Un momento único, como es el que se respira cada vez que tenemos la oportunidad de conducir un concepto o prototipo de una marca. Y Citroën nos lo ha puesto en bandeja con el Aircross invitándonos a viajar hasta su Centro de Estilo en las proximidades de París.
Nos llevaron hasta un parking exterior público a pocos kilómetros del Centro de Estilo. Nada de naves ni de circuitos cerrados. El Citroën Aircross se encuentra aparcado como un vehículo más, solo que él destaca de entre todos. Por su imponente imagen y su llamativo color rojo anaranjado. Es resultón, simpático, con un poderoso frontal. Nos llaman la atención sus generosos pasos de rueda y sus neumáticos 275/45 R22, que han sido creados en exclusiva por Continental para el concepto, así como el original diseño de sus espejos retrovisores.
En marcha
Citroën ha matriculado a su Aircross por lo que podremos salir a carretera, nos cuentan. Toda una sorpresa tratándose de un concepto. Tomo asiento en una de sus cuatro grandes butacas. Los asientos delanteros están separados por una impresionante consola central que continua hasta los asientos traseros. En su interior, un amplio espacio para guardar objetos. Posición de conducción muy elevada. Busco el cinturón, tiene que estar operativo –reflexiono- porque salimos a circulación abierta. Piso el freno y pulso el botón de encendido. Éste se ubica muy cerca de donde colocamos la rodilla derecha por lo que nos avisan de que tengamos cuidado para no darle sin querer y apaguemos el motor. El Citroën Aircross cuenta con la tecnología Hybrid Plug-in, que combina un motor de gasolina 1.6 THP de 218 CV con un motor eléctrico de 95 CV. Giro la rueda del cambio a D y comenzamos. La visibilidad del Aircross es limitada. El morro del coche no se inclina lo suficiente y el salpicadero se ha diseñado en un color blanco que se refleja en el cristal. Pero es un concepto, nos dicen, y aquí prima el diseño.
Salimos del párking a carretera. A los pocos segundos de estar a sus mandos te olvidas de que estás a bordo de un concepto. Se mueve ágil. Carece de dirección asistida y cuesta mover el volante, aunque a partir de 50 km/h se vuelve más manejable. Ciclistas, tractores, rotondas… ¡qué responsabilidad manejar esta pieza única por carretera! Las enormes pinzas de seis pistones no llevan servofreno, y frenar es todo un reto. Aunque no pude comprobarlo por las condiciones de tráfico y los pocos minutos que pude estar a sus mandos, Citroën asegura que en caso de una fuerte presión sobre el pedal del acelerador, una función “boost” asocia el par del motor térmico con el del eléctrico y permite al Aircross alcanzar unas buenas prestaciones (313 CV) sin penalizar el consumo (anuncia 1.7 l/100 km y 39 g/km de CO2). El 0 a100 km/h se alcanza en 4,5 segundos.
La pantalla me informa de la velocidad a la que me muevo –hasta 60 km/h- aunque es una información a la que hay que acostumbrarse, ya que no se indica ni de manera digital ni analógica, sino mediante niveles que se enumeran de diez en diez. Algo complicado. Tras un breve recorrido llegamos de nuevo al parking. Fin del recorrido y una experiencia para recordar.
¡Vaya pantallas!
En el interior del Aircross el usuario vivirá una nueva experiencia. Dos pantallas en alta definición de 12 pulgadas que pueden permanecer en frente del conductor o bien desplazar una de ellas mediante raíles hasta situarla frente al copiloto. De momento no existe este tipo de tecnología en un coche de serie, aunque sus responsables nos indican que en 4 o 5 años podrían instalarse ya las pantallas de alta definición en un Citroën y por supuesto con un precio muy inferior al que hoy cuestan las Aircross: 4.000 euros cada una.
En el volante se han instalados dos mini ipad con reconocimiento de gestos. A través de éstos, el conductor, con un movimiento de sus dedos, accede a toda la información que se refleja en la pantalla. El copiloto, por su parte, accede a películas, música… que puede compartir con el resto de los ocupantes o individualizar las funciones. Una comunicación a la carta, ya que cada pasajero cuenta en su asiento con altavoces y un pequeño micrófono. De esta forma, si los ocupantes traseros quieren ver una película, solo la verán y la oirán ellos; si llaman por teléfono, se puede pasar la comunicación a la parte posterior para que solo se comunique una persona… ¡Incluso a través de dos pequeñas cámaras instaladas a los lados del vehículo se pueden hacer fotos del paisaje o grabar un vídeo de 30 minutos!