Audi Q5 2.0 TDi, BMW X3 2.0d y VW Tiguan 2.0 TDi Sport

El lanzamiento de esperadas novedades anima y revoluciona el atractivo segmento de los SUV compactos. Referencia durante años, el BMW X3 está ahora en el punto de mira: si un sofisticado y moderno Audi Q5 aspira a recoger el testigo de su corona, por debajo un serio VW Tiguan le supera ya en ventas. Junto a tres poderosos turbodiésel de ¿Quién es ahora el rey de la categoría?

Audi Q5 2.0 TDi, BMW X3 2.0d y VW Tiguan 2.0 TDi Sport
Audi Q5 2.0 TDi, BMW X3 2.0d y VW Tiguan 2.0 TDi Sport

En tiempos de crisis, más animación que nunca. Los SUV medios se han convertido en la referencia del mercado en el último trimestre del año. Imposible apartar ahora la mirada de ellos, no ya por su volumen de ventas -incluso caen a un ritmo superior al de turismos-, sino por la competencia generada por lanzamientos de lo más ilusionantes. Porque no es que el BMW X3, estandarte hasta ahora en la categoría por calidad y dinamismo, ya no navegue sólo; es que ahora, como si de hundir la flota se tratase, emergen magníficos rivales. Productos inéditos y esperanzadores además en las gamas de muchos fabricantes, que aspiran con su inmediata distribución a cerrar el ejercicio con algo de luz.

En eso, sin duda, confían Mercedes y Volvo con los nuevos GLK y XC60 y, más aún, Audi. El espectacular estreno de un Q5 que aprovecha la buena imagen del Q7 para posicionarse como un todo camino muy atractivo, recortado y más proporcionado a la realidad del mercado, parece posicionarle ya como nueva marca a batir. Y es que si Audi ha derribado con sus berlinas a BMW… ¿Por qué no también en los SUV?

Tecnológicamente muy sofisticado y elaboradoa partir de módulos sobre todo del A4, el Audi Q5 transmite una calidad increíble. O mucho nos equivocamos o será un gran éxito, aunque antes debe confirmar esa superioridad frente al referente BMW: X3, tocado sí pero… ¿hundido? Puede que aún tenga bastante que decir.

Como también el Volkswagen Tiguan, un rival que no debe a estas alturas obviarse. Es cierto que parte de un planteamiento más popular, reflejado en su precio y construcción, con una fortalecida plataforma Golf que igual sirve con eficacia para un compacto, una berlina, un monovolumen o un SUV; pero también lo es que, a pesar de un menor tamaño, se desenvuelve con efectividad en todo tipo de situaciones. Y, lo mejor de todo, convenciendo al gran público: ha desbancado al BMW X3 en ventas, aliviando el año a Volkswagen con un crecimiento del 50 por ciento en su mercado TT. Tres SUV, por tanto, que pueden reflejar ahora el pasado, presente y futuro de la categoría. Buscamos ya al mejor. Por una exigente clientela que busca imagen poderosa sin renunciar al rendimiento de un buen turismo, la línea que divide hoy en día a cualquier SUV medio del mejor es clara: tiene que ofrecer comportamiento en asfalto de gran berlina y mucha polivalencia de uso.

Aun con diferencias, los tres rivales de esta comparativa superan el corte sin problemas. Tanto el Audi Q5 como el BMW X3 apuntan muy buenas plataformas, con amplias batallas, gran anchura de carrocería y perfectas geometrías de suspensión. El resultado, en ambos, es una pisada excepcional en vías rápidas, a la vez que un dinamismo muy eficaz incluso para rodar con confianza entre curvas. Claro que los ajustes marcan también personalidades y, ahí, Audi da en el clavo.

Consciente de las cualidades del BMW X3, Audi ofrece un Q5 en conjunto más flexible y equilibrado. La amortiguación es de matrícula de honor, tanto en absorción de irregularidades como en contención de carrocería en apoyos… y, eso, sin contar con la opcional suspensión de ajuste electrónico que puede incorporar. No debe ser fácil con un peso de 1,9 toneladas, casi 100 kilos más que el BMW, aunque también cuenta con la ayuda de unos superiores neumáticos con enorme llanta de 19 pulgadas frente a las 17 de sus rivales. Salvo por las inercias inevitables a sus dimensiones, el Audi Q5 no se siente nada torpe, ni siquiera moviéndose por ciudad, su terreno a priori más desfavorable. Pero aquí sí, el sistema Drive Select (casi 1.500 € de coste) influye muy positivamente. Permite seleccionar el modo de dirección… y conviene adaptarse porque las diferencias son impresionantes. Muy directa y dura en modo Dynamic, en Confort se vuelve tremendamente dulce para guiar al Q5 en movimientos cortos.

