Si por producto premium entendemos distinguido, no hay nada en el mercado más premium que el nuevo Mini Clubman. Sí, porque con un simple vistazo comprendemos que no hay nada igual en su categoría, ni siquiera parecido. Estamos hablando de un teórico coche compacto, pero con proporciones de carrocería correspondientes a un coche familiar y con puertas de acceso al maletero de tipo furgoneta. ¿Os habéis perdido? Es más fácil verlo en las fotografías que aceptar pues la definición. En fin, lo importante en todo caso es que es un Mini… con todo lo bueno que ello siempre conlleva.
Es indiscutible que las formas de este nuevo Mini Clubman Cooper son inconfundibles. Ahora, al comprobar que su coeficiente aerodinámico es de 0,32, también es aceptable una cierta crítica de su eficiencia aerodinámica. La observación de su carrocería nos traslada, en su mitad delantera, al sempiterno Mini, mientras que la posterior nos sorprende, frente a la generación Mini Clubman anterior, con dos puertas normales en cada lateral (antes una) y un acceso al maletero con otra doble hoja, con una cerradura central, y que se abre en dos partes enfrentadas. Como opción de pago puede incorporarse un sistema de apertura automática mediante el paso de un pie por debajo del paragolpes. Eso sí, lo cierto es que dicha configuración limita una correcta visibilidad trasera en conducción normal. Para ver mejor en las maniobras, se ofrece una cámara de visión trasera por 350 euros. Merece sin duda la pena el gasto.
Si hemos empezado el nuevo Mini Clubman por detrás, ahora debemos llegar a las plazas traseras. Éstas, gracias a la nueva plataforma utilizada (compartida hoy curiosamente con los también nuevos BMW X1 y BMW Serie 2 Active Tourer) merecen dicho nombre a diferencia de los otros Mini modernos, sobre todo a nivel longitudinal, donde personas de hasta 1,80 metros de altura se acomodarán como merecen. A nivel de anchura, el panorama no es tan favorable, pero si estamos delgados, tres personas pueden entrar, apretaditas, eso sí: pero como en la mayoría de sus rivales compactos.
Mini Clubman Cooper: sonido Porsche
Otro paso más y estamos ya delante del nuevo Mini Clubman. Ahí es donde el mundo Mini desarrolla nuevamente todo su atractivo. Espacio amplio, mandos de tipo aeronáutico pretérito, originalidad extrema y un confort más que aceptable. Si no miramos hacia atrás, sentiremos que conducimos un Mini de siempre, que es, al fin y al cabo, el objetivo del fabricante.
Hablando de conducir, el pequeño volante del nuevo Mini Clubman te llama a hacerlo con dinamismo. Sin razón específica, pero la pequeñez de su aro se alinea, mentalmente, con una deportividad innata. O al menos, a mí así me lo parece. Buscar el clásico botón de arranque puede llevar un rato, porque no es tal, sino que es una original palanca central (situada entre muchas otras) la que activa el motor de tres cilindros de la versión Cooper de gasolina, sobrealimentado por turbo y con inyección directa. No sé si lo han buscado, pero el sonido es el más parecido a un Porsche de todos los tres cilindros que han caído en nuestras manos.
Mini Clubman Cooper: motor de 3 cilindros
Este motor de 1,5 litros de cilindrada del nuevo Mini Clubman Cooper muestra una gestión inmaculada de la válvula de descarga del turbo, porque entre 1.750 y 4.250 rpm genera el mismo par motor (o fuerza), sin picos ni valles en su curva de entrega. Esto se traduce en un empuje continuo en dicha banda, sin que te llame a estrujarlo hasta la línea roja, mientras que en ciudad no necesitas pasarlo de 2.000 vueltas para ir de aquí para allá. Con todo, su rendimiento es muy bueno: 9,1 segundos reales de 0 a 100 km/h y un consumo medio real medido por nuestro Centro Técnico en 6,6 l/100 km.
Las suspensiones del nuevo Mini Clubman absorben mejor las irregularidades del firme, mejorando el confort, lo que trae también consigo un mayor nivel de balanceo y cabeceo en relación con la carrocería del actual Mini más pequeño. En principio no es molesto, pero limita ese ardor que sentimos si no miramos hacia atrás, dentro del habitáculo. Porque, este Mini Clubman no gira con la instantaneidad ni precisión de sus hermanos más pequeños, lógico por otra parte, pero tampoco llega a frenar también como ellos: desde 120 km/h tarda 57,7 metros en detenerse . Esto sí que nos hará levantar algo el pie del acelerador un poco antes a la hora de negociar una curva. Y es que, de vez en cuando, conviene también echar una mirada hacia atrás… y disfrutar de un Mini Clubman que nos ofrece por primera vez un gran espacio para disfrutar en familia o entre amigos.
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