Otro ejemplo de sinergia industrial aparece en los bastidores de estos cuatro coches, compartidos entre Focus y Mazda, por un lado, y C4 y 308 por otro. Pero aquí la filosofía de cada marca asume menos compromisos. Si los franceses repuntan el confort, Ford y Mazda, que se enorgullecen entre los modelos compactos por estrenar en el segmento una estructura posterior multibrazo, repuntan el dinamismo de sus reacciones. En estos dos últimos hay una mayor similitud de sensaciones y reacciones que entre los C4 y 308.
Focus y Mazda3 se muestran muy rápidos de dirección y sus reacciones «quitan» peso al conjunto sin que esto suponga estresar al conductor. Sobre todo en secuencias de curvas, ambos coches se llevan muy rápido por la sencillez que transmiten.
El C4 y el 308 parecen coches más grandes, por sus reacciones algo más pesados, pero aun así, el Peugeot nos ha resultado un coche con una pisada extraordinaria. Su calidad de rodadura está unos puntos por encima de sus rivales, en la gestión de absorber baches y badenes en plena curva, y en definitiva en transmitir una quietud en sus movimientos que aporta mucha seguridad. Quizás no es tan reactivo como el Focus y Mazda3, pero se desenvuelve con mucha agilidad cuando se requiere y su mayor progresividad transmite, de nuevo, un plus de estabilidad.
El Citroën C4 es el coche más personal de todos. Es un Citroën y quizás con esto ya muchos conductores sabrán lo que se van a encontrar a sus mandos. Su amortiguación es, con mucho, la que más aísla la carrocería del asfalto, para lo bueno y para lo malo. La suavidad de rodadura parece de coche bueno de segmento superior, pero tenemos que aceptar mayores balanceos laterales (en curva) y longitudinales (en aceleración y frenada), que de alguna manera restan precisión y sensación de guiado al conductor. Y esta suavidad no siempre responde como esperamos en baches y badenes, favoreciendo la presencia de vibraciones y movimientos acusados en la carrocería que rompen con el confort de marcha esperado hasta ese momento.
En el desplazamiento cotidiano salen a relucir las mejores virtudes del cambio CMP de los modelos franceses y su mayor finura mecánica y de rodadura, además del excelente funcionamiento del sistema Stop-Start antes comentado. Por espacio y sensación, el 308 ofrece el habitáculo más amplio, con cierto aroma a monovolumen, por la altura al techo y profundidad del salpicadero.
Parecido ambiente transmite el C4, pero penaliza mucho la cota de altura trasera para acoger adultos. Como buenos modelos franceses, los asientos son de grandes dimensiones y en general transmiten un acomodo muy agradable.
Ford y Mazda miman al conductor entusiasta, con un puesto de conducción que lo arropa, por una distribución de volante, pedales, cambio y formas de asiento muy integradora. Entre estos, el maletero del Mazda3 no se corresponde con su tamaño, el más pequeño para la carrocería más larga.
Ser el modelo más nuevo se refleja en el equipamiento del Focus, con soluciones más vanguardistas en materia de seguridad, como el asistente de carril que, o bien avisa con una trepidación sobre el volante (también puede disponer el C4 de un sistema similar) o va más allá y actúa sobre el volante para retomar la trayectoria. También ofrece un sistema de vigilancia de los puntos ciegos (y el C4) y otro sistema de detección de peligro por colisión, soluciones que lo sitúan en una posición ventajosa, cuando los equipamientos básicos de todos se han estandarizado con el control de estabilidad y los airbag frontales, laterales y de cortina.
- Un motor para cuatro jinetes
Otro ejemplo de sinergia industrial aparece en los bastidores de estos cuatro coches, compartidos entre Focus y Mazda, por un lado, y C4 y 308 por otro. Pero aquí la filosofía de cada marca asume menos compromisos. Si los franceses repuntan el confort, Ford y Mazda, que se enorgullecen entre los modelos compactos por estrenar en el segmento una estructura posterior multibrazo, repuntan el dinamismo de sus reacciones. En estos dos últimos hay una mayor similitud de sensaciones y reacciones que entre los C4 y 308.
Focus y Mazda3 se muestran muy rápidos de dirección y sus reacciones «quitan» peso al conjunto sin que esto suponga estresar al conductor. Sobre todo en secuencias de curvas, ambos coches se llevan muy rápido por la sencillez que transmiten.
El C4 y el 308 parecen coches más grandes, por sus reacciones algo más pesados, pero aun así, el Peugeot nos ha resultado un coche con una pisada extraordinaria. Su calidad de rodadura está unos puntos por encima de sus rivales, en la gestión de absorber baches y badenes en plena curva, y en definitiva en transmitir una quietud en sus movimientos que aporta mucha seguridad. Quizás no es tan reactivo como el Focus y Mazda3, pero se desenvuelve con mucha agilidad cuando se requiere y su mayor progresividad transmite, de nuevo, un plus de estabilidad.
