Sólo vienen a Europa 40 y ¡uno es nuestro!… al menos los días que ha durado la prueba, que nos parecieron pocos, muy pocos. El GT-R es uno de esos coches pensados desde el principio para que el conductor disfrute de lo que está haciendo y, si ya cuesta desprenderse de la versión normal, se pueden imaginar lo que nos ha costado devolver una limitada como esta que muy pocos tienen. Nissan se ha sacado de la manga una curiosa variante del GT-R denominada SpecV, más radical y menos funcional, pensada para rodar en circuito; de hecho, hay quien considera que es pecado comprarse este GT-R y no peregrinar a la ‘catedral del motor’ que es el circuito de Nürburgring al menos un par de veces al año.
No aporta muchos cambios con respecto al GT-R convencional pero sí lo suficientemente importantes como para afectar al conjunto, sobre todo en lo que respecta al precio, que se incrementa casi el doble -77.000 euros más caro-. Emplea el mismo motor 6 cilindros en V biturbo de 485 caballos, pero con una nueva programación denominada internamente HGB –High Geared Boost- que aumenta momentáneamente la presión de la sobrealimentación y a voluntad del conductor.
Cuando el conductor lo solicita –mediante una combinación de botones-, y siempre en las tres últimas marchas, el sistema genera durante 80 segundos 1,2 mkg más de par y desde 700 vueltas antes; no se consigue una mejora en las aceleraciones desde parado, pero sí que el coche sea más rápido a la hora de recuperar, y por tanto más veloz en el tiempo por vuelta. Comparado con el GT-R convencional, esta reprogramación no se aprecia conduciendo, ya que la mejora se sitúa entre 1 y 3 décimas de segundo y habría que tener una percepción muy buena para darse cuenta que, por ejemplo, el paso de
También dispone de nueva reprogramación de la caja de cambios, que baja consumos subiendo a una marcha superior antes cuando circulamos en modo automático. Esta condición, unida a la rebaja de peso
Se ha eliminado la suspensión variable. Sigue confiando en unos amortiguadores Bilstein, pero más firmes y no adaptativos, con muelles 40 N/mm más firmes delante y 20 N/mm más detrás y cuenta con más caída negativa en las ruedas delanteras. La mayor dureza de suspensiones ha permitido reducir la resistencia de la estabilizadora delantera en 20 N/mm y se ha cambiado el brazo superior de la suspensión delantera por otro que permite variar los reglajes para adaptarlo a los distintos circuitos.
Todo este conjunto de medidas hacen del SpecV un coche todavía más dinámico. En la calle se nota más firme, aunque no mucho más que el GT-R normal en posición R de suspensión, y tampoco se aprecia un comportamiento muy diferente. Sigue siendo muy efectivo y corriendo mucho. La cosa cambia en circuito, donde su tren delantero permite atacar el interior de la curva todavía con mayor facilidad. No es normal lo bien que se comporta este coche que, a pesar de su potencia y prestaciones, hace ‘fácil’ lo que otros complican. No llega al refinamiento de un rival alemán, como Porsche –hay muchos ruidos de transmisión- pero en un circuito, que es para lo que nace esta versión, está con ellos.