Audi TT TDI

La segunda generación del Audi TT adopta, por vez primera, una versión con motor Diesel. Se trata del 2.0 TDI de 170 CV, una opción muy interesante desde el punto de vista económico y de las prestaciones.

Audi TT TDI
Audi TT TDI

Uno de los primeros comentarios que se han escuchado en la redacción de AUTOPISTA sobre esta versión del TT ha sido que, para muchos, llega tarde. Es cierto que los prejuicios nos pueden hacer creer que el concepto de coupé deportivo no encaja, por filosofía, con un motor Diesel, aunque la realidad no confirma esta suposición. Tal vez, no haya sido hasta este momento cuando Audi ha dispuesto de un propulsor Diesel idóneo para el TT, aunque si esta versión hubiera existido en la primera generación, seguro que habría tenido un gran éxito comercial. Los precios actuales de los combustibles están provocando que la gasolina pueda tener un futuro prometedor y que el Diesel deje de ser la única alternativa planteable. Aún así, el TT TDI puede ser un buena alternativa para quién se sienta atraído por este coupé y la economía, tanto de uso como de adquisición, sea su principal argumento de compra. Del TT TDI podemos afirmar que, en líneas generales, nos ha gustado bastante. Se trata de una versión con un apartado prestacional muy por encima de lo que muchos considerarían como el mínimo razonable.

Tras girar la llave de contacto, el sonido a motor Diesel está presente, aunque mucho más disimulado de lo que cabría esperar de un TDI. El sistema de inyección directa por conducto común y los inyectores piezoeléctricos ofrecen un mayor refinamiento, tanto sonoro como de vibraciones desde el ralentí, en comparación con los inyectores-bomba que todavía se montan en otros TDI. El sonido es grave aunque no desagradable, y sin alcanzar el grado de refinamiento del 2.0 TFSI.

Decididos a pasar un buen rato, comenzamos con nuestros recorridos de prueba abordo de esta esperada versión del TT. Las primeras sensaciones que nos transmite el propulsor son muy diferentes a las del 2.0 TFSI de 200 CV. Indudablemente las curvas de potencia y par de un motor de gasolina nada tienen que ver con las de un Diesel. Además, en el caso del TFSI, al ser turbo, el rendimiento a bajo régimen es ya de por sí, sobresaliente. Pero para muchos, puede que la respuesta del TDI les agrade incluso más que la de un TFSI. Desde que iniciamos la marcha, con sólo pisar levemente el pedal del acelerador, ya apreciamos el poderío de este cuatro cilindros. Con tan sólo realizar los cambios a 3.000 rpm es más que suficiente para alcanzar un ritmo elevado rápidamente. Es más, no sería necesario pasar de este régimen en casi todas las condiciones de uso. Curvas de las que tendríamos que salir en segunda, con este TDI se sale en tercera sin problemas y con fuerza suficiente. Pero si queremos extraer toda la esencia del cuatro cilindros, podemos estirarlo hasta las 5.200 rpm de aguja, aunque es de las 3.000 a las 4.200 rpm aproximadamente, cuando más gratificante resulta. La sonoridad y el refinamiento conduciendo con el motor a este régimen son mejorables, pero sin llegar a afirmar que se trata de niveles acústicos molestos para los ocupantes.

Nos sorprendió gratamente que los consumos en conducción deportiva se situaran en los 11,3 l/100 km, una cifra no muy elevada para los ritmos mantenidos en las jornadas de pruebas, y difícil de superar en cualquier tipo de conducción. Además, hay que tener en cuenta que con el 2.0 TFSI, esta misma medición sería fácilmente de entorno a los 17 l/100 km. Los datos de consumo medio de la prueba estuvieron de media en los 8,3 l/100 km, una cifra que incluye también los recorridos urbanos que realizamos.

Comportamiento

Uno de los primeros comentarios que se han escuchado en la redacción de AUTOPISTA sobre esta versión del TT ha sido que, para muchos, llega tarde. Es cierto que los prejuicios nos pueden hacer creer que el concepto de coupé deportivo no encaja, por filosofía, con un motor Diesel, aunque la realidad no confirma esta suposición. Tal vez, no haya sido hasta este momento cuando Audi ha dispuesto de un propulsor Diesel idóneo para el TT, aunque si esta versión hubiera existido en la primera generación, seguro que habría tenido un gran éxito comercial. Los precios actuales de los combustibles están provocando que la gasolina pueda tener un futuro prometedor y que el Diesel deje de ser la única alternativa planteable. Aún así, el TT TDI puede ser un buena alternativa para quién se sienta atraído por este coupé y la economía, tanto de uso como de adquisición, sea su principal argumento de compra. Del TT TDI podemos afirmar que, en líneas generales, nos ha gustado bastante. Se trata de una versión con un apartado prestacional muy por encima de lo que muchos considerarían como el mínimo razonable.

Tras girar la llave de contacto, el sonido a motor Diesel está presente, aunque mucho más disimulado de lo que cabría esperar de un TDI. El sistema de inyección directa por conducto común y los inyectores piezoeléctricos ofrecen un mayor refinamiento, tanto sonoro como de vibraciones desde el ralentí, en comparación con los inyectores-bomba que todavía se montan en otros TDI. El sonido es grave aunque no desagradable, y sin alcanzar el grado de refinamiento del 2.0 TFSI.

Decididos a pasar un buen rato, comenzamos con nuestros recorridos de prueba abordo de esta esperada versión del TT. Las primeras sensaciones que nos transmite el propulsor son muy diferentes a las del 2.0 TFSI de 200 CV. Indudablemente las curvas de potencia y par de un motor de gasolina nada tienen que ver con las de un Diesel. Además, en el caso del TFSI, al ser turbo, el rendimiento a bajo régimen es ya de por sí, sobresaliente. Pero para muchos, puede que la respuesta del TDI les agrade incluso más que la de un TFSI. Desde que iniciamos la marcha, con sólo pisar levemente el pedal del acelerador, ya apreciamos el poderío de este cuatro cilindros. Con tan sólo realizar los cambios a 3.000 rpm es más que suficiente para alcanzar un ritmo elevado rápidamente. Es más, no sería necesario pasar de este régimen en casi todas las condiciones de uso. Curvas de las que tendríamos que salir en segunda, con este TDI se sale en tercera sin problemas y con fuerza suficiente. Pero si queremos extraer toda la esencia del cuatro cilindros, podemos estirarlo hasta las 5.200 rpm de aguja, aunque es de las 3.000 a las 4.200 rpm aproximadamente, cuando más gratificante resulta. La sonoridad y el refinamiento conduciendo con el motor a este régimen son mejorables, pero sin llegar a afirmar que se trata de niveles acústicos molestos para los ocupantes.

Nos sorprendió gratamente que los consumos en conducción deportiva se situaran en los 11,3 l/100 km, una cifra no muy elevada para los ritmos mantenidos en las jornadas de pruebas, y difícil de superar en cualquier tipo de conducción. Además, hay que tener en cuenta que con el 2.0 TFSI, esta misma medición sería fácilmente de entorno a los 17 l/100 km. Los datos de consumo medio de la prueba estuvieron de media en los 8,3 l/100 km, una cifra que incluye también los recorridos urbanos que realizamos.

Comportamiento