Citroën C5: dos coches en uno

Es difícil, pero la marca francesa lo ha logrado: hacer un coche capaz de satisfacer tanto a los 'citroënistas' de toda la vida como a los que no lo son. La receta ha sido ofrecer dos tipos de suspensiones, hidráulica y metálica, a cuál más satisfactoria.

Citroën C5: dos coches en uno
Citroën C5: dos coches en uno

En Francia, al actual Citroën C5 se le conoce como el coche de los “papis", y, aunque no es para tanto, sí que es cierto que la edad de sus propietarios supera los 55 años, resultando algo superior a la media del segmento. Y a este paso se iban a quedar sólo con los clientes de siempre, los fieles de la marca, que por ley de vida van desapareciendo. ¿Solución? Un cambio de planteamiento radical. Lo primero, hacer un diseño bonito. Lo segundo, tener la suficiente capacidad de convicción para vender el mismo coche a dos tipos de compradores a menudo opuestos. Así es como ha nacido la segunda generación del C5.La solución fue conservar por un lado la suspensión hidráulica, y, por otro, convertirla en metálica. Con la hidráulica, los fieles de la marca no se sentirían traicionados. Con la metálica, se llegaría a los otros, a aquellos que nunca hasta ahora habrían pensado en comprarse un Citroën, ofreciéndoles unos trenes rodantes sin complejos frente a los de las marcas alemanas. Dicho y hecho. Se dijo adiós a la suspensión del anterior C5 y se adoptó la nueva del C6 (triángulos superpuesto con pivote desacoplado delante, y eje multibrazo atrás), en un caso con el sistema Hydractiva Plus y en otro caso con muelles helicoidales metálicos.En la práctica, el comportamiento del nuevo C5 es excelente, pero tal vez lo más destacable en términos absolutos sea su confort, lo cual quiere decir también que la dirección no tira en las curvas, que no se perciben golpeteos en el volante o que el morro no abre la trayectoria un milímetro más de la cuenta cuando se conduce rápido. Es a ese confort de conducción al que me refiero, sin olvidar el confort de bacheo, que es bastante superior al de otros rivales. Por cierto, que en curvas rápidas ni se mueve.El C5 es un coche de calidad, y eso se percibe cuando se circula a alta velocidad, cuando solamente el ruido aerodinámico de los espejos retrovisores delata que circulamos más deprisa de lo que parece. Tiene un chasis de coche grande, y eso se nota. De vuelta al confort, el que proporciona la suspensión hidráulica recuerda al de otros modelos de la marca, con esas leves oscilaciones verticales como de “alfombra voladora". Por su parte, el de la versión metálica cumple con idéntica eficacia respecto a lo antes mencionado, pero sin esas oscilaciones. Para algunos es mejor incluso que la Hydractiva Plus.Esto sirve para la versión que sin duda copará la mayoría de las ventas, la de motor 2 litros HDi 138 CV. Por encima, en las versiones HDi biturbo 2,2 litros de 170 CV y en las de motor V6, la suspensión hidráulica es la única disponible. Según los técnicos de la marca, sobre tales versiones es necesaria para ofrecer un nivel de confort al que no se llega con la suspensión metálica; asimismo, se asocia con equipamientos como freno de estacionamiento eléctrico, ayuda al arranque en pendiente o al aparcamiento, etc. A destacar el navegador con sistema de llamada de urgencia SOS.La suavidad de funcionamiento de los motores Diesel 4 cilindros y su energía para mover desarrollos en 6ª de 53 km/h, tanto en la versión 2 litros 138 CV como la más prestacional 2,2 litros 173 CV. Y no se trata de coches ligeros, pues oficialmente se anuncian 1.658 y 1.729 kg de peso para cada uno de ellos. Para no subir de estas cifras, Citroën ha utilizado el aluminio en diversos componentes como capó delantero, subchasis delantero o traviesa posterior del parachoques. Y un último dato: sólo las suspensiones heredadas del C6, también de aluminio, son 40 kg más pesadas que las del primitivo C5.

