Ford C-Max 1.5 Ecoboost, marca de la casa

El Ford C-Max estrena el frontal y la tecnología de los últimos coches de Ford, subrayando lo que le ha convertido en el monovolumen más dinámico de su clase.

Jordi Moral. Twitter: @jordimoralp Fotos: Ángel Yuste.

Ford C-Max 1.5 Ecoboost, marca de la casa
Ford C-Max 1.5 Ecoboost, marca de la casa

One Ford. El término que define el nuevo lenguaje de diseño de la marca lo dice ya todo, y va incluso más un paso más allá de la estética. No es un simple eslogan, es hoy prácticamente una filosofía. Un único Ford a la vista, como muestra la nueva espectacular parrilla a lo Aston Martin que toca lucir ahora al C-Max tras estrenarse antes en Fiesta, Focus o Mondeo, pero también un único Ford a ojos cerrados. Sí, porque subirte a cualquiera de sus modelos, incluso en una categoría tan poco pasional y tan pragmática como es la de los monovolúmenes, es seguir disfrutando de la conducción.

Lo es por tacto, directo, ágil, firme; pero también lo es por puesta a punto, muy trabajada para situar siempre a sus coches entre los más dinámicos de cada segmento. En el caso del Ford C-Max, diría sin duda que en el que más. Sin ser generación nueva, su representante monovolumen compacto aprovecha además ahora la unificación familiar de diseño para afinar un poco más también su ya de por sí buena respuesta en carretera. Con una amortiguación revisada con nuevo diseño de válvulas y casquillos más rígidos, y controles electrónicos y dirección recalibrados, no sólo ofrece mejor precisión de guiado y transmite mucho más que, pongamos, un Renault Scénic o un Citroën C4 Picasso, sino que incluso sientes rodando en carretera un confort de marcha y una absorción del firme que poco tiene que envidiar a esos siempre suaves homólogos franceses.

No resulta desde luego este renovado Ford C-Max un coche aburrido, y quizás por ahí intenta Ford salvar la marca una categoría en claro declive comercial frente al hoy todopoderoso SUV. Sólo por detrás del Citroën C4 Picasso en su clase, el C-Max ya vende menos que los 6 primeros SUV de similar tamaño… e incluso que más pequeños Renault Captur, Peugeot 2008 o Nissan Juke. Pero, aun así, este monovolumen aguanta todavía el tipo, siendo hoy aún tercer Ford en ventas (tras Fiesta y Focus), y presumiendo de lo que muy pocos hoy presumen: coloca más unidades en el mercado que su SUV equivalente, es decir, que un Ford Kuga.

Focus alto

Vital por tanto hoy en la gama Ford, no intentaré convencerte de su posible idoneidad frente al SUV, pero sí de que valores al menos sus atributos. Porque, en efecto, en este segmento seguimos hablando de especialistas familiares. El Ford C-Max lo es, aunque más aquí por cualidades prácticas que por un espacio en sí que esta vez no toca mejorar y que tampoco sobra, ni por concepto (para eso, por 1.750 € más, tiene por encima un superior Ford Grand C-Max que impone más batalla, puertas traseras correderas y 7 plazas), ni por comparación: Citroën C4 Picasso, Renault Scénic o incluso VW Golf Sportsvan sacan, no mucho, pero sí algo más de partido al habitáculo

Considerado pues como lo que es, en realidad un Ford Focus alto y más funcional, sus 3 asientos traseros independientes y desmontables, el piso plano, el buen maletero con un plano de carga muy grande y bajo, la posibilidad de incluir ya portón eléctrico de apertura incluso con el pie o detalles a sumar en pack familiar como cortinillas, bandejas o tomas de corriente de 230 V (todo por 250 €), hacen que el Ford C-Max gane puntos en utilidad. Y hoy, además, también en actualidad. Con un salpicadero más limpio y rediseñado, un nuevo sistema multimedia Sync 2 con gran pantalla táctil de 8 pulgadas (que, eso sí, deja muy marcadas las huellas) y con lo último en sistemas de seguridad (el acabado Titanium no es hoy tampoco lo que era y vienen siempre en opción), este Ford C-Max ofrece también una mayor calidad percibida… a la que, por supuesto, contribuye aquí su nuevo motor gasolina Ecoboost alto de gama

Súper Ecoboost

Ya Euro6, con los mismos 150 CV de antes, pero con una cilindrada recortada hoy de 1,6 a nuevos 1,5 litros, este motor resulta excepcional por empuje y suavidad. No es una mecánica que cumpla, como puede ser por debajo el premiado 1.0 Ecoboost de 125 CV y 3 cilindros gasolina. No, es mucho más. Soberbio ya a partir de 1.500 rpm, lo sientes muy lleno de potencia, permite circular siempre con las marchas más largas (te pide el cambio sin alcanzar siquiera las 2.000 rpm) y exhibe en todo momento una finura que se complementa a la perfección con un C-Max, en conjunto, especialmente refinado y filtrado en marcha. Como nunca antes lo sentimos, gracias también en parte a cristales más gruesos, nuevo material fonoabsorbente y a nuevos soportes y volante de doble masa para un motor que reduce prácticamente a cero las vibraciones. 

Dulce combinación en un nuevo Ford C-Max 1.5 Ecoboost que convence, y de qué manera, por agrado y que, hasta aquí, jugaba sin duda a ser un gran Diesel. Pero, como bien decimos, hasta ahí, porque en ningún caso compensará luego por consumos. Y es que, aunque Ford prometía un Ford C-Max un 20 por ciento más eficiente con sus nuevos motores Euro6, la realidad es que este 1.5 Ecoboost nos ha gastado exactamente lo mismo que el “viejo” 1.6 Ecoboost… y ya era. Todo un derroche de elegancia y empuje que, a cambio, se transforma también en gastos que verás subir de 7 l/100 km rodando plácido en autopista, e incluso de 9 l/100 km a poco que hundas el acelerador con cierta ligereza: conducción que, en la práctica, te llevará a repostar apenas cada 500 km como hemos comprobado en nuestras jornadas de prueba. 

Carácter pues de un Ford C-Max 1.5 Ecoboost difícil de justificar ya en un segmento donde hoy, además, el Diesel alcanza casi el 80 por ciento del total de ventas. Quizá a sus renovados motores TDCi, o incluso a un inferior gasolina 1.0 Ecoboost que cuesta 2.000 € menos, debería ir dirigida tu mirada si, por lo demás, te convence un Ford C-Max muy completo, ágil, refinado y, como viene siendo ya norma en los últimos productos de la casa, a precio también muy, pero que muy competitivo frente a la competencia. Te toca ya echar cuentas.