Por su parte, el BMW X3 sigue sin renunciar a su inherente deportividad… para lo bueno, y para lo malo. Su firmeza de suspensiones, sumada a una dirección muy informativa y más progresiva que la del Audi Q5, se traduce en una respuesta ejemplar en curva, con balanceo muy contenido de carrocería. Eso sí, al circular en firme irregular o en baches, se vuelven muy secas castigando el confort de los ocupantes. Es el sello del dinamismo de BMW, aunque en un modelo como el X3 no parece tan justificado.

Más sencilla es la estructura del Volkswagen Tiguan, que sin embargo se muestra en la práctica muy efectiva. Su comportamiento no difiere mucho al de un Golf, eso sí sobreelevado y con bastantes más kilos de peso. Pero su tamaño, casi 20 centímetros menos de longitud y de batalla, revierte en ligereza y agilidad, sobresaliente incluso en recorridos urbanos. Claro que tampoco llega a la calidad de rodadura y aplomo de BMW y Audi, pero ofrece gran compromiso entre confort y dinamismo; a tener en cuenta…

En tiempos de crisis, más animación que nunca. Los SUV medios se han convertido en la referencia del mercado en el último trimestre del año. Imposible apartar ahora la mirada de ellos, no ya por su volumen de ventas -incluso caen a un ritmo superior al de turismos-, sino por la competencia generada por lanzamientos de lo más ilusionantes. Porque no es que el BMW X3, estandarte hasta ahora en la categoría por calidad y dinamismo, ya no navegue sólo; es que ahora, como si de hundir la flota se tratase, emergen magníficos rivales. Productos inéditos y esperanzadores además en las gamas de muchos fabricantes, que aspiran con su inmediata distribución a cerrar el ejercicio con algo de luz.

En eso, sin duda, confían Mercedes y Volvo con los nuevos GLK y XC60 y, más aún, Audi. El espectacular estreno de un Q5 que aprovecha la buena imagen del Q7 para posicionarse como un todo camino muy atractivo, recortado y más proporcionado a la realidad del mercado, parece posicionarle ya como nueva marca a batir. Y es que si Audi ha derribado con sus berlinas a BMW… ¿Por qué no también en los SUV?

Tecnológicamente muy sofisticado y elaboradoa partir de módulos sobre todo del A4, el Audi Q5 transmite una calidad increíble. O mucho nos equivocamos o será un gran éxito, aunque antes debe confirmar esa superioridad frente al referente BMW: X3, tocado sí pero… ¿hundido? Puede que aún tenga bastante que decir.

Como también el Volkswagen Tiguan, un rival que no debe a estas alturas obviarse. Es cierto que parte de un planteamiento más popular, reflejado en su precio y construcción, con una fortalecida plataforma Golf que igual sirve con eficacia para un compacto, una berlina, un monovolumen o un SUV; pero también lo es que, a pesar de un menor tamaño, se desenvuelve con efectividad en todo tipo de situaciones. Y, lo mejor de todo, convenciendo al gran público: ha desbancado al BMW X3 en ventas, aliviando el año a Volkswagen con un crecimiento del 50 por ciento en su mercado TT. Tres SUV, por tanto, que pueden reflejar ahora el pasado, presente y futuro de la categoría. Buscamos ya al mejor. Por una exigente clientela que busca imagen poderosa sin renunciar al rendimiento de un buen turismo, la línea que divide hoy en día a cualquier SUV medio del mejor es clara: tiene que ofrecer comportamiento en asfalto de gran berlina y mucha polivalencia de uso.

Aun con diferencias, los tres rivales de esta comparativa superan el corte sin problemas. Tanto el Audi Q5 como el BMW X3 apuntan muy buenas plataformas, con amplias batallas, gran anchura de carrocería y perfectas geometrías de suspensión. El resultado, en ambos, es una pisada excepcional en vías rápidas, a la vez que un dinamismo muy eficaz incluso para rodar con confianza entre curvas. Claro que los ajustes marcan también personalidades y, ahí, Audi da en el clavo.

Consciente de las cualidades del BMW X3, Audi ofrece un Q5 en conjunto más flexible y equilibrado. La amortiguación es de matrícula de honor, tanto en absorción de irregularidades como en contención de carrocería en apoyos… y, eso, sin contar con la opcional suspensión de ajuste electrónico que puede incorporar. No debe ser fácil con un peso de 1,9 toneladas, casi 100 kilos más que el BMW, aunque también cuenta con la ayuda de unos superiores neumáticos con enorme llanta de 19 pulgadas frente a las 17 de sus rivales. Salvo por las inercias inevitables a sus dimensiones, el Audi Q5 no se siente nada torpe, ni siquiera moviéndose por ciudad, su terreno a priori más desfavorable. Pero aquí sí, el sistema Drive Select (casi 1.500 € de coste) influye muy positivamente. Permite seleccionar el modo de dirección… y conviene adaptarse porque las diferencias son impresionantes. Muy directa y dura en modo Dynamic, en Confort se vuelve tremendamente dulce para guiar al Q5 en movimientos cortos.

