No creo que descubramos nada diciendo que los grandes damnificados con la llegada de los SUV´s que han inundado nuestras calles están siendo los monovolúmenes. Pero si a capacidad y versatilidad nos referimos, sus carrocerías siguen siendo el mejor punto de partida (prácticamente no hay versión de hasta 7 plazas, como las que aquí juntamos), aunque estilísticamente el caparazón de todoterreno es el que se ha impuesto en el mercado... sin necesidad de acompañarse de una tracción integral. El demérito de los monovolúmenes debe estar entonces en que gustan menos, porque como decía, su practicidad y comodidad de habitáculo sigue siendo inigualable por otros tipos de carrocerías. A partir de ahí, luego cada modelo de los que aquí hemos juntado aporta algo más.
El Renault Grand Scénic es de los pocos modelos que siguen utilizando butacas centrales totalmente desmontables, por lo que te deja configurarlo a la carta. Las posibilidades de combinar pasajeros y bultos parecen infinitas. Y si necesitamos el máximo espacio de carga, el volumen libre que te deja desmontando por completo la fila central es propio de una furgoneta de carga. Vamos, que para ir a Ikea, el Grand Scéncic es tu coche.
Cuestión de puertas
Por su parte, la principal singularidad del Ford Grand C-Max está es sus puertas correderas. Puede parecer nimio, pero el espacio que liberan para acceder al habitáculo resulta ergonómicamente comodísimo para nuestro propio acceso y salida, como para quienes en el día a día manejan sillas infantiles o deben subir y bajar niños. También sus puertas correderas son muy cómodas de manejar cuando estamos en zonas estrechas, como también más pesadas de desplazar si está el coche en cuesta.
El renovado Toyota Verso sigue haciendo de sus proporciones una mezcla de monovolumen y compacto familiar que dinamiza y resta peso a su imagen, pero sobre todo destaca por su generosísima cota de anchura interior, que te permite acoplar fácil y cómodamente incluso tres sillitas infantiles como en ninguno de sus rivales.
En este sentido, en el Grand C-Max casi habría que tratar su fila central como un 2 1 plazas. La butaca central es muy estrecha y especialmente incómoda para toda persona que allí se siente. Por ello, parece prestarse a hacer de esto otra curiosa singularidad: se puede esconder la butaca central bajo las de los extremos y configurar una fila de dos butacas con mucho espacio perimetral, que de alguna manera transmite un mayor confort para dos pasajeros.
En los tres casos, la tercera fila se compone de dos asientos escamotables de fácil manejo. Otra vez la generosa cota de anchura del Verso las hace mejores que en sus rivales, pero en cualquier caso por acceso y colocación de los pies, están destinadas a pasajeros "flexibles" en los tres modelos. Siguiendo con el espacio, el destinado al maletero en el Grand Scénic es claramente el más generoso, toda una cueva de 550 litros con las dos butacas traseras recogidas sobre el piso. Si con esta configuración los 450 y 470 litros del Ford y Toyota, respectivamente, son igualmente buenos, con las 7 plazas ocupadas, sólo el Renault se presta a seguir llamando maletero a los 225 litros que quedan (70 Y 140 litros en C-Max y Verso).
El conductor también encontrará tres ambientes significativamente diferentes. El Grand C-Max se asemeja mucho a un Focus, tanto por diseño de salpicadero como por ergonomía y en este sentido, el conductor entusiasta se encontrará muy bien integrado en su tarea: asiento, volante, cambio, pedales... tanto por ubicación, como por tacto mecánico, te transmite cierta deportividad. En el otro extremo, el Verso dispone de una postura más de "monovolumen". Te sientes más sentado, frente a un salpicadero con mucho fondo que ubica en el centro el cuadro de relojes. Con esta disposición y con reglajes más limitados de volante y asientos, condiciona encontrar la mejor posición. El Grand Scénic es una mezcla de ambos; ergonómicamente te sientes tan bien integrado como en el Gran C-Max y "respiras" profundidad con su cuadro de relojes, también desplazado al centro.
Dinámicamente, el avance de los monovolúmenes ha sido espectacular. Se sienten prácticamente como compactos, sencillos y eficaces sin que su mayor altura los comprometa. De nuevo, el Grand C-Max muestra unas maneras sorprendentes, por lo ligero que resulta su guiado y lo aplomado que se siente en todos los trazados. Tiene un tren delantero muy rápido y no esconde una trasera con cierto regusto por ayudar a girar. Se siente muy estable y su confort de marcha y calidad de rodadura terminan por firmar una dinámica muy buena. El Grand Scénic resulta prácticamente similar al Ford. Se siente ligero, aplomado, cómodo y reactivo y entre curvas se lleva con total naturalidad y sencillez. En rápidas autopistas brilla por su estabilidad lineal y entre curvas por sus rápidos y preciso apoyos. El Verso igualmente muestra un muy buen equilibrio en cualquier circunstancia y sólo cuando empezamos a rodar muy rápido, marca sus límites antes, pero sin una mala reacción de bastidor. De hecho, su zaga es la más estable. Su dirección no es tan rápida como sus rivales y en zonas de curvas puede sentirse más perezoso, pero en cualquier caso combina mucha comodidad, con eficacia y seguridad. Frenando es increíblemente bueno, y eso que el tacto de su pedal, con mucho recorrido "muerto" y mucha mordiente posterior, exige tomarle el pulso.
Elige motor
Hay una gran variedad de mecánicas Diesel en los tres modelos y los que aquí juntamos no son necesariamente rivales entre ellos. El 1.6 TDCi de 115 CV del Grand C-Max me parece un excelente motor, por agrado de conducción, equilibradas prestaciones y ajustados consumos, pero no sería mi opción si habitualmente te mueves en carretera variada con 7 plazas (o mucho peso). El Toyota Verso recurre a un motor de 2 litros para una comedida potencia de 126 CV, que resulta más adecuado para cualquier circunstancia de uso. Quizás como motor de 2 litros no es especialmente rotundo, pero te asegura una respuesta mucho más despreocupada que el 1.6 TDCi del Ford. El 2.0 del Toyota es una mecánica, en general, también agradable y sólo su consumo urbano empaña un buen conjunto. El 1.6 dCi del Renault parece la mejor opción, tanto por su muy buena prestación, como por sus consumos. Es el motor más moderno del lote y algo tiene que influir en el resultado final. Además, como buena mecánica dCi, la suavidad de giro es otro buen argumento.