La lucha de los fabricantes contra la crisis ha llevado a 'exprimir' un producto para dar vida a nuevas versiones, como las variantes de cuatro puertas derivadas de coches compactos del segmento C. Uno de los más populares es el Opel Astra Sedán, refinado y con una enorme carga tecnológica, que aquí comparamos con un ejemplo de funcionalidad extrema como es el Skoda Rapid, que poco o nada tiene que ver con aquel compacto producido en la década de los 80 del siglo pasado.
Tan iguales, tan diferentes
El Astra Sedán no es un concepto nuevo en la familia Opel . De hecho es el tercer Astra que luce una carrocería clásica de tres volúmenes, en este caso con un enorme maletero de 520 litros de capacidad. En este caso, las diferencias las encontramos en las plazas traseras, que pierden ligeramente espacio en favor de un amplio maletero. Por lo demás, sigue manteniendo las virtudes y defectos que han caracterizado a sus hermanos de gama.
Resulta más difícil clasificar al Skoda Rapid ya que no está derivado directamente de ningún modelo sino que se han tomado piezas comunes del laboratorio del Grupo Volkswagen, empezando por los pequeños urbanos, para dar un nuevo coche, o quizá debiéramos decir dos, ya que el Seat Toledo podría ser clasificado de clon del Rapid. Lo que es incuestionable es que en su desarrollo ha pesado mucho la economía, lo que se aprecia en el tacto general, en los revestimientos y en los materiales empleados, que quedan un paso por detrás del Astra Sedán.
La primera gran diferencia entre Astra Sedán y Rapid viene dada por su propia configuración ya que el Opel es un cuatro puertas y el Skoda un cinco puertas. Este factor tiene un peso práctico indudable, pues permite una boca de carga de 109 cm desde el portón al borde inferior y un total de 590 litros de capacidad.
Guerra de practicidad
En esta búsqueda por la máxima practicidad, el Rapid ofrece más espacio para los pasajeros y, sobre todo, un acceso más cómodo atrás dado que el hueco de acceso es 12 cm mayor y tiene 3 cm adicionales entre el pilar B y el asiento. Pero es que también los pasajeros podrán meter los pies bajo el asiento delantero (17 cm frente a los 7 del Opel), permitiendo así un mejor aprovechamiento del espacio adicional. Así pues, en cuanto a funcionalidad se trata, la victoria del Skoda parece clara.
Motor y comportamiento
En cuanto a comportamiento dinámico y consumo, en este sentido el nivel del Astra es bueno, sin más, pero sucumbe ante el Rapid que no sólo gasta menos en carretera, sino también en ciudad a pesar de no disponer de Stop/Start y lucir un cambio de sólo cinco marchas. Curiosamente, a pesar de que su motor ofrece un rendimiento peor en el banco de rodillos excepto a muy bajo régimen, el Skoda acelera mejor. La razón no es otra que los más de 300 kilos de diferencia en la báscula, que absorben la diferencia de motor y someten a dura prueba la eficacia del equipo de frenos. A pesar de lo que impone su poder de parada, una vez pasada la importancia de la mordiente inicial, para necesitar menos espacio que el Rapid en detenerse.
No obstante, tenemos que decir que el Rapid presenta ciertas carencias, como unos plásticos de aspecto menos vistoso que el Astra, además de contar con peor insonorización.
Análisis de equipamiento
El equipamiento del Rapid es menos sofisticado que el del Opel, que puede hacer las cosas mucho más fáciles al conductor al montar faros adaptativos de doble xenón, sistema de reconocimiento de señales, navegador, sistema de control por voz o la eficaz amortiguación pilotada que permite pasar de un exquisito confort de bacheo —a pesar del bajo perfil de neumático— a una claramente firme que anula prácticamente los balanceos laterales de la carrocería, en tanto que su rival debe conformarse con una fija a la que no hace demasiado favor su monta de neumáticos opcional, de perfil muy bajo, que si bien le hace ganar en precisión de dirección y en frenada, resta confort de rodadura al transitar sobre asfalto rugoso, algo que a final de un largo viaje puede traducirse en cansancio adicional.
Comparando sus precios de tarifa, debemos hablar de empate técnico entre nuestros protagonistas antes de montar el equipo opcional y de ventajas frente a sus rivales: precio respecto al Toledo, potencia respecto al C-Elysée, modernidad sobre el Chevrolet Cruze, el único que es claramente más económico.
Conclusión
A igualdad de precio, la funcionalidad y la economía de uso están un paso por delante del estilo en mi escala de valores, por lo que me quedaría con el Skoda antes que con el Opel Astra Sedan. No porque el alemán sea malo, en absoluto, y menos si como fue el nuestro equipa los asientos deportivos de seis regulaciones y la suspensión pilotada, sino porque el Rapid ofrece más lo que a mi me gusta de un coche: funcionalidad, buena capacidad de carga, estabilidad y un motor que gasta realmente poco combustible.