Amplio y versátil
En Francia, al actual Citroën C5 se le conoce como el coche de los “papis", y, aunque no es para tanto, sí que es cierto que la edad de sus propietarios supera los 55 años, resultando algo superior a la media del segmento. Y a este paso se iban a quedar sólo con los clientes de siempre, los fieles de la marca, que por ley de vida van desapareciendo. ¿Solución? Un cambio de planteamiento radical. Lo primero, hacer un diseño bonito. Lo segundo, tener la suficiente capacidad de convicción para vender el mismo coche a dos tipos de compradores a menudo opuestos. Así es como ha nacido la segunda generación del C5.La solución fue conservar por un lado la suspensión hidráulica, y, por otro, convertirla en metálica. Con la hidráulica, los fieles de la marca no se sentirían traicionados. Con la metálica, se llegaría a los otros, a aquellos que nunca hasta ahora habrían pensado en comprarse un Citroën, ofreciéndoles unos trenes rodantes sin complejos frente a los de las marcas alemanas. Dicho y hecho. Se dijo adiós a la suspensión del anterior C5 y se adoptó la nueva del C6 (triángulos superpuesto con pivote desacoplado delante, y eje multibrazo atrás), en un caso con el sistema Hydractiva Plus y en otro caso con muelles helicoidales metálicos.En la práctica, el comportamiento del nuevo C5 es excelente, pero tal vez lo más destacable en términos absolutos sea su confort, lo cual quiere decir también que la dirección no tira en las curvas, que no se perciben golpeteos en el volante o que el morro no abre la trayectoria un milímetro más de la cuenta cuando se conduce rápido. Es a ese confort de conducción al que me refiero, sin olvidar el confort de bacheo, que es bastante superior al de otros rivales. Por cierto, que en curvas rápidas ni se mueve.El C5 es un coche de calidad, y eso se percibe cuando se circula a alta velocidad, cuando solamente el ruido aerodinámico de los espejos retrovisores delata que circulamos más deprisa de lo que parece. Tiene un chasis de coche grande, y eso se nota. De vuelta al confort, el que proporciona la suspensión hidráulica recuerda al de otros modelos de la marca, con esas leves oscilaciones verticales como de “alfombra voladora". Por su parte, el de la versión metálica cumple con idéntica eficacia respecto a lo antes mencionado, pero sin esas oscilaciones. Para algunos es mejor incluso que la Hydractiva Plus.Esto sirve para la versión que sin duda copará la mayoría de las ventas, la de motor 2 litros HDi 138 CV. Por encima, en las versiones HDi biturbo 2,2 litros de 170 CV y en las de motor V6, la suspensión hidráulica es la única disponible. Según los técnicos de la marca, sobre tales versiones es necesaria para ofrecer un nivel de confort al que no se llega con la suspensión metálica; asimismo, se asocia con equipamientos como freno de estacionamiento eléctrico, ayuda al arranque en pendiente o al aparcamiento, etc. A destacar el navegador con sistema de llamada de urgencia SOS.La suavidad de funcionamiento de los motores Diesel 4 cilindros y su energía para mover desarrollos en 6ª de 53 km/h, tanto en la versión 2 litros 138 CV como la más prestacional 2,2 litros 173 CV. Y no se trata de coches ligeros, pues oficialmente se anuncian 1.658 y 1.729 kg de peso para cada uno de ellos. Para no subir de estas cifras, Citroën ha utilizado el aluminio en diversos componentes como capó delantero, subchasis delantero o traviesa posterior del parachoques. Y un último dato: sólo las suspensiones heredadas del C6, también de aluminio, son 40 kg más pesadas que las del primitivo C5.