El Citroën C4 es el coche más personal de todos. Es un Citroën y quizás con esto ya muchos conductores sabrán lo que se van a encontrar a sus mandos. Su amortiguación es, con mucho, la que más aísla la carrocería del asfalto, para lo bueno y para lo malo. La suavidad de rodadura parece de coche bueno de segmento superior, pero tenemos que aceptar mayores balanceos laterales (en curva) y longitudinales (en aceleración y frenada), que de alguna manera restan precisión y sensación de guiado al conductor. Y esta suavidad no siempre responde como esperamos en baches y badenes, favoreciendo la presencia de vibraciones y movimientos acusados en la carrocería que rompen con el confort de marcha esperado hasta ese momento.En el desplazamiento cotidiano salen a relucir las mejores virtudes del cambio CMP de los modelos franceses y su mayor finura mecánica y de rodadura, además del excelente funcionamiento del sistema Stop-Start antes comentado. Por espacio y sensación, el 308 ofrece el habitáculo más amplio, con cierto aroma a monovolumen, por la altura al techo y profundidad del salpicadero.
Parecido ambiente transmite el C4, pero penaliza mucho la cota de altura trasera para acoger adultos. Como buenos modelos franceses, los asientos son de grandes dimensiones y en general transmiten un acomodo muy agradable.
Ford y Mazda miman al conductor entusiasta, con un puesto de conducción que lo arropa, por una distribución de volante, pedales, cambio y formas de asiento muy integradora. Entre estos, el maletero del Mazda3 no se corresponde con su tamaño, el más pequeño para la carrocería más larga.
Ser el modelo más nuevo se refleja en el equipamiento del Focus, con soluciones más vanguardistas en materia de seguridad, como el asistente de carril que, o bien avisa con una trepidación sobre el volante (también puede disponer el C4 de un sistema similar) o va más allá y actúa sobre el volante para retomar la trayectoria. También ofrece un sistema de vigilancia de los puntos ciegos (y el C4) y otro sistema de detección de peligro por colisión, soluciones que lo sitúan en una posición ventajosa, cuando los equipamientos básicos de todos se han estandarizado con el control de estabilidad y los airbag frontales, laterales y de cortina.
- Un motor para cuatro jinetes
Otro ejemplo de sinergia industrial aparece en los bastidores de estos cuatro coches, compartidos entre Focus y Mazda, por un lado, y C4 y 308 por otro. Pero aquí la filosofía de cada marca asume menos compromisos. Si los franceses repuntan el confort, Ford y Mazda, que se enorgullecen entre los modelos compactos por estrenar en el segmento una estructura posterior multibrazo, repuntan el dinamismo de sus reacciones. En estos dos últimos hay una mayor similitud de sensaciones y reacciones que entre los C4 y 308.
Focus y Mazda3 se muestran muy rápidos de dirección y sus reacciones «quitan» peso al conjunto sin que esto suponga estresar al conductor. Sobre todo en secuencias de curvas, ambos coches se llevan muy rápido por la sencillez que transmiten.
El C4 y el 308 parecen coches más grandes, por sus reacciones algo más pesados, pero aun así, el Peugeot nos ha resultado un coche con una pisada extraordinaria. Su calidad de rodadura está unos puntos por encima de sus rivales, en la gestión de absorber baches y badenes en plena curva, y en definitiva en transmitir una quietud en sus movimientos que aporta mucha seguridad. Quizás no es tan reactivo como el Focus y Mazda3, pero se desenvuelve con mucha agilidad cuando se requiere y su mayor progresividad transmite, de nuevo, un plus de estabilidad.
El Citroën C4 es el coche más personal de todos. Es un Citroën y quizás con esto ya muchos conductores sabrán lo que se van a encontrar a sus mandos. Su amortiguación es, con mucho, la que más aísla la carrocería del asfalto, para lo bueno y para lo malo. La suavidad de rodadura parece de coche bueno de segmento superior, pero tenemos que aceptar mayores balanceos laterales (en curva) y longitudinales (en aceleración y frenada), que de alguna manera restan precisión y sensación de guiado al conductor. Y esta suavidad no siempre responde como esperamos en baches y badenes, favoreciendo la presencia de vibraciones y movimientos acusados en la carrocería que rompen con el confort de marcha esperado hasta ese momento.En el desplazamiento cotidiano salen a relucir las mejores virtudes del cambio CMP de los modelos franceses y su mayor finura mecánica y de rodadura, además del excelente funcionamiento del sistema Stop-Start antes comentado. Por espacio y sensación, el 308 ofrece el habitáculo más amplio, con cierto aroma a monovolumen, por la altura al techo y profundidad del salpicadero.
