La tercera generación del BMW Z4 me ha sorprendido como pocas veces lo ha hecho un nueva entrega en una saga. Me ha entusiasmado. Es un coche completamente diferente y se nota desde el primer momento. No solo es un roadster bonito que produce placer al llevarlo descapotado paseando por un boulevard, también te transmite mucha satisfacción como un deportivo de pura raza.
Se han juntado lo mejor de dos mundos: el chasis japonés y la mecánica alemana. Aunque no se han desvelado muchos detalles de qué responsabilidad tiene cada marca en el proyecto, la mecánica está clara que es de origen alemán. El chasis se comparte completamente y se adopta ahora unas suspensiones de paralelogramo deformable. Las vías son mucho más anchas y, curiosamente, la batalla se reduce ligeramente. Está claro que quería hacer un coche ágil y deportivo, sin concesiones. La carrocería crece y se diseñó completamente diferente para cada uno, ya que el Toyota GR Supra es un coupé y el Z4 un roadster…¡con techo de lona! Una gran idea la de prescindir del techo retráctil duro. Eso sí, es de accionamiento eléctrico y tarda muy pocos segundos en la maniobra (10 segundos). Por cierto, el maletero **no tiene una configuración diferente, esté el techo plegado o no. Por lo que el volumen es siempre el mismo. En el **nuevo Z4 es de 280 litros, más del doble que el anterior cuando tenía el techo plegado y un poco menos si no lo llevaba.
Las dimensiones han crecido ligeramente respecto a su antecesor, a excepción de la mencionada batalla. Esto proporciona una habitabilidad mejor y más agradable. La verdad es que en su interior te sientes muy confortable con toda la tecnología de los más modernos BMW. El salpicadero, consola central e instrumentación es similar a lo que nos hemos encontrado en los últimos BMW que hemos probado (X5, M5, Serie 8, etc). Todo ello tiene su hándicap en el peso, que se ha incrementado considerablemente a pesar de que el techo de lona supone un ahorro de 40 kg respecto a uno duro retráctil. Y ya que hablamos del interior y sus excelentes acabados y equipamiento hay que decir que la instrumentación digital no me ha gustado. Creo que se merece la posibilidad de poner un tacómetro grande en el centro para saber el régimen en el que vas.
PRESTACIONES | BMW Z4 M40i 340 CV |
Acel. 0-100 km/h | 4,76 s |
Acel. 0-1000 m | 23,83 s |
Sonoridad 100 km/h | 70,2 dBA |
Sonoridad 120 km/h | 73,3 dBA |
Frenada desde 140 km/h | 65,72 m |
Peso en báscula | 1.587 kg |
Así que pongámonos manos a la obra. Vamos a la acción. Nos espera nuestro circuito y conocer de primera mano cómo y cuánto ha mejorado el Z4. El motor es el 6 cilindros de 3 litros con dos turbos y 340 CV. Es una delicia, pero en esta ocasión sí que suena bonito, con un trabajo en el escape perfecto. No es ruidoso, es más bien excitante. Y eso que el interior está muy bien insonorizado a pesar de la capota de lona. Me parece un coche perfectamente utilizable para todos los días.
El cambio es automático de 8 relaciones que permite una relación perfecta. Tiene tan poco salto entre marchas y su 8ª velocidad no es para nada desmesurada de desarrollo, que podemos elegir entre muchas marchas a la hora de tomar una curva. Para llevar el motor alto de régimen, cerca de las 7.000 rpm, estiramos a tope todas las relaciones y donde normalmente tomamos la curva en 2ª, en este caso lo hacíamos en 3ª, y donde lo hacíamos en 3ª lo hemos hecho en esta ocasión en 4ª.
El equipo de suspensiones me ha encantado. Lleva la amortiguación moderna de los últimos BMW (lo hemos comentado extensamente en el X5, M5 y 850ix) que tanto hemos alabado. Es decir, una amortiguación pilotada que puede endurecerse a voluntad y que, en condiciones normales, es muy confortable. Absorbe todo como si nada y eso viene muy bien para un coche donde vamos sentado muy bajos y casi en el tren trasero.
CONSUMOS | BMW Z4 M40i 340 CV |
Consumo en ciudad | 10,9 l/100 km |
Consumo en carretera | 7,3 l/100 km |
Consumo medio | 8,6 l/100 km |
Aceleramos a fondo y comprobamos que el diferencial trasero es una maravilla y perite una motricidad excelente sin enterarnos de que está trabajando. Es el mismo diferencial que nos podemos encontrar en los modelos M de BMW como el M2 Competition, por ejemplo.
Lo que menos me ha gustado en nuestro circuito han sido los frenos. No han estado a la altura y necesitaría un poco más de potencia y resistencia. Aun así, hay que decir que la nueva generación es una maravilla y ya puede competir de tú a tú con el gallito de la categoría, el Porsche 718 Boxster.