Con la llegada de la que ya es la 7ª generación (G20) del Serie 3 de BMW, empezamos a escribir un nuevo capítulo sobre la eterna rivalidad con su equivalente de Mercedes, hoy la 4ª generación (W205) de la Clase C (una más si contamos al originario Mercedes 190 W201), surgida en 2014 y actualizada el pasado año. A lo largo de todos los encuentros entre sus diferentes generaciones, seguramente la competencia entre el Clase C y el Serie 3 haya sido más un enfrentamiento de poder y principios entre marcas y no tanto entre productos.
Aun sin renunciar ninguno a nada, el Clase C ha sido siempre, en general, una berlina de corte más tradicional, por más deportiva el Serie 3. Pero este planteamiento ha ido cambiando, o mejor dicho Mercedes ha reorientado en cierta medida el Clase C apuntando también directamente a la deportividad de su rival. Quizá este acercamiento justifique que BMW haya querido remarcar más si cabe su personalidad en el nuevo Serie 3. Para ello, en Munich han desarrollado un chasis un 25 por ciento más rígido que el anterior y en zonas específicas hasta duplica ese valor. Sus ingenieros también han decidido aumentar la firmeza de los muelles de la suspensión y todos los silentblocks implicados en la dinámica son igualmente más rígidos. Pero no por ello BMW ha radicalizado al G20. De hecho, estrena unos amortiguadores que varían mecánicamente su respuesta en función al tramo del recorrido del muelle, por cierto, una solución similar ya vista en la Clase C, y en su caso BMW ha añadido unas cámaras complementarias que en los topes de compresión y extensión permiten obtener una respuesta mejor amortiguada.
PRESTACIONES | BMW 320d Auto 190 CV | Mercedes Clase C 220 d 194 CV |
Acel. 0-100 km/h | 7,18 s | 7,16 s |
Acel. 0-1000 metros | 28,04 s | 28,1 s |
Sonoridad al ralentí | 45,8 dBA | 48 dBA |
Sonoridad 100 km/h | 67 dBA | 64,5 dBA |
Frenada desde 100 km/h | 38,36 m | 42,09 m |
Peso en báscula | 1.614 kg | 1.671 kg |
BMW 320d y Mercedes 220d: confort dinámico
El objetivo en ambos casos es claro: compatibilizar equilibradamente alto dinamismo y gran confort desde la misma base, aunque como buenos BMW y Mercedes el repertorio de opciones con sello M uno y AMG otro pueden llevar su enfrentamiento a la más alta deportividad. Por cierto, solo la Clase C puede montar refinadísimas suspensiones neumáticas.
En nuestra comparativa nos hemos encontrado dos unidades no sin opciones, pero muy fidedignas a como vienen sus chasis de serie. De hecho, los neumáticos de invierno que montaba el Mercedes ha sido el factor más diferenciador… y determinante. En cualquier caso, la calidad de rodadura de ambos resulta soberbia. El tacto de conducción es verdaderamente «premium», también influenciados por unos habitáculos ejecutados con materiales y tecnologías extraordinarias. De inmediato percibes muchísimo agrado, por sus pisadas tan bien filtradas y precisas. Y en el BMW, un plus de reactividad, la sensación de que una acción tuya la interpreta antes y la ejecuta con mayor énfasis. También parecen venir estas percepciones porque las suspensiones del Mercedes trabajan más libremente y da la impresión de que dejan la carrocería más suelta al pasar sobre badenes de autopista a alta velocidad o en otros cambios del perfil de la carretera, situaciones en las que el BMW contiene más y neutraliza antes los mismos movimientos. El Clase C también marca un mayor balanceo en curva, pero su calidad sale a relucir en unas trazadas que resultan prácticamente inquebrantables. Su tren trasero lo sientes por más momentos tutelado por el control de tracción cuando fuerzas mucho la marcha a la salida de las curvas más cerradas, al menos con los neumáticos de invierno que también han penalizado las frenadas —más eficaces sobre asfalto mojado—. Con el BMW todo es algo más directo y su actitud deportiva resulta más natural, pero con una calidad que está igualmente en el alto grado de confort que preserva.
