BMW X3 3.0 sd

Con tan solo sutiles cambios estéticos y algunas mejoras en la dotación de serie, la mayor novedad del remodelado X3 está en el apartado mecánico en el que el motor de doble turbo y la específica caja de cambios automática elevan sus cualidades dinámicas a unos limites casi increíbles para un Diesel de esta categoría.

BMW X3 3.0 sd
BMW X3 3.0 sd

A esta brillante mecánica le acompaña una nueva caja de cambios que, no sólo está a la altura, sino que contribuye a optimizar el rendimiento dinámico final. Por una parte, la gestión electrónica del cambio de última generación, que permite la inserción directa de la marcha seleccionada, sin tener que pasar otras intermedias ya representa por sí misma una significativa reducción de los tiempos de cambio. Por otra el X3 3.0 Sd incorpora un convertidor de par con amortiguador de torsión y sistema de bloqueo automático muy eficiente. De esta manera el resbalamiento típico de los cambios automáticos es mínimo ya que a los pocos instantes de iniciar la marcha el convertidor se bloquea y la conexión motor/cambio se produce de forma directa. Con ello se consiguen unas sensaciones de conducción equivalentes a las de un modelo con cambio manual y muchas menos pérdidas efectivas por resbalamiento.Todo ello justifica perfectamente las impresionantes cifras de prestaciones, que incluso en nuestra unidad de pruebas han superado a las oficiales. Con más de dos toneladas reales, el X3 es capaz de ponerse a 100 km/h en poco más de seis segundos y en menos de 500 m ya circula a más de 160 km/h. Son cifras más propias de una berlina deportiva que de un SUV y además sin apenas contrapartidas porque las cifras de consumo en nuestros recorridos habituales se mantienen en unos valores francamente contenidos. Sí hay que decir que si nos proponemos sacarle la “quintaesencia" en un recorrido virado el consumo se resiente de manera sensible. Lo mismo ocurre en los recorridos urbanos, en los que las dos toneladas de peso acaban pasando factura en el surtidor por las continuas paradas y arrancadas, pero en una conducción relativamente turística o con cruceros moderados y constantes los consumos son sencillamente increíbles.¿Y que pasa con la conducción? Pues sencillamente que en ningún momento el conductor tiene la sensación de conducir un automóvil de este peso y dimensiones. La dirección responde con absoluta instantaneidad a las órdenes del volante y la actitud en curva es en general bastante neutra con una muy leve tendencia al subviraje. El chasis es capaz de asumir los 285 CV de potencia sin el menor problema y el coche trasmite una agilidad propia de un modelo de menores dimensiones. A ello contribuyen sin duda los descomunales neumáticos de 235 sección sobre llantas de 18 pulgadas y sobre todo las excelentes suspensiones, que en cuanto a geometría son intachables y en lo que se refiere a tarados de muelle y amortiguador muestran una clara tendencia deportiva.Otra contrapartida al brillante comportamiento y estabilidad es el confort de marcha, que sin ser especialmente reprochable, en zonas muy bacheadas no termina de proporcionar el grado de absorción adecuado para poder calificarlo de confortable y en determinadas ocasiones puede resultar algo “seco".Por lo demás, entre el equipamiento de serie y las opciones disponibles el coche puede acabar disponiendo de todo lo imaginable aunque debemos de tener cuidado si nuestro presupuesto es limitado, porque por ejemplo, nuestra unidad de pruebas llevaba un “lastre" en precio de 12.000 euros. Es justo decir que para llegar a esa cifra hay que ser un auténtico caprichoso, por que con la dotación que trae el coche, incluida en el precio, es más que suficiente. Por si puede servir de orientación existen una serie de opciones que se nos antojan bastante interesantes, como el airbag lateral trasero –440 euros-, los faros adaptativos –496 euros- y el sensor de lluvia, combinado con las luces automáticas –150 euros-. No representan un incremento dramático en el precio final y si aportan un punto de seguridad tanto en el plano activo como pasivo.