Amplio y versátil
En Francia, al actual Citroën C5 se le conoce como el coche de los “papis", y, aunque no es para tanto, sí que es cierto que la edad de sus propietarios supera los 55 años, resultando algo superior a la media del segmento. Y a este paso se iban a quedar sólo con los clientes de siempre, los fieles de la marca, que por ley de vida van desapareciendo. ¿Solución? Un cambio de planteamiento radical. Lo primero, hacer un diseño bonito. Lo segundo, tener la suficiente capacidad de convicción para vender el mismo coche a dos tipos de compradores a menudo opuestos. Así es como ha nacido la segunda generación del C5.La solución fue conservar por un lado la suspensión hidráulica, y, por otro, convertirla en metálica. Con la hidráulica, los fieles de la marca no se sentirían traicionados. Con la metálica, se llegaría a los otros, a aquellos que nunca hasta ahora habrían pensado en comprarse un Citroën, ofreciéndoles unos trenes rodantes sin complejos frente a los de las marcas alemanas. Dicho y hecho. Se dijo adiós a la suspensión del anterior C5 y se adoptó la nueva del C6 (triángulos superpuesto con pivote desacoplado delante, y eje multibrazo atrás), en un caso con el sistema Hydractiva Plus y en otro caso con muelles helicoidales metálicos.En la práctica, el comportamiento del nuevo C5 es excelente, pero tal vez lo más destacable en términos absolutos sea su confort, lo cual quiere decir también que la dirección no tira en las curvas, que no se perciben golpeteos en el volante o que el morro no abre la trayectoria un milímetro más de la cuenta cuando se conduce rápido. Es a ese confort de conducción al que me refiero, sin olvidar el confort de bacheo, que es bastante superior al de otros rivales. Por cierto, que en curvas rápidas ni se mueve.El C5 es un coche de calidad, y eso se percibe cuando se circula a alta velocidad, cuando solamente el ruido aerodinámico de los espejos retrovisores delata que circulamos más deprisa de lo que parece. Tiene un chasis de coche grande, y eso se nota. De vuelta al confort, el que proporciona la suspensión hidráulica recuerda al de otros modelos de la marca, con esas leves oscilaciones verticales como de “alfombra voladora". Por su parte, el de la versión metálica cumple con idéntica eficacia respecto a lo antes mencionado, pero sin esas oscilaciones. Para algunos es mejor incluso que la Hydractiva Plus.Esto sirve para la versión que sin duda copará la mayoría de las ventas, la de motor 2 litros HDi 138 CV. Por encima, en las versiones HDi biturbo 2,2 litros de 170 CV y en las de motor V6, la suspensión hidráulica es la única disponible. Según los técnicos de la marca, sobre tales versiones es necesaria para ofrecer un nivel de confort al que no se llega con la suspensión metálica; asimismo, se asocia con equipamientos como freno de estacionamiento eléctrico, ayuda al arranque en pendiente o al aparcamiento, etc. A destacar el navegador con sistema de llamada de urgencia SOS.La suavidad de funcionamiento de los motores Diesel 4 cilindros y su energía para mover desarrollos en 6ª de 53 km/h, tanto en la versión 2 litros 138 CV como la más prestacional 2,2 litros 173 CV. Y no se trata de coches ligeros, pues oficialmente se anuncian 1.658 y 1.729 kg de peso para cada uno de ellos. Para no subir de estas cifras, Citroën ha utilizado el aluminio en diversos componentes como capó delantero, subchasis delantero o traviesa posterior del parachoques. Y un último dato: sólo las suspensiones heredadas del C6, también de aluminio, son 40 kg más pesadas que las del primitivo C5.
Amplio y versátil
En Francia, al actual Citroën C5 se le conoce como el coche de los “papis", y, aunque no es para tanto, sí que es cierto que la edad de sus propietarios supera los 55 años, resultando algo superior a la media del segmento. Y a este paso se iban a quedar sólo con los clientes de siempre, los fieles de la marca, que por ley de vida van desapareciendo. ¿Solución? Un cambio de planteamiento radical. Lo primero, hacer un diseño bonito. Lo segundo, tener la suficiente capacidad de convicción para vender el mismo coche a dos tipos de compradores a menudo opuestos. Así es como ha nacido la segunda generación del C5.La solución fue conservar por un lado la suspensión hidráulica, y, por otro, convertirla en metálica. Con la hidráulica, los fieles de la marca no se sentirían traicionados. Con la metálica, se llegaría a los otros, a aquellos que nunca hasta ahora habrían pensado en comprarse un Citroën, ofreciéndoles unos trenes rodantes sin complejos frente a los de las marcas alemanas. Dicho y hecho. Se dijo adiós a la suspensión del anterior C5 y se adoptó la nueva del C6 (triángulos superpuesto con pivote desacoplado delante, y eje multibrazo atrás), en un caso con