¿Tu vecino se ha comprado un Serie 5 y quieres contraatacar? La denominación ActiveHybrid 5 y pasar a su lado en total silencio, circulando sólo con electricidad, puede ayudarte a hundirle en la miseria, pero no es la única opción para estar a la última. Lexus es experta en híbridos y tan segura está de ello que, según dicen, su nuevo GS llegará a España sólo con esta configuración. Infiniti, por su parte, proclama su M35h como la alternativa más deportiva y prestacional de esta categoría. La hibridación en un vehículo de lujo, además de imagen, aporta eficiencia y refinamiento, y por tanto placer de conducción, sin embargo, cuando estas cualidades son ya de por sí muy buenas en el modelo que se toma como base, el reto técnico es mayúsculo. ¿Cómo lo ha abordado cada marca?
BMW e Infiniti cuentan con un esquema similar. En ambos casos el motor eléctrico va integrado en la caja de cambios automática y se alimenta mediante baterías de iones de litio. A diferencia del Lexus, que simplificando mucho, es como un Toyota Prius pero más potente y sofisticado, no tienen un botón específico para forzar la circulación en modo eléctrico, aunque si somos cuidadosos con el acelerador y en función del terreno, de la velocidad y de la carga de la batería, el motor de combustión se apaga durante los breves periodos de tiempo habituales en los híbridos no enchufables. Apenas se aprecia cuando sus motores de seis cilindros se detienen o vuelven a arrancar, ya que la insonorización es muy buena en los tres, así como la ausencia de vibraciones. Prueba de ello es que nuestras mediciones de sonoridad del Infiniti, tanto a 50 como a 80 km/h (el Lexus sólo a 50), se han realizado en modo eléctrico y, aun así, es el menos silencioso a causa de unos neumáticos más anchos.
Queremos todo
A la hora de buscar el máximo refinamiento el M35h no es el más conseguido, ya que su tacto de freno es muy "gomoso", con mucho recorrido, y transmite poca sensibilidad, mientras que el cambio puede dar algún tirón al reducir, o en el proceso de frenado cuando vamos a detenernos. El BMW es más natural y su tacto es casi como el de cualquier Serie 5, sin embargo, en el apartado de la suavidad es el GS 450h el claro vencedor, sobre todo porque su transmisión varía su relación de forma "infinita", de manera que no hay saltos entre marchas, algo que en sus rivales ocurre incluso si circulamos en modo eléctrico. En el Lexus, en caso de seleccionar una velocidad con las levas o con la palanca, lo que hacemos es aumentar o disminuir el nivel de retención, ya sea por medio del motor o de la frenada regenerativa, pero el desarrollo nunca es del todo fijo debido a la naturaleza del sistema. En cuanto al freno, punto débil de híbridos y eléctricos, esta generación del GS presenta un tacto completamente normal y no resta en ningún momento ni un ápice del alto agrado de conducción que proporciona este modelo.
Incluso deportividad
Respecto al comportamiento, los tres cuentan con bastidores muy elaborados y están a un nivel tan notable que resulta difícil encontrar puntos flacos. Sólo en situaciones muy exigentes el mayor peso del BMW se deja notar negativamente, así como una dirección más lenta que la de sus rivales —también tiene un diámetro de giro mayor que lo hace menos maniobrable—, ya que entre sus interminables opciones disponibles no están las ruedas traseras directrices de otros Serie 5, algo que ayudaría a dar más dinamismo y sensación de ligereza en zonas muy reviradas. Aun así, y pese a ser algo menos incisivo de lo habitual en un BMW, es impecable. El Infiniti, una vez desconectado su intrusivo control de estabilidad permite ir incluso más rápido en carreteras de curvas y se siente más directo, con una dirección relativamente informativa. Efectivamente, a costa de sacrificar algo de confort, es el que proporciona una conducción más deportiva, incluso con reacciones sobreviradoras si lo provocas, pero siempre con unas maneras nobles y progresivas que van acompañadas de un sonido muy evocador de su motor, más audible que en sus oponentes.
El delicado tema de los frenos
No obstante, sus frenos son menos dosificables y, a pesar de ser atmosférico, la respuesta de su mecánica tiene un leve pero inexplicable retardo al reacelerar después de haber levantado completamente el pie derecho. Tampoco es perfecto su cambio cuando reducimos, ya que no es tan inmediato como el de sus contrincantes, ni da un golpe de gas como el BMW. El Lexus, por su parte, ofrece una puesta a punto muy equilibrada, a años luz de su anterior generación en lo que respecta a velocidad de paso por curva. Es fácil y eficaz en todo momento, con un ESP no desconectable por encima de 50 km/h pero de tarado muy acertado. Su dirección es la más directa, además el coche apoya incluso más rápido que el Infiniti en los cambios de trayectoria, dando mucha confianza y sensación de ligereza. Su pisada y calidad de rodadura son excepcionales, al igual que el nivel de confort que proporciona. Se nota que ha sido el último en llegar al mercado.
¿Vocación urbana?
En cualquier caso, si pensabas que la potencia eléctrica adicional consigue una gran deportividad, no es así, pues las baterías desfallecen bastante rápido si exigimos constantemente su aporte extra, y su peso, junto con su sistema de refrigeración, electrónica de control y motor eléctrico (dos en el caso del Lexus), acaba suponiendo un lastre para quien busque únicamente prestaciones puras y agilidad de comportamiento, pese a que estos potentes propulsores de combustión pueden con todo.
Es en ciudad donde más se aprecian las ventajas de los híbridos, donde más rebajan las cifras de consumo y donde el aporte eléctrico cobra mayor protagonismo. Aun así, salir de un semáforo requiere mucho tacto con el pie derecho si quieres ir en modo eléctrico 100%. Los tres aguantan hasta 40 km/h sin problemas, pero acelerando más despacio que el resto del tráfico, sobre todo el BMW y el Infiniti, ya que el Lexus, además de disponer de más potencia eléctrica, cuenta con un logrado indicador de uso de la energía, analógico, de gran tamaño y más preciso que el de sus rivales, con el que resulta más fácil saber hasta dónde podemos hundir el pedal sin que arranque el motor de combustión.
También disponen de modos "Eco" que cambian la respuesta del acelerador y la configuración de otros sistemas, como el aire acondicionado, para ayudarnos a ahorrar combustible, aunque Infiniti ha ido más lejos y al conmutar este modo entra en funcionamiento su acelerador activo, es decir, a partir de cierto ángulo —no siempre el mismo— se endurece para hacernos notar hasta dónde podemos acelerar con eficiencia. También reacciona levantándose ligeramente si nos aproximamos demasiado rápido a otro coche, a modo de aviso, antes de frenar de manera automática con bastante suavidad y antelación. Por tanto, no sólo hay que valorar los sistemas de propulsión híbrida, sino también la sofisticación a raudales que ofrecen tres de los coches técnicamente más avanzados del momento.