CONSUMOS | BMW 320d Auto 190 CV | Mercedes Clase C 220 d 194 CV |
Consumo en ciudad | 6,1 l/100 km | 6,7 l/100 km |
Consumo en carretera | 4,1 l/100 km | 5,8 l/100km |
Consumo medio | 4,9 l/100 km | 6,2 l/100 km |
BMW 320d y Mercedes C 220d: extra diésel
La misma excelente combinación de agrado y dinamismo presentan sus modernísimos motores 2.0 diésel. Con 190 CV el BMW y 194 CV el Mercedes, las diferencias no llegan por las prestaciones sino por el carácter de uno y otro. Y otra vez hay que hablar de que el 320d resulta más reactivo, probablemente por un convertidor de su cambio automático más rápido o una respuesta del acelerador más directa que te llevan a sentir al BMW más vivo, que no más veloz. No deja de ser curioso en esa actitud buscada, que el BMW a máxima aceleración ejecute los cambios de marchas en modo manual a 4.750 rpm, cuando el Mercedes lo hace a 4.250 rpm. En cualquier caso, sin buscar ese extremo, la calidad y cantidad de empuje de sus motores son extraordinarios en toda situación. A bajo régimen son impresionantes y sus cambios continuamente buscan amortizar las 2.000 primeras revoluciones. La generosísima 9ª marcha del Mercedes resulta operativa en llaneo a 1.400 rpm y eso implica ya ir holgadamente por encima de 120 km/h. El cambio Steptronic del BMW se desacopla en los modos Confort (se activa siempre que arrancas) y EcoPro, y el 9G-Tronic del Mercedes, solo en el modo Eco que, tras ponerlo en marcha, debes seleccionar. En cualquier caso, los consumos en carretera tanto del 320d como del C 220 d no hacen sino confirmarnos que la eficiencia de los diésel les hace ser la mejor alternativa para muchos. El BMW nos ha impresionado un poco más en este sentido y quizá esos consumos «de utilitario» que hemos obtenido han llevado a la marca a poner un depósito a este modelo más propio de un pequeño modelo urbano, de solo 40 litros, que se puede sustituir por otro de 59 litros.
ESPACIO | BMW 320d Auto 190 CV | Mercedes Clase C 220 d 194 CV |
Anchura delantera | 142 cm | 140 cm |
Anchura trasera | 137 cm | 136 cm |
Altura delantera | 90-97 cm | 88-95 cm |
Altura trasera | 91 cm | 91 cm |
Espacio para piernas | 77 cm | 73 cm |
Maletero | 475 litros | 440 litros |
BMW 320d y Mercedes C 220d: ambientes premium
En estático también compiten, destacando la calidad y el vanguardismo que trasmiten. E igualmente hay muchas opciones para poner su nivel donde quieras. En ambos casos, los puestos de conducción son de pura berlina alemana, donde el conductor entusiasta agradecerá sus puntos de cadera bajos y sentirse muy bien integrado frente al volante. Se cuidan muchísimo los ajustes y los materiales empleados, al tiempo que se busca la sofisticación en numerosos detalles, todo ello acompañado por la tecnología más puntera que se puede encontrar en un coche de esta categoría. Sus sistemas de iluminación opcionales son extraordinarios, pero ya rivalizan con sus cuadros digitales configurables, en asistentes a la conducción o por ofrecer servicios de internet. Como curiosidad, dentro de su alto nivel, el procesador de voz del BMW, que nos permite gestionar el sistema de navegación, la climatización, la radio u otros servicios, interpreta mucho mejor nuestras órdenes sin importar cómo le hablemos; en cambio, su sistema de mantenimiento de carril resulta muy brusco cuando nos corrige una pérdida de trayectoria.