el sistema Hydractiva Plus y en otro caso con muelles helicoidales metálicos.En la práctica, el comportamiento del nuevo C5 es excelente, pero tal vez lo más destacable en términos absolutos sea su confort, lo cual quiere decir también que la dirección no tira en las curvas, que no se perciben golpeteos en el volante o que el morro no abre la trayectoria un milímetro más de la cuenta cuando se conduce rápido. Es a ese confort de conducción al que me refiero, sin olvidar el confort de bacheo, que es bastante superior al de otros rivales. Por cierto, que en curvas rápidas ni se mueve.El C5 es un coche de calidad, y eso se percibe cuando se circula a alta velocidad, cuando solamente el ruido aerodinámico de los espejos retrovisores delata que circulamos más deprisa de lo que parece. Tiene un chasis de coche grande, y eso se nota. De vuelta al confort, el que proporciona la suspensión hidráulica recuerda al de otros modelos de la marca, con esas leves oscilaciones verticales como de “alfombra voladora". Por su parte, el de la versión metálica cumple con idéntica eficacia respecto a lo antes mencionado, pero sin esas oscilaciones. Para algunos es mejor incluso que la Hydractiva Plus.Esto sirve para la versión que sin duda copará la mayoría de las ventas, la de motor 2 litros HDi 138 CV. Por encima, en las versiones HDi biturbo 2,2 litros de 170 CV y en las de motor V6, la suspensión hidráulica es la única disponible. Según los técnicos de la marca, sobre tales versiones es necesaria para ofrecer un nivel de confort al que no se llega con la suspensión metálica; asimismo, se asocia con equipamientos como freno de estacionamiento eléctrico, ayuda al arranque en pendiente o al aparcamiento, etc. A destacar el navegador con sistema de llamada de urgencia SOS.La suavidad de funcionamiento de los motores Diesel 4 cilindros y su energía para mover desarrollos en 6ª de 53 km/h, tanto en la versión 2 litros 138 CV como la más prestacional 2,2 litros 173 CV. Y no se trata de coches ligeros, pues oficialmente se anuncian 1.658 y 1.729 kg de peso para cada uno de ellos. Para no subir de estas cifras, Citroën ha utilizado el aluminio en diversos componentes como capó delantero, subchasis delantero o traviesa posterior del parachoques. Y un último dato: sólo las suspensiones heredadas del C6, también de aluminio, son 40 kg más pesadas que las del primitivo C5.
Amplio y versátil
En Francia, al actual Citroën C5 se le conoce como el coche de los “papis", y, aunque no es para tanto, sí que es cierto que la edad de sus propietarios supera los 55 años, resultando algo superior a la media del segmento. Y a este paso se iban a quedar sólo con los clientes de siempre, los fieles de la marca, que por ley de vida van desapareciendo. ¿Solución? Un cambio de planteamiento radical. Lo primero, hacer un diseño bonito. Lo segundo, tener la suficiente capacidad de convicción para vender el mismo coche a dos tipos de compradores a menudo opuestos. Así es como ha nacido la segunda generación del C5.La solución fue conservar por un lado la suspensión hidráulica, y, por otro, convertirla en metálica. Con la hidráulica, los fieles de la marca no se sentirían traicionados. Con la metálica, se llegaría a los otros, a aquellos que nunca hasta ahora habrían pensado en comprarse un Citroën, ofreciéndoles unos trenes rodantes sin complejos frente a los de las marcas alemanas. Dicho y hecho. Se dijo adiós a la suspensión del anterior C5 y se adoptó la nueva del C6 (triángulos superpuesto con pivote desacoplado delante, y eje multibrazo atrás), en un caso con el sistema Hydractiva Plus y en otro caso con muelles helicoidales metálicos.En la práctica, el comportamiento del nuevo C5 es excelente, pero tal vez lo más destacable en términos absolutos sea su confort, lo cual quiere decir también que la dirección no tira en las curvas, que no se perciben golpeteos en el volante o que el morro no abre la trayectoria un milímetro más de la cuenta cuando se conduce rápido. Es a ese confort de conducción al que me refiero, sin olvidar el confort de bacheo, que es bastante superior al de otros rivales. Por cierto, que en curvas rápidas ni se mueve.El C5 es un coche de calidad, y eso se percibe cuando se circula a alta velocidad, cuando solamente el ruido aerodinámico de los espejos retrovisores delata que circulamos más deprisa de lo que parece. Tiene un chasis de coche grande, y eso se nota. De vuelta al confort, el que proporciona la suspensión hidráulica recuerda al de otros modelos de la marca, con esas leves oscilaciones verticales como de “alfombra voladora". Por su parte, el de la versión metálica cumple con idéntica eficacia respecto a lo antes mencionado, pero sin esas oscilaciones. Para algunos es mejor incluso que la Hydractiva