Parecido ambiente transmite el C4, pero penaliza mucho la cota de altura trasera para acoger adultos. Como buenos modelos franceses, los asientos son de grandes dimensiones y en general transmiten un acomodo muy agradable.
Ford y Mazda miman al conductor entusiasta, con un puesto de conducción que lo arropa, por una distribución de volante, pedales, cambio y formas de asiento muy integradora. Entre estos, el maletero del Mazda3 no se corresponde con su tamaño, el más pequeño para la carrocería más larga.
Ser el modelo más nuevo se refleja en el equipamiento del Focus, con soluciones más vanguardistas en materia de seguridad, como el asistente de carril que, o bien avisa con una trepidación sobre el volante (también puede disponer el C4 de un sistema similar) o va más allá y actúa sobre el volante para retomar la trayectoria. También ofrece un sistema de vigilancia de los puntos ciegos (y el C4) y otro sistema de detección de peligro por colisión, soluciones que lo sitúan en una posición ventajosa, cuando los equipamientos básicos de todos se han estandarizado con el control de estabilidad y los airbag frontales, laterales y de cortina.
- Un motor para cuatro jinetes
Otro ejemplo de sinergia industrial aparece en los bastidores de estos cuatro coches, compartidos entre Focus y Mazda, por un lado, y C4 y 308 por otro. Pero aquí la filosofía de cada marca asume menos compromisos. Si los franceses repuntan el confort, Ford y Mazda, que se enorgullecen entre los modelos compactos por estrenar en el segmento una estructura posterior multibrazo, repuntan el dinamismo de sus reacciones. En estos dos últimos hay una mayor similitud de sensaciones y reacciones que entre los C4 y 308.
Focus y Mazda3 se muestran muy rápidos de dirección y sus reacciones «quitan» peso al conjunto sin que esto suponga estresar al conductor. Sobre todo en secuencias de curvas, ambos coches se llevan muy rápido por la sencillez que transmiten.
El C4 y el 308 parecen coches más grandes, por sus reacciones algo más pesados, pero aun así, el Peugeot nos ha resultado un coche con una pisada extraordinaria. Su calidad de rodadura está unos puntos por encima de sus rivales, en la gestión de absorber baches y badenes en plena curva, y en definitiva en transmitir una quietud en sus movimientos que aporta mucha seguridad. Quizás no es tan reactivo como el Focus y Mazda3, pero se desenvuelve con mucha agilidad cuando se requiere y su mayor progresividad transmite, de nuevo, un plus de estabilidad.
El Citroën C4 es el coche más personal de todos. Es un Citroën y quizás con esto ya muchos conductores sabrán lo que se van a encontrar a sus mandos. Su amortiguación es, con mucho, la que más aísla la carrocería del asfalto, para lo bueno y para lo malo. La suavidad de rodadura parece de coche bueno de segmento superior, pero tenemos que aceptar mayores balanceos laterales (en curva) y longitudinales (en aceleración y frenada), que de alguna manera restan precisión y sensación de guiado al conductor. Y esta suavidad no siempre responde como esperamos en baches y badenes, favoreciendo la presencia de vibraciones y movimientos acusados en la carrocería que rompen con el confort de marcha esperado hasta ese momento.En el desplazamiento cotidiano salen a relucir las mejores virtudes del cambio CMP de los modelos franceses y su mayor finura mecánica y de rodadura, además del excelente funcionamiento del sistema Stop-Start antes comentado. Por espacio y sensación, el 308 ofrece el habitáculo más amplio, con cierto aroma a monovolumen, por la altura al techo y profundidad del salpicadero.
Parecido ambiente transmite el C4, pero penaliza mucho la cota de altura trasera para acoger adultos. Como buenos modelos franceses, los asientos son de grandes dimensiones y en general transmiten un acomodo muy agradable.
Ford y Mazda miman al conductor entusiasta, con un puesto de conducción que lo arropa, por una distribución de volante, pedales, cambio y formas de asiento muy integradora. Entre estos, el maletero del Mazda3 no se corresponde con su tamaño, el más pequeño para la carrocería más larga.
Ser el modelo más nuevo se refleja en el equipamiento del Focus, con soluciones más vanguardistas en materia de seguridad, como el asistente de carril que, o bien avisa con una trepidación sobre el volante (también puede disponer el C4 de un sistema similar) o va más allá y actúa sobre el volante para retomar la trayectoria. También ofrece un sistema de vigilancia de los puntos ciegos (y el C4) y otro sistema de detección de peligro por colisión, soluciones que lo sitúan en una posición ventajosa, cuando los equipamientos básicos de todos se han estandarizado con el control de estabilidad y los airbag frontales, laterales y de cortina.
- Un motor para cuatro jinetes