Lancia Ypsilon 0.9 85 TwinAir Platinum

Cómodo y con un estilo que no pasa desapercibido, el urbanita de Lancia adquiere una peculiar personalidad cuando lo combinamos con el motor bicilíndrico TwinAir.

Lancia Ypsilon 0.9 85 TwinAir Platinum
Lancia Ypsilon 0.9 85 TwinAir Platinum

Unir exclusividad y diseño en un modelo ciudadano es algo que Lancia ha sabido hacer durante las últimas generaciones del Ypsilon. La actual edición no podía ser menos y, además de las cinco puertas, gana otras cualidades con el motor de gasolina turboalimentado TwinAir, el mismo bicilíndrico que nos ha seducido en el Fiat 500, con el que se pueden conseguir contenidas cifras de consumos si nos implicamos en la conducción —homologa sólo 99 g/km de CO2—, y relativamente buenas prestaciones si dejamos a un lado la mentalidad ecológica. La teoría es perfecta pero, ¿y la práctica?

Si pulsamos el botón Eco se modifica la respuesta del acelerador, pero también limitamos par y potencia (casi 4 mkg y 10 CV, respectivamente). Haciendo uso de esta modalidad y empleándonos al máximo los consumos en ciudad pueden rondar la excelente cifra de 5 l/km. Eso sí, hay que estar dispuestos a perder agrado de uso, ya que por debajo de 2.000 rpm las vibraciones se hacen demasiado patentes. Salir a carretera con este modo activado también implica bajos consumos, pero la pérdida de prestaciones resulta excesiva, y más si tenemos en cuenta que carece de un botón al final del acelerador que cancele la restricción de potencia. Para hacernos una idea de su rendimiento y como ejemplo casi anecdótico, con gas a fondo y estabilizados “a todo lo que da" el modelo, el consumo instantáneo es de aproximadamente 20 l/100 km en modo normal, y de unos 11 l/100 en modo Eco, con 10 km/h de diferencia entre ambos. Por su forma de funcionar es una mecánica que requiere cierta alegría en el cuentavueltas para proporcionar disfrute al volante, pero entonces los consumos dejan de ser tan contenidos.

Por otra parte, el incremento de materiales fonoabsorbentes consigue que la rumorosidad respecto al Fiat 500 TwinAir sea bastante menor, como demuestran los 73 decibelios a 140 km/h frente a 76 del Fiat medidos por nuestro Centro Técnico. Este silencio —y ausencia de vibraciones— a velocidad mantenida hace que, al volver a acelerar, nos fijemos más en un sonido que para nada oculta su procedencia bicilíndrica y que resulta poco acorde con la filosofía orientada al lujo de Lancia. Del comportamiento resulta digno de mención el confort de la suspensión, que se combina con una dirección bastante asistida. Hace gala de un buen equilibrio general, salvo en frenadas exigentes, en las que recuerda a coches más pequeños. Si entra el ABS estando en pleno apoyo la trayectoria puede abrirse inesperadamente, además en dicha situación el tacto del pedal apenas nos transmite información.

En cuanto al interior, la intrusiva consola central y la ausencia de reglaje longitudinal del volante no permite aprovechar bien los centímetros, sobre todo para personas de talla alta. El pedal de embrague, por su parte, cuenta con mucho recorrido, lo que obliga a recoger mucho la pierna y también condiciona la postura. En la fila trasera hay poca altura y la banqueta es corta, aunque hay buena anchura para dos ocupantes. El acceso no es malo, pero podría ser mejor, ya que está algo condicionado por la poca altura del marco de la puerta. Respecto al maletero, incrementa su tamaño comparado con la anterior generación, de manera que ahora se sitúa en la línea de sus rivales. En definitiva, las cinco puertas aportan polivalencia añadida al modelo más pequeño de Lancia, que puede homologarse con 4 ó 5 plazas.