Plus.Esto sirve para la versión que sin duda copará la mayoría de las ventas, la de motor 2 litros HDi 138 CV. Por encima, en las versiones HDi biturbo 2,2 litros de 170 CV y en las de motor V6, la suspensión hidráulica es la única disponible. Según los técnicos de la marca, sobre tales versiones es necesaria para ofrecer un nivel de confort al que no se llega con la suspensión metálica; asimismo, se asocia con equipamientos como freno de estacionamiento eléctrico, ayuda al arranque en pendiente o al aparcamiento, etc. A destacar el navegador con sistema de llamada de urgencia SOS.La suavidad de funcionamiento de los motores Diesel 4 cilindros y su energía para mover desarrollos en 6ª de 53 km/h, tanto en la versión 2 litros 138 CV como la más prestacional 2,2 litros 173 CV. Y no se trata de coches ligeros, pues oficialmente se anuncian 1.658 y 1.729 kg de peso para cada uno de ellos. Para no subir de estas cifras, Citroën ha utilizado el aluminio en diversos componentes como capó delantero, subchasis delantero o traviesa posterior del parachoques. Y un último dato: sólo las suspensiones heredadas del C6, también de aluminio, son 40 kg más pesadas que las del primitivo C5.
Amplio y versátil
En Francia, al actual Citroën C5 se le conoce como el coche de los “papis", y, aunque no es para tanto, sí que es cierto que la edad de sus propietarios supera los 55 años, resultando algo superior a la media del segmento. Y a este paso se iban a quedar sólo con los clientes de siempre, los fieles de la marca, que por ley de vida van desapareciendo. ¿Solución? Un cambio de planteamiento radical. Lo primero, hacer un diseño bonito. Lo segundo, tener la suficiente capacidad de convicción para vender el mismo coche a dos tipos de compradores a menudo opuestos. Así es como ha nacido la segunda generación del C5.La solución fue conservar por un lado la suspensión hidráulica, y, por otro, convertirla en metálica. Con la hidráulica, los fieles de la marca no se sentirían traicionados. Con la metálica, se llegaría a los otros, a aquellos que nunca hasta ahora habrían pensado en comprarse un Citroën, ofreciéndoles unos trenes rodantes sin complejos frente a los de las marcas alemanas. Dicho y hecho. Se dijo adiós a la suspensión del anterior C5 y se adoptó la nueva del C6 (triángulos superpuesto con pivote desacoplado delante, y eje multibrazo atrás), en un caso con el sistema Hydractiva Plus y en otro caso con muelles helicoidales metálicos.En la práctica, el comportamiento del nuevo C5 es excelente, pero tal vez lo más destacable en términos absolutos sea su confort, lo cual quiere decir también que la dirección no tira en las curvas, que no se perciben golpeteos en el volante o que el morro no abre la trayectoria un milímetro más de la cuenta cuando se conduce rápido. Es a ese confort de conducción al que me refiero, sin olvidar el confort de bacheo, que es bastante superior al de otros rivales. Por cierto, que en curvas rápidas ni se mueve.El C5 es un coche de calidad, y eso se percibe cuando se circula a alta velocidad, cuando solamente el ruido aerodinámico de los espejos retrovisores delata que circulamos más deprisa de lo que parece. Tiene un chasis de coche grande, y eso se nota. De vuelta al confort, el que proporciona la suspensión hidráulica recuerda al de otros modelos de la marca, con esas leves oscilaciones verticales como de “alfombra voladora". Por su parte, el de la versión metálica cumple con idéntica eficacia respecto a lo antes mencionado, pero sin esas oscilaciones. Para algunos es mejor incluso que la Hydractiva Plus.Esto sirve para la versión que sin duda copará la mayoría de las ventas, la de motor 2 litros HDi 138 CV. Por encima, en las versiones HDi biturbo 2,2 litros de 170 CV y en las de motor V6, la suspensión hidráulica es la única disponible. Según los técnicos de la marca, sobre tales versiones es necesaria para ofrecer un nivel de confort al que no se llega con la suspensión metálica; asimismo, se asocia con equipamientos como freno de estacionamiento eléctrico, ayuda al arranque en pendiente o al aparcamiento, etc. A destacar el navegador con sistema de llamada de urgencia SOS.La suavidad de funcionamiento de los motores Diesel 4 cilindros y su energía para mover desarrollos en 6ª de 53 km/h, tanto en la versión 2 litros 138 CV como la más prestacional 2,2 litros 173 CV. Y no se trata de coches ligeros, pues oficialmente se anuncian 1.658 y 1.729 kg de peso para cada uno de ellos. Para no subir de estas cifras, Citroën ha utilizado el aluminio en diversos componentes como capó delantero, subchasis delantero o traviesa posterior del parachoques. Y un último dato: sólo las suspensiones heredadas del C6, también de aluminio, son 40 kg más pesadas que las del primitivo C5.
