Dodge Journey 2.0 CRD R/T

Aunque no es un vehículo destinado a la práctica del todo-terreno, su estética aprovecha el tirón de este tipo de carrocerías, ya que mezcla rasgos de SUV y de monovolumen. La originalidad es su mayor virtud, pero también cuenta con un interior muy práctico con capacidad para siete pasajeros.

Dodge Journey 2.0 CRD R/T
Dodge Journey 2.0 CRD R/T

El apartado dinámico está resuelto con el ya clásico motor 2.0 turbodiesel bomba-inyector del Grupo VW que, sin ser en absoluto sediento, se muestra bastante voluntarioso a pesar del tamaño del Journey, logrando unas prestaciones más que solventes. Su zona de utilización óptima comienza poco antes de 2.000 vueltas, con una entrada del turbo algo brusca. Por debajo se echa de menos una mayor entrega de par, sobre todo a la hora de arrancar cuesta arriba. A tal efecto dispone de un sistema de ayuda que mantiene accionados los frenos hasta que se inicia la marcha. Respecto al comportamiento, la balanza se inclina más hacia el confort que hacia la eficacia.

El suave tarado de la suspensión condiciona al Dodge Journey a una conducción sosegada, ya que el límite de adherencia es relativamente bajo en comparación con un turismo. A esto hay que añadir la elección de neumáticos mixtos, algo inexplicable dado el uso principal en carretera que se da a este tipo de modelos. La razón es que en su país de origen la versión 4x4 equipa las mismas llantas de 19" que monta de serie el acabado R/T; las de menor diámetro son 100% asfalto. Con todo, las reacciones del coche son equilibradas y de lo más progresivas, aunque algo peculiares dada su filosofía familiar, ya que ante un giro brusco es el tren trasero el que primero se descompone, causando un sobreviraje que ayuda al coche a inscribirse en la curva. Por lo tanto, se puede "disfrutar" de ciertos tintes deportivos a ritmos moderados.

Con el uso es un coche que acaba gustando, ya que una vez aceptadas sus limitaciones resulta agradable de utilizar. Además es una alternativa muy práctica, al contar con capacidad para siete plazas transformable de manera muy simple en una enorme superficie de carga plana. Lo que está claro es que originalidad no le falta y quizá sea esta su principal baza para hacerse un hueco en el mercado. Por supuesto, el ESP (de serie y desconectable) corrige cualquier pérdida de compostura, pero sin ser excesivamente intrusivo, al menos a velocidades bajas. No ocurre lo mismo en autopistas con curvas pronunciadas, donde puede dejarse notar puntualmente si levantamos de golpe el pie del acelerador en un apoyo fuerte, quizá debido a que cuenta con una función antibalanceo. El guiado que proporciona la dirección tampoco es un ejemplo de precisión absoluta, pero está dentro de lo razonable, sin embargo, al acelerar a fondo en marchas cortas suelen surgir, junto a posibles pérdidas de motricidad, movimientos parásitos que obligan a sujetar con fuerza el volante. Las eficacia de los frenos, por su parte, queda empañada por el agarre de las ruedas y la falta de firmeza de la suspensión, lo que alarga las distancias de detención algo más de la cuenta. Si se frena en plena curva es frecuente que entren en funcionamiento las ayudas electrónicas, debido a la falta de aplomo del tren trasero, modificando ligeramente la trayectoria.

Imagen llamativa
Versatilidad interior
Equipamiento

Sólo tracción delantera
Impreciso al límite
Tacto de algunos mandos

Pequeños Las apariencias engañan
El apartado dinámico está resuelto con el ya clásico motor 2.0 turbodiesel bomba-inyector del Grupo VW que, sin ser en absoluto sediento, se muestra bastante voluntarioso a pesar del tamaño del Journey, logrando unas prestaciones más que solventes. Su zona de utilización óptima comienza poco antes de 2.000 vueltas, con una entrada del turbo algo brusca. Por debajo se echa de menos una mayor entrega de par, sobre todo a la hora de arrancar cuesta arriba. A tal efecto dispone de un sistema de ayuda que mantiene accionados los frenos hasta que se inicia la marcha. Respecto al comportamiento, la balanza se inclina más hacia el confort que hacia la eficacia.

El suave tarado de la suspensión condiciona al Dodge Journey a una conducción sosegada, ya que el límite de adherencia es relativamente bajo en comparación con un turismo. A esto hay que añadir la elección de neumáticos mixtos, algo inexplicable dado el uso principal en carretera que se da a este tipo de modelos. La razón es que en su país de origen la versión 4x4 equipa las mismas llantas de 19" que monta de serie el acabado R/T; las de menor diámetro son 100% asfalto. Con todo, las reacciones del coche son equilibradas y de lo más progresivas, aunque algo peculiares dada su filosofía familiar, ya que ante un giro brusco es el tren trasero el que primero se descompone, causando un sobreviraje que ayuda al coche a inscribirse en la curva. Por lo tanto, se puede "disfrutar" de ciertos tintes deportivos a ritmos moderados.

Con el uso es un coche que acaba gustando, ya que una vez aceptadas sus limitaciones resulta agradable de utilizar. Además es una alternativa muy práctica, al contar con capacidad para siete plazas transformable de manera muy simple en una enorme superficie de carga plana. Lo que está claro es que originalidad no le falta y quizá sea esta su principal baza para hacerse un hueco en el mercado. Por supuesto, el ESP (de serie y desconectable) corrige cualquier pérdida de compostura, pero sin ser excesivamente intrusivo, al menos a velocidades bajas. No ocurre lo mismo en autopistas con curvas pronunciadas, donde puede dejarse notar puntualmente si levantamos de golpe el pie del acelerador en un apoyo fuerte, quizá debido a que cuenta con una función antibalanceo. El guiado que proporciona la dirección tampoco es un ejemplo de precisión absoluta, pero está dentro de lo razonable, sin embargo, al acelerar a fondo en marchas cortas suelen surgir, junto a posibles pérdidas de motricidad, movimientos parásitos que obligan a sujetar con fuerza el volante. Las eficacia de los frenos, por su parte, queda empañada por el agarre de las ruedas y la falta de firmeza de la suspensión, lo que alarga las distancias de detención algo más de la cuenta. Si se frena en plena curva es frecuente que entren en funcionamiento las ayudas electrónicas, debido a la falta de aplomo del tren trasero, modificando ligeramente la trayectoria.

Imagen llamativa
Versatilidad interior
Equipamiento

Sólo tracción delantera
Impreciso al límite
Tacto de algunos mandos

Pequeños Las apariencias engañan