Honda Insight

Honda ha buscado un equilibrio entre coste y funcionalidad en el Insight para ofrecer un híbrido en el que ahorrar combustible y emisiones no cueste dinero, ni su utilidad exija compromisos.

Honda Insight
Honda Insight

Como poco, los modelos híbridos parecen el eslabón hacia la «solución definitiva». Con el Honda Insight parece más evidente, tanto en cuanto Honda pretende popularizar el vehículo híbrido poniéndolo en escena a un precio (desde 19.800 euros) que, en general, puede entrar en rivalidad directa con similares equivalentes turbodiesel.

Ante los consumos de éstos, el Insight nos lleva a convertirnos en el más obseso perfeccionista conductor para desplazarnos en nuestros recorridos urbanos viendo también en su ordenador de viaje medias de consumo de gasolina en las que no aparece el 6. Y en carretera buscaremos movernos prácticamente al son de la mayoría dejando la media, si lo pretendemos, en un 5 pelao. No olvidemos que estamos tratando con un coche que por medidas, se ubica en el segmento de los Ford Focus, Renault Mégane, Citroën C4, Honda Civic y el resto de los populares modelos compactos, y que por tanto se presta a una utilización amplia, donde cabe el uso variado de todo coche familiar.

Dicen que la nempinanía es una actitud obsesiva que aparece en los conductores de los vehículos híbridos, que les lleva a buscar los consumos más bajos posibles, intentando incluso batir los homologados. El Insight nos lleva a sentirla en el momento que aceptamos su filosofía. El fondo de su velocímetro alterna los colores verde, turquesa y azul en función a la eficiencia de nuestra conducción, de nuestro tacto con el acelerador; un display nos indica si estamos acelerando por encima del régimen óptimo, otro de la recarga eléctrica cinemática... y en función a tu compromiso por hacerlo lo mejor posible, recibes premios que visualizas en la instrumentación, que se acumulan en tu histórico de recorridos y te estimulan a conseguir un trofeo virtual. Si aceptas el juego, cada trayecto es un reto. Respecto al día anterior intentamos exprimir aún más cada gota de gasolina, aprovechar al máximo la asistencia del motor eléctrico y convertir en energía eléctrica la inercia del Insight, para mejorar los registros pasados de ese mismo trayecto.

Es cierto que el exceso de información nos puede llevar a la distracción, a desviar asiduamente nuestra vista de la calle/carretera, pero nosotros no nos hemos sentidos estresados en la doble tarea de guiar y ojear, quizás porque instintivamente la conducción que nos propone el Honda Insight pasa por hacerla siempre a la velocidad políticamente adecuada. De no hacerlo, los números no salen o al menos no parece que cundan como esperamos.

El Insight cuenta con un pequeño motor térmico de gasolina 1.3 de 88 CV y otro eléctrico que suma 14 CV. El eléctrico prácticamente trabaja como asistente del de gasolina en fases de aceleración, sumando un aporte de energía que no conlleva un aumento del consumo de combustible. Por este motivo la aceleración y los consumos del Insight pueden ser muy variables en función a la carga eléctrica que tengamos almacenada en cada momento en las baterías y a la orografía por la que habitualmente nos movamos.

En situaciones muy favorables puede funcionar sólo en eléctrico, por ejemplo en los pequeños impulsos que necesitamos para mantener una mínima velocidad en pleno atasco de hora punta urbana. Nada mejor que probar a conseguirlo y la satisfacción será total. No obstante, el inicio de marcha siempre lo hace con el motor de gasolina; no puede operar en esa situación únicamente en eléctrico como sí lo hace su rival: el Toyota Prius, que tiene suficiente capacidad eléctrica para recorrer calles y afrontar las típicas maniobras de aparcamiento. En este sentido, no resulta tan convincente como el Prius, aunque sí dispone de un sistema stop&start que para el motor térmico en las detenciones absolutas.

Comportamiento

Como poco, los modelos híbridos parecen el eslabón hacia la «solución definitiva». Con el Honda Insight parece más evidente, tanto en cuanto Honda pretende popularizar el vehículo híbrido poniéndolo en escena a un precio (desde 19.800 euros) que, en general, puede entrar en rivalidad directa con similares equivalentes turbodiesel.

Ante los consumos de éstos, el Insight nos lleva a convertirnos en el más obseso perfeccionista conductor para desplazarnos en nuestros recorridos urbanos viendo también en su ordenador de viaje medias de consumo de gasolina en las que no aparece el 6. Y en carretera buscaremos movernos prácticamente al son de la mayoría dejando la media, si lo pretendemos, en un 5 pelao. No olvidemos que estamos tratando con un coche que por medidas, se ubica en el segmento de los Ford Focus, Renault Mégane, Citroën C4, Honda Civic y el resto de los populares modelos compactos, y que por tanto se presta a una utilización amplia, donde cabe el uso variado de todo coche familiar.

Dicen que la nempinanía es una actitud obsesiva que aparece en los conductores de los vehículos híbridos, que les lleva a buscar los consumos más bajos posibles, intentando incluso batir los homologados. El Insight nos lleva a sentirla en el momento que aceptamos su filosofía. El fondo de su velocímetro alterna los colores verde, turquesa y azul en función a la eficiencia de nuestra conducción, de nuestro tacto con el acelerador; un display nos indica si estamos acelerando por encima del régimen óptimo, otro de la recarga eléctrica cinemática... y en función a tu compromiso por hacerlo lo mejor posible, recibes premios que visualizas en la instrumentación, que se acumulan en tu histórico de recorridos y te estimulan a conseguir un trofeo virtual. Si aceptas el juego, cada trayecto es un reto. Respecto al día anterior intentamos exprimir aún más cada gota de gasolina, aprovechar al máximo la asistencia del motor eléctrico y convertir en energía eléctrica la inercia del Insight, para mejorar los registros pasados de ese mismo trayecto.

Es cierto que el exceso de información nos puede llevar a la distracción, a desviar asiduamente nuestra vista de la calle/carretera, pero nosotros no nos hemos sentidos estresados en la doble tarea de guiar y ojear, quizás porque instintivamente la conducción que nos propone el Honda Insight pasa por hacerla siempre a la velocidad políticamente adecuada. De no hacerlo, los números no salen o al menos no parece que cundan como esperamos.

El Insight cuenta con un pequeño motor térmico de gasolina 1.3 de 88 CV y otro eléctrico que suma 14 CV. El eléctrico prácticamente trabaja como asistente del de gasolina en fases de aceleración, sumando un aporte de energía que no conlleva un aumento del consumo de combustible. Por este motivo la aceleración y los consumos del Insight pueden ser muy variables en función a la carga eléctrica que tengamos almacenada en cada momento en las baterías y a la orografía por la que habitualmente nos movamos.

En situaciones muy favorables puede funcionar sólo en eléctrico, por ejemplo en los pequeños impulsos que necesitamos para mantener una mínima velocidad en pleno atasco de hora punta urbana. Nada mejor que probar a conseguirlo y la satisfacción será total. No obstante, el inicio de marcha siempre lo hace con el motor de gasolina; no puede operar en esa situación únicamente en eléctrico como sí lo hace su rival: el Toyota Prius, que tiene suficiente capacidad eléctrica para recorrer calles y afrontar las típicas maniobras de aparcamiento. En este sentido, no resulta tan convincente como el Prius, aunque sí dispone de un sistema stop&start que para el motor térmico en las detenciones absolutas.

Comportamiento