Amplio y versátil
En Francia, al actual Citroën C5 se le conoce como el coche de los “papis", y, aunque no es para tanto, sí que es cierto que la edad de sus propietarios supera los 55 años, resultando algo superior a la media del segmento. Y a este paso se iban a quedar sólo con los clientes de siempre, los fieles de la marca, que por ley de vida van desapareciendo. ¿Solución? Un cambio de planteamiento radical. Lo primero, hacer un diseño bonito. Lo segundo, tener la suficiente capacidad de convicción para vender el mismo coche a dos tipos de compradores a menudo opuestos. Así es como ha nacido la segunda generación del C5.La solución fue conservar por un lado la suspensión hidráulica, y, por otro, convertirla en metálica. Con la hidráulica, los fieles de la marca no se sentirían traicionados. Con la metálica, se llegaría a los otros, a aquellos que nunca hasta ahora habrían pensado en comprarse un Citroën, ofreciéndoles unos trenes rodantes sin complejos frente a los de las marcas alemanas. Dicho y hecho. Se dijo adiós a la suspensión del anterior C5 y se adoptó la nueva del C6 (triángulos superpuesto con pivote desacoplado delante, y eje multibrazo atrás), en un caso con el sistema Hydractiva Plus y en otro caso con muelles helicoidales metálicos.En la práctica, el comportamiento del nuevo C5 es excelente, pero tal vez lo más destacable en términos absolutos sea su confort, lo cual quiere decir también que la dirección no tira en las curvas, que no se perciben golpeteos en el volante o que el morro no abre la trayectoria un milímetro más de la cuenta cuando se conduce rápido. Es a ese confort de conducción al que me refiero, sin olvidar el confort de bacheo, que es bastante superior al de otros rivales. Por cierto, que en curvas rápidas ni se mueve.El C5 es un coche de calidad, y eso se percibe cuando se circula a alta velocidad, cuando solamente el ruido aerodinámico de los espejos retrovisores delata que circulamos más deprisa de lo que parece. Tiene un chasis de coche grande, y eso se nota. De vuelta al confort, el que proporciona la suspensión hidráulica recuerda al de otros modelos de la marca, con esas leves oscilaciones verticales como de “alfombra voladora". Por su parte, el de la versión metálica cumple con idéntica eficacia respecto a lo antes mencionado, pero sin esas oscilaciones. Para algunos es mejor incluso que la Hydractiva Plus.Esto sirve para la versión que sin duda copará la mayoría de las ventas, la de motor 2 litros HDi 138 CV. Por encima, en las versiones HDi biturbo 2,2 litros de 170 CV y en las de motor V6, la suspensión hidráulica es la única disponible. Según los técnicos de la marca, sobre tales versiones es necesaria para ofrecer un nivel de confort al que no se llega con la suspensión metálica; asimismo, se asocia con equipamientos como freno de estacionamiento eléctrico, ayuda al arranque en pendiente o al aparcamiento, etc. A destacar el navegador con sistema de llamada de urgencia SOS.La suavidad de funcionamiento de los motores Diesel 4 cilindros y su energía para mover desarrollos en 6ª de 53 km/h, tanto en la versión 2 litros 138 CV como la más prestacional 2,2 litros 173 CV. Y no se trata de coches ligeros, pues oficialmente se anuncian 1.658 y 1.729 kg de peso para cada uno de ellos. Para no subir de estas cifras, Citroën ha utilizado el aluminio en diversos componentes como capó delantero, subchasis delantero o traviesa posterior del parachoques. Y un último dato: sólo las suspensiones heredadas del C6, también de aluminio, son 40 kg más pesadas que las del primitivo C5.
