotas, de manera que ahora en carretera obliga a hacer más esfuerzo en curvas. La estabilidad lineal se ha incrementado y todo sin recurrir a neumáticos especiales, son unos Eco convencionales, de Michelin, Bridgestone o Dunlop, pero de los que puedes encontrar en turismos cualquiera, para no perder en cuanto a comportamiento, ni lateral, ni en frenada.
Rivales
Peugeot ion
Precios (sin considerar plan Pive2 ni incentivos)
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Sin batería (alquiler desde 79 euros al mes) |
Visia |
29.900 € |
24.000 € |
Acenta |
33.700 € |
27.800 € |
Tekna |
36.100 € |
30.200 € |
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