Desde que en 1996 Mercedes sorprendiese con su primer roadster con techo duro retráctil de accionamiento eléctrico, éste en sus tres generaciones (R170 desde 1996, R171 desde 2004 y R172 desde 2011) se ha denominado SLK. Ahora, que su tercera generación presenta una actualización, ya más que mediada su vida comercial, se ha aprovechado para cambiar su nombre a Mercedes SLC. Algo que responde a la nueva nomenclatura de los modelos de la marca de la estrella, para aproximarlos comercialmente a ojos de los clientes al resto de carrocerías con las que comparte diferentes características técnicas. En este caso la Clase C berlina, familiar Estate, Coupe, futuro Cabriolet y el SUV GLC.
Mercedes SLC, a la moda downsizing
Mecánicamente también se ha aprovechado para reestructurar toda la gama. Ahora sólo con motores de cuatro cilindros sobrealimentados, tanto en gasolina como en Diesel, salvo para la especial versión AMG que, como veremos, sustituye su 5.5 V8 atmosférico de 421 CV por un 3.0 V6 biturbo con 367 CV. El modelo de acceso ahora es el Mercedes SLC 180, con un propulsor de 1.6 litros con 156 CV, al que siguen los SLC 200 y 300, ya con un 2.0 con 184 y 245 CV respectivamente. En Diesel, continúa el conocido 2.1 de 204 CV ahora denominado 250 d en lugar de 250 CDi. Los SLC 180 y 200 de serie se combinan con un cambio manual de 6 velocidades, aunque opcionalmente pueden contar con el automático 9G-Tronic con 9 velocidades disponible de serie en los SLC 300, 250 d y 43 AMG.
Por el momento, sólo están a la venta el SLC 200 (49.250 euros), el 43 AMG (67.175 euros) y el 250 d (49.250 euros). En el Diesel aún se nota su origen al ralentí, por vibraciones y sonoridad, pero lo cierto es que lo hemos sentido más refinado que en otras ocasiones. Mueve con gran dinamismo a este modelo (0-100 km/h en 6,6 segundos), pero en conducción muy deportiva se echa en falta que sea más elástico, sobre todo con mayor poder de estirada. Pero su progresividad permite extraer con facilidad todo su potencial, siempre con unos consumos muy reducidos.
Mercedes SLC, un SL a escala
Estilísticamente, entre lo nuevo, lo que más llama la atención es la parrilla de efecto diamante, unos paragolpes de diseño más deportivo y los faros ahora con tecnología led (opcionales) que también pueden disponer de luces automáticas Plus que permiten rodar en todo momento con la larga mientras crea zonas oscuras para no deslumbrar al resto del tráfico. Su interior nos recibe con molduras de aluminio con rectificado efecto fibra de carbono, pespuntes de contraste y una instrumentación con esferas en negro, agujas rojas y, entre medias, una pantalla de 4,5” a color que muestra la completa información del ordenador de a bordo. En ella podemos ver reflejados los cinco modos de uso que permite el «Dynamic Select»: Eco, Confort, Sport, Sport e Individual, con los que se varían la respuesta del motor, sonido de escape —no en el 180 y opcional en el 200—, dirección, cambio y amortiguación, si dispone de la opcional adaptativa. En el centro del salpicadero la pantalla del sistema de infoentretenimiento pasa de un tamaño de 5,8” a 7” mientras el sistema Comand añade nuevas funciones.
El techo duro retráctil de accionamiento electrohidráulico permite elegir su parte superior opaca en el mismo color de la carrocería, transparente o con un cristal capaz de oscurecerse o aclararse a golpe de botón. Para su accionamiento se requiere estar parado, pero una vez iniciada la maniobra ésta se puede completar en movimiento sin superar los 40 km/h. En opción, además, puede incluir una función capaz de realizar la operación aunque el estor del maletero no esté habilitado para el descapotado. En realidad el propio techo lo empuja hasta su anclaje pero para ello no debe haber nada en el maletero que impida su recorrido.
En el campo de la seguridad adopta el «Collision Prevention Assist Plus», que advierte de posibles alcances con el vehículo que nos precede, del ángulo muerto, el cambio de carril involuntario… mientras es capaz de frenar autónomamente. También puede contar con detector de señales y cámara de marcha atrás.
Mercedes SLC 43 AMG, palabras mayores
De toda la gama Mercedes SLC, el modelo que recibe más modificaciones es el 43 AMG y no sólo por su nuevo propulsor. Un motor que, gracias entre otros al sistema deportivo de escape de doble mariposa automática, en modo Sport suena como una moto de carreras pero, sobre todo, ofrece gran poderío en su respuesta. Las transiciones de una marcha a otra en modo Manual en su cambio 9G-Tronic se ejecutan en la mitad de tiempo. Habrá que ver qué dicta el cronómetro, pues su carácter es mucho más rabioso que del más potente y progresivo V8 del extinto 55 AMG. Es más ligero y, sobre todo, mucho más austero en su consumo medio; con una cifra homologada de 7,8 l/100 km, que rebaja en seis décimas a la de su antecesor.
Estrena trenes rediseñados. El delantero con manguetas más rígidas, mientras el trasero presenta una barras de convergencia especiales de aluminio forjado. En ambos son comunes una caída negativa mayor así como una revisada elastocinemática. En opción puede contar con amortiguación pilotada y diferencial autoblocante de tipo mecánico. Dispone de frenos de disco ventilados y perforadas, que con el paquete «Handling» añaden pinzas pintadas en rojo además del autoblocante y un radiador adicional. Su control de estabilidad tiene tres niveles; conectado, con una intervención temprana; «sport handling mode», que baja considerablemente el umbral de intervención o desconectado.
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