Citroën C5 2.2 HDI Auto Exclusive / Ford Mondeo 2.2 TDCI Powershift Titanium S

Las versiones Diesel más altas de gama del Citroën C5 y del Ford Mondeo se enfrentan en esta comparativa. Cargados de toda la tecnología de la que disponen sus respectivas marcas y propulsados por un motor Diesel de 200 CV; en estas condiciones C5 y Mondeo escalan un peldaño y ponen contra las cuerdas a coches premium.

Citroën C5 2.2 HDI Auto Exclusive / Ford Mondeo 2.2 TDCI Powershift Titanium S
Citroën C5 2.2 HDI Auto Exclusive / Ford Mondeo 2.2 TDCI Powershift Titanium S

La distancia que separa a las marcas generalistas de las de­nominadas premium cada vez es más pequeña, eso por no decir que en algunos casos se trata de una separación más psicológica que mate­rial. A continuación, te proponemos dos ejemplos interesantes que pueden suponer una alternativa a las caras ber­linas alemanas que todo el mundo ten­drá en mente.

Comparamos un Citroën C5 y un Ford Mondeo con sus motores Diesel más potentes, equipados prácti­camente con todo el lujo y tecnología que son capaces de ofrecer sus respecti­vas marcas, hasta el punto de incremen­tar sus facturas finales hasta rondar los 40.000 euros, que es más o menos lo que cuesta un Mercedes, un Audi o un BMW de equivalente potencia y tamaño pero en sus versiones básicas. 

Habrá a quien le parezca demasiado dinero para gastar en un modelo generalista y ha­brá a quien lo que le parezca caro sean sus rivales premium, que si se equipan como estos dos modelos que compara­mos subirán su precio final mucho más allá de los 40.000 euros. Si la pasión por llevar algo «de marca» no es su pro­blema, siga leyendo.

Citroën C5 y Ford Mondeo se enfren­tan aquí con el mismo motor Diesel 2.2 de 200 CV —esta mecánica también la monta Jaguar pero con 190 CV—, caja de cambios automática y el acabado tope de gama. En el caso del francés, con este Diesel no hay otra opción: ha de ser con acabado Exclusive, el cambio au­tomático y la suspensión hidroneumá­tica —con otros motores se puede elegir el chasis con muelles convencionales y el cambio manual—. Ford deja algo más de libertad, ya que con el 2.2 TDCi se puede decidir entre la carrocería de cuatro o cinco puertas —los dos coches también ofrecen la familiar—, el cambio manual o automático y el acabado Titanium o Titanium S.

Sobre suspensiones

El Ford cuenta con un sistema de suspensión adaptativa —opcional denominada CCD— en la que los amortiguadores están monitorizados continuamente, ajustando sus características de dureza en compresión y extensión en tiempo real. A esto se le suma la posibilidad, por parte del conductor, de elegir tres modos de actuación: ‘Normal’, ‘Confort’ o ‘Sport’. Citroën opta por su particular suspensión Hidractiva III Plus, en la que no hay ni muelles ni amortiguadores, sino un sistema hidroneumático que actúa constantemente sobre la dureza de suspensión, la altura y el nivel de la carrocería. 

Estos dos sistemas hacen que el comportamiento del C5 y el Mondeo sean radicalmente distintos, sin que por ello uno sea el malo y el otro el bueno; es más una cuestión de gustos personales. El Citroën es una especie de ‘alfombra voladora’, resulta mucho más confortable que su rival en cualquier circunstancia, ya sea con el coche vacío o cargado, carretera de baches o autovías de asfalto impecable, sobre todo de las primeras. Es, sin duda, mucho más cómodo de amortiguación que el Ford, que no es incómodo, pero también lo es más que el resto de rivales del mercado. Además, cuenta con la particularidad de poder elevar la altura de la carrocería a voluntad del conductor, con las ventajas que eso tiene a la hora de subirse a un bordillo, pasar lentamente por un enorme charco o aparcar fuera de la calzada. Cada coche se adapta mejor a unos gustos u otros. Si estás buscando precisión, o mejor dicho, sentir la precisión, en el Ford tendrás un buen aliado.

El C5 también dispone de esa precisión, ya que es tan ágil como su rival, pero la filtra más, mucho más, hasta el punto que para un conductor dinámico puede no ser la elección adecuada. Su tren delantero es obediente y rápido, pero está tan pensado para esconder los defectos del asfalto y mantener la carrocería plana que no deja claro dónde está el límite de adherencia del coche cuando se quiere circular rápido; ya les hemos comentado otras veces que quien les escribe este artículo incluso se marea cuando intenta ir rápido de verdad con este coche en zona de curvas desconocida, aun reconociendo que para una conducción normal es uno de los mejores sistemas de amortiguación que hay.

Eso sí, el que pruebe este coche con esta suspensión y le guste es posible que no quiera ni ver otra cosa. El Ford tiene un comportamiento más normal. Gusta su más que correcto tren trasero, que tiende a insinuarse bien poco sin perjudicar al delantero. La suspensión DCC, que se la recomendamos, se dis­fruta más en el modo normal, ya que por defecto toma las leyes de la posi­ción confort y las va transformando a Sport automáticamente a medida que se aumenta el ritmo; en ciudad el modo confort es el idóneo, mientras que el Sport lo pondremos en contadas oca­siones, ya que el coche es igual de efec­tivo en los tres modos, sólo cambia la sensación de dureza.

