Ford Focus 1.6 TDCi ECOnetic

Si sabe sacar partido de la conducción “a vela" y quiere volcarse de lleno en la eco-conducción, el Focus ECOnetic es una de las más gratificantes opciones que encontrará en el mercado. Su eficiente motor se presta amablemente este tipo de utilización sin grandes esfuerzos, complementando su mínimo coste de utilización con el bajo precio de adquisición.

Ford Focus 1.6 TDCi ECOnetic
Ford Focus 1.6 TDCi ECOnetic

Sólo cuesta 400 euros más que el Focus normal con mecánica equivalente —también exento del impuesto de matriculación— y similar equipamiento. Y damos fe de que, aunque no se logran los consumos oficiales, los reales, además de muy bajos, son claramente inferiores a los del Focus sin especificaciones ecológicas. Parece claro, si el planteamiento es rentabilizar la compra a corto plazo y el objetivo el mínimo coste por kilómetro, el ECOnetic compensa. Si se busca «algo más» en los desplazamientos cotidianos, a esta versión de bajo consumo le puede faltar algún que otro argumento para alcanzar el punto de equilibrio.

Consumos frente a refinamiento. Ese puede ser uno de los grandes dilemas. ECOnetic implica ciertas modificaciones que alteran algo más que el consumo a la baja. Un motor «reprogramado», relaciones más largas y aligeramiento de peso implican un tacto más tosco, una sonoridad mayor y un sonido menos refinado. El recorte en la altura de la carrocería —10 mm delante y 8 detrás— supone suspensiones algo más secas —que no incómodas—. Y las ruedas de baja fricción dejan huella en el límite de adherencia y en las distancias de frenado —unos 5 metros más—. Vale, son matices, pero cuando se valora el global todo entra en juego, y el Focus normal se nos antoja francamente homogéneo. Como principal aportación del ECOnetic, ahí están sus cifras de consumos —las conseguidas por nuestro Centro Técnico en los recorridos habituales: unos asombrosos 5,1 l/100 km de media, incluyendo la rigurosa ciudad—, obtenidas además sin la contraprestación de un motor que requiera demasiada participación y atención por parte del conductor para lograrlas, no como en otros semejantes de idéntica vocación. Las principales diferencias están en la ciudad: 2 litros menos que la versión normal y 1 menos que el anterior ECOnetic. El Stop&Start da sus frutos y nos recompensa no sólo con este recorte, sino con la ausencia de ese «molesto» ruido cuando el coche debería estar al ralentí. Es la principal ganancia, aunque en carretera también lima décimas, haciendo valer su correa de distribución de baja fricción, la bomba de dirección ajustada, el alternador con recarga en retención o unas ruedas que parecen ofrecer la mínima resistencia a la rodadura, porque cuando se le deja ir «a vela» este ECOnetic parece no ofrecer la mas mínima retención, aprovechando su inercia para avanzar metros y metros sin requerir una gota de combustible. Conseguir hacer flirtear la cifra del ordenador por debajo de los 5 litros fuera de la ciudad está al alcance del conductor menos depurado en técnicas de eco-ahorro, porque el motor ayuda con unos excelentes bajo y magnífica transición entre poco más de 1.200 y 2.200 rpm, régimen en el que, con puntuales reducciones, lo da todo para desplazarnos hasta el fin del mundo.

ECO-MODE. Es la otra gran novedad que aporta este nuevo ECOnetic. Diferentes gráficos puntúan la anticipación, la regularidad y el uso adecuado del cambio, premiándonos en función de la optimización de los recursos. Muy exigente, llegar a ver cuatro de los cinco pétalos iluminados en las tres variables supondría moverse prácticamente en los límites de consumo mínimo que el ECOnetic puede conseguir, logrando ver promedios en recorridos favorables de entre 4,3 y 4,4 l/100 km, todo ello, eso sí, a costa de una conducción en la que la variable tiempo queda en un segundo plano. En le mente quedan esos 3,8 l/100 prometidos, improbables de alcanzar incluso con los cinco pétalos iluminados, algo que nos resultó imposible por más que pusimos de nuestra parte. Al final, nos quedamos con ese mensaje: un incentivo en la implicación no sólo conlleva un menor derroche energético, sino un mayor civismo en la conducción. Tomemos ejemplo.