Amplio y versátil
En Francia, al actual Citroën C5 se le conoce como el coche de los “papis", y, aunque no es para tanto, sí que es cierto que la edad de sus propietarios supera los 55 años, resultando algo superior a la media del segmento. Y a este paso se iban a quedar sólo con los clientes de siempre, los fieles de la marca, que por ley de vida van desapareciendo. ¿Solución? Un cambio de planteamiento radical. Lo primero, hacer un diseño bonito. Lo segundo, tener la suficiente capacidad de convicción para vender el mismo coche a dos tipos de compradores a menudo opuestos. Así es como ha nacido la segunda generación del C5.La solución fue conservar por un lado la suspensión hidráulica, y, por otro, convertirla en metálica. Con la hidráulica, los fieles de la marca no se sentirían traicionados. Con la metálica, se llegaría a los otros, a aquellos que nunca hasta ahora habrían pensado en comprarse un Citroën, ofreciéndoles unos trenes rodantes sin complejos frente a los de las marcas alemanas. Dicho y hecho. Se dijo adiós a la suspensión del anterior C5 y se adoptó la nueva del C6 (triángulos superpuesto con pivote desacoplado delante, y eje multibrazo atrás), en un caso con el sistema Hydractiva Plus y en otro caso con muelles helicoidales metálicos.En la práctica, el comportamiento del nuevo C5 es excelente, pero tal vez lo más destacable en términos absolutos sea su confort, lo cual quiere decir también que la dirección no tira en las curvas, que no se perciben golpeteos en el volante o que el morro no abre la trayectoria un milímetro más de la cuenta cuando se conduce rápido. Es a ese confort de conducción al que me refiero, sin olvidar el confort de bacheo, que es bastante superior al de otros rivales. Por cierto, que en curvas rápidas ni se mueve.El C5 es un coche de calidad, y eso se percibe cuando se circula a alta velocidad, cuando solamente el ruido aerodinámico de los espejos retrovisores delata que circulamos más deprisa de lo que parece. Tiene un chasis de coche grande, y eso se nota. De vuelta al confort, el que proporciona la suspensión hidráulica recuerda al de otros modelos de la marca, con esas leves oscilaciones verticales como de “alfombra voladora". Por su parte, el de la versión metálica cumple con idéntica eficacia respecto a lo antes mencionado, pero sin esas oscilaciones. Para algunos es mejor incluso que la Hydractiva Plus.Esto sirve para la versión que sin duda copará la mayoría de las ventas, la de motor 2 litros HDi 138 CV. Por encima, en las versiones HDi biturbo 2,2 litros de 170 CV y en las de motor V6, la suspensión hidráulica es la única disponible. Según los técnicos de la marca, sobre tales versiones es necesaria para ofrecer un nivel de confort al que no se llega con la suspensión metálica; asimismo, se asocia con equipamientos como freno de estacionamiento eléctrico, ayuda al arranque en pendiente o al aparcamiento, etc. A destacar el navegador con sistema de llamada de urgencia SOS.La suavidad de funcionamiento de los motores Diesel 4 cilindros y su energía para mover desarrollos en 6ª de 53 km/h, tanto en la versión 2 litros 138 CV como la más prestacional 2,2 litros 173 CV. Y no se trata de coches ligeros, pues oficialmente se anuncian 1.658 y 1.729 kg de peso para cada uno de ellos. Para no subir de estas cifras, Citroën ha utilizado el aluminio en diversos componentes como capó delantero, subchasis delantero o traviesa posterior del parachoques. Y un último dato: sólo las suspensiones heredadas del C6, también de aluminio, son 40 kg más pesadas que las del primitivo C5.
Amplio y versátil