Citroën C5 - Suspensión reg. en altura
- Equipamiento
- Confort de marcha Ford Mondeo
- Capacidad maletero
- Comportamiento
- Habitabilidad Citroën C5
- Reflejos parabrisas
- Único acabado
- Tren del. poco informativo
Ford Mondeo
- Opciones agrupadas
- Plazos mantenimiento
- Altura portón abierto

La distancia que separa a las marcas generalistas de las de­nominadas premium cada vez es más pequeña, eso por no decir que en algunos casos se trata de una separación más psicológica que mate­rial. A continuación, te proponemos dos ejemplos interesantes que pueden suponer una alternativa a las caras ber­linas alemanas que todo el mundo ten­drá en mente.

Comparamos un Citroën C5 y un Ford Mondeo con sus motores Diesel más potentes, equipados prácti­camente con todo el lujo y tecnología que son capaces de ofrecer sus respecti­vas marcas, hasta el punto de incremen­tar sus facturas finales hasta rondar los 40.000 euros, que es más o menos lo que cuesta un Mercedes, un Audi o un BMW de equivalente potencia y tamaño pero en sus versiones básicas. 

Habrá a quien le parezca demasiado dinero para gastar en un modelo generalista y ha­brá a quien lo que le parezca caro sean sus rivales premium, que si se equipan como estos dos modelos que compara­mos subirán su precio final mucho más allá de los 40.000 euros. Si la pasión por llevar algo «de marca» no es su pro­blema, siga leyendo.

Citroën C5 y Ford Mondeo se enfren­tan aquí con el mismo motor Diesel 2.2 de 200 CV —esta mecánica también la monta Jaguar pero con 190 CV—, caja de cambios automática y el acabado tope de gama. En el caso del francés, con este Diesel no hay otra opción: ha de ser con acabado Exclusive, el cambio au­tomático y la suspensión hidroneumá­tica —con otros motores se puede elegir el chasis con muelles convencionales y el cambio manual—. Ford deja algo más de libertad, ya que con el 2.2 TDCi se puede decidir entre la carrocería de cuatro o cinco puertas —los dos coches también ofrecen la familiar—, el cambio manual o automático y el acabado Titanium o Titanium S.

Sobre suspensiones

El Ford cuenta con un sistema de suspensión adaptativa —opcional denominada CCD— en la que los amortiguadores están monitorizados continuamente, ajustando sus características de dureza en compresión y extensión en tiempo real. A esto se le suma la posibilidad, por parte del conductor, de elegir tres modos de actuación: ‘Normal’, ‘Confort’ o ‘Sport’. Citroën opta por su particular suspensión Hidractiva III Plus, en la que no hay ni muelles ni amortiguadores, sino un sistema hidroneumático que actúa constantemente sobre la dureza de suspensión, la altura y el nivel de la carrocería. 

Estos dos sistemas hacen que el comportamiento del C5 y el Mondeo sean radicalmente distintos, sin que por ello uno sea el malo y el otro el bueno; es más una cuestión de gustos personales. El Citroën es una especie de ‘alfombra voladora’, resulta mucho más confortable que su rival en cualquier circunstancia, ya sea con el coche vacío o cargado, carretera de baches o autovías de asfalto impecable, sobre todo de las primeras. Es, sin duda, mucho más cómodo de amortiguación que el Ford, que no es incómodo, pero también lo es más que el resto de rivales del mercado. Además, cuenta con la particularidad de poder elevar la altura de la carrocería a voluntad del conductor, con las ventajas que eso tiene a la hora de subirse a un bordillo, pasar lentamente por un enorme charco o aparcar fuera de la calzada. Cada coche se adapta mejor a unos gustos u otros. Si estás buscando precisión, o mejor dicho, sentir la precisión, en el Ford tendrás un buen aliado.

El C5 también dispone de esa precisión, ya que es tan ágil como su rival, pero la filtra más, mucho más, hasta el punto que para un conductor dinámico puede no ser la elección adecuada. Su tren delantero es obediente y rápido, pero está tan pensado para esconder los defectos del asfalto y mantener la carrocería plana que no deja claro dónde está el límite de adherencia del coche cuando se quiere circular rápido; ya les hemos comentado otras veces que quien les escribe este artículo incluso se marea cuando intenta ir rápido de verdad con este coche en zona de curvas desconocida, aun reconociendo que para una conducción normal es uno de los mejores sistemas de amortiguación que hay.

Eso sí, el que pruebe este coche con esta suspensión y le guste es posible que no quiera ni ver otra cosa. El Ford tiene un comportamiento más normal. Gusta su más que correcto tren trasero, que tiende a insinuarse bien poco sin perjudicar al delantero. La suspensión DCC, que se la recomendamos, se dis­fruta más en el modo normal, ya que por defecto toma las leyes de la posi­ción confort y las va transformando a Sport automáticamente a medida que se aumenta el ritmo; en ciudad el modo confort es el idóneo, mientras que el Sport lo pondremos en contadas oca­siones, ya que el coche es igual de efec­tivo en los tres modos, sólo cambia la sensación de dureza.

Citroën C5 - Suspensión reg. en altura
- Equipamiento
- Confort de marcha Ford Mondeo
- Capacidad maletero
- Comportamiento
- Habitabilidad Citroën C5
- Reflejos parabrisas
- Único acabado
- Tren del. poco informativo
Ford Mondeo
- Opciones agrupadas
- Plazos mantenimiento
- Altura portón abierto