Las cerraduras del nuevo BMW Serie 7 se abren pulsando un botón de su llave electrónica. Al mismo tiempo se encienden unas lucecitas que iluminan el entorno del coche desde las manillas de las puertas. Por su forma recuerdan a las de los Saab, pero, una vez abiertas, las puertas se quedan fijas en el ángulo elegido gracias a su freno continuo, sin posiciones predeterminadas como es habitual. El interior se reconoce como el de un BMW, pero aparentemente faltan cosas como la palanca del cambio, la del freno de mano o las de reglajes de asientos. También han desaparecido casi por completo las teclas del salpicadero y en el cuadro sólo hay dos agujas analógicas, frente a las cinco del anterior Serie 7. La sencillez aparente la confirma un dato: su predecesor ofrecía 35 indicadores y 65 elementos de servicio, frente a los 16 indicadores y 29 elementos del actual. Sin embargo, el recién llegado es capaz de realizar 270 funciones sólo controladas por la voz.
Para empezar a conocer el coche, sin embargo, preferimos utilizar el sistema iDrive con el "ratón" en forma de rueda giratoria sobre la consola central, donde iría la palanca del cambio del anterior Serie 7. Antes, conectamos la llave electrónica en su alojamiento para arrancar el motor mediante un botón start-stop, ya acomodados en unos asientos que aparentemente son unos butacones de salón (los de atrás pueden ser incluso mejores), pero que se pueden convertir en unos auténticos bacquets al estilo más deportivo. Sus mandos ya no están en la base de la banqueta, sino en la consola central. Varios botones con la silueta del asiento nos permiten elegir el reglaje para corvas, muslos, espalda, hombros y cabeza, además de la sujeción lateral o el apoyo lumbar; todo ello a través de una sencilla ruedecita junto a los botones. Hablamos del asiento más sofisticado de la Serie 7, que también ofrece masaje relajante, mientras que hay otro con el eficaz sistema de ventilación activa, al estilo del que tiene Mercedes en la Clase S.
El puesto de conducción del Serie 7 presenta una serie de mandos para funciones básicas como luces, limpiaparabrisas, climatización, audio, etc. Son las funciones de confort, comunicación, asistencia, servicio o reglaje de suspensión entre otras las que se controlan desde el "ratón" de la consola central y se reflejan en la pantalla del salpicadero; incluso la climatización también se puede regular a través suyo.
Pero tenemos curiosidad por ver cómo se comporta el Serie 7. El freno de estacionamiento se acciona desde una tecla, en el extremo izquierdo del salpicadero, que actúa sobre las ruedas traseras a motor parado. Cuando el coche está en marcha, también se puede activar un freno de estacionamiento automático desde una tecla en el volante multifunción. Y es comodísimo. Una vez activado, entra en acción sobre las cuatro ruedas siempre que nos detenemos y se libera al volver a pisar el acelerador.
Las cerraduras del nuevo BMW Serie 7 se abren pulsando un botón de su llave electrónica. Al mismo tiempo se encienden unas lucecitas que iluminan el entorno del coche desde las manillas de las puertas. Por su forma recuerdan a las de los Saab, pero, una vez abiertas, las puertas se quedan fijas en el ángulo elegido gracias a su freno continuo, sin posiciones predeterminadas como es habitual. El interior se reconoce como el de un BMW, pero aparentemente faltan cosas como la palanca del cambio, la del freno de mano o las de reglajes de asientos. También han desaparecido casi por completo las teclas del salpicadero y en el cuadro sólo hay dos agujas analógicas, frente a las cinco del anterior Serie 7. La sencillez aparente la confirma un dato: su predecesor ofrecía 35 indicadores y 65 elementos de servicio, frente a los 16 indicadores y 29 elementos del actual. Sin embargo, el recién llegado es capaz de realizar 270 funciones sólo controladas por la voz.
Para empezar a conocer el coche, sin embargo, preferimos utilizar el sistema iDrive con el "ratón" en forma de rueda giratoria sobre la consola central, donde iría la palanca del cambio del anterior Serie 7. Antes, conectamos la llave electrónica en su alojamiento para arrancar el motor mediante un botón start-stop, ya acomodados en unos asientos que aparentemente son unos butacones de salón (los de atrás pueden ser incluso mejores), pero que se pueden convertir en unos auténticos bacquets al estilo más deportivo. Sus mandos ya no están en la base de la banqueta, sino en la consola central. Varios botones con la silueta del asiento nos permiten elegir el reglaje para corvas, muslos, espalda, hombros y cabeza, además de la sujeción lateral o el apoyo lumbar; todo ello a través de una sencilla ruedecita junto a los botones. Hablamos del asiento más sofisticado de la Serie 7, que también ofrece masaje relajante, mientras que hay otro con el eficaz sistema de ventilación activa, al estilo del que tiene Mercedes en la Clase S.
El puesto de conducción del Serie 7 presenta una serie de mandos para funciones básicas como luces, limpiaparabrisas, climatización, audio, etc. Son las funciones de confort, comunicación, asistencia, servicio o reglaje de suspensión entre otras las que se controlan desde el "ratón" de la consola central y se reflejan en la pantalla del salpicadero; incluso la climatización también se puede regular a través suyo.
Pero tenemos curiosidad por ver cómo se comporta el Serie 7. El freno de estacionamiento se acciona desde una tecla, en el extremo izquierdo del salpicadero, que actúa sobre las ruedas traseras a motor parado. Cuando el coche está en marcha, también se puede activar un freno de estacionamiento automático desde una tecla en el volante multifunción. Y es comodísimo. Una vez activado, entra en acción sobre las cuatro ruedas siempre que nos detenemos y se libera al volver a pisar el acelerador.