Por su parte, el BMW X3 sigue sin renunciar a su inherente deportividad… para lo bueno, y para lo malo. Su firmeza de suspensiones, sumada a una dirección muy informativa y más progresiva que la del Audi Q5, se traduce en una respuesta ejemplar en curva, con balanceo muy contenido de carrocería. Eso sí, al circular en firme irregular o en baches, se vuelven muy secas castigando el confort de los ocupantes. Es el sello del dinamismo de BMW, aunque en un modelo como el X3 no parece tan justificado.

Más sencilla es la estructura del Volkswagen Tiguan, que sin embargo se muestra en la práctica muy efectiva. Su comportamiento no difiere mucho al de un Golf, eso sí sobreelevado y con bastantes más kilos de peso. Pero su tamaño, casi 20 centímetros menos de longitud y de batalla, revierte en ligereza y agilidad, sobresaliente incluso en recorridos urbanos. Claro que tampoco llega a la calidad de rodadura y aplomo de BMW y Audi, pero ofrece gran compromiso entre confort y dinamismo; a tener en cuenta…

En tiempos de crisis, más animación que nunca. Los SUV medios se han convertido en la referencia del mercado en el último trimestre del año. Imposible apartar ahora la mirada de ellos, no ya por su volumen de ventas -incluso caen a un ritmo superior al de turismos-, sino por la competencia generada por lanzamientos de lo más ilusionantes. Porque no es que el BMW X3, estandarte hasta ahora en la categoría por calidad y dinamismo, ya no navegue sólo; es que ahora, como si de hundir la flota se tratase, emergen magníficos rivales. Productos inéditos y esperanzadores además en las gamas de muchos fabricantes, que aspiran con su inmediata distribución a cerrar el ejercicio con algo de luz.

En eso, sin duda, confían Mercedes y Volvo con los nuevos GLK y XC60 y, más aún, Audi. El espectacular estreno de un Q5 que aprovecha la buena imagen del Q7 para posicionarse como un todo camino muy atractivo, recortado y más proporcionado a la realidad del mercado, parece posicionarle ya como nueva marca a batir. Y es que si Audi ha derribado con sus berlinas a BMW… ¿Por qué no también en los SUV?

Tecnológicamente muy sofisticado y elaboradoa partir de módulos sobre todo del A4, el Audi Q5 transmite una calidad increíble. O mucho nos equivocamos o será un gran éxito, aunque antes debe confirmar esa superioridad frente al referente BMW: X3, tocado sí pero… ¿hundido? Puede que aún tenga bastante que decir.

Como también el Volkswagen Tiguan, un rival que no debe a estas alturas obviarse. Es cierto que parte de un planteamiento más popular, reflejado en su precio y construcción, con una fortalecida plataforma Golf que igual sirve con eficacia para un compacto, una berlina, un monovolumen o un SUV; pero también lo es que, a pesar de un menor tamaño, se desenvuelve con efectividad en todo tipo de situaciones. Y, lo mejor de todo, convenciendo al gran público: ha desbancado al BMW X3 en ventas, aliviando el año a Volkswagen con un crecimiento del 50 por ciento en su mercado TT. Tres SUV, por tanto, que pueden reflejar ahora el pasado, presente y futuro de la categoría. Buscamos ya al mejor. Por una exigente clientela que busca imagen poderosa sin renunciar al rendimiento de un buen turismo, la línea que divide hoy en día a cualquier SUV medio del mejor es clara: tiene que ofrecer comportamiento en asfalto de gran berlina y mucha polivalencia de uso.

Aun con diferencias, los tres rivales de esta comparativa superan el corte sin problemas. Tanto el Audi Q5 como el BMW X3 apuntan muy buenas plataformas, con amplias batallas, gran anchura de carrocería y perfectas geometrías de suspensión. El resultado, en ambos, es una pisada excepcional en vías rápidas, a la vez que un dinamismo muy eficaz incluso para rodar con confianza entre curvas. Claro que los ajustes marcan también personalidades y, ahí, Audi da en el clavo.

Consciente de las cualidades del BMW X3, Audi ofrece un Q5 en conjunto más flexible y equilibrado. La amortiguación es de matrícula de honor, tanto en absorción de irregularidades como en contención de carrocería en apoyos… y, eso, sin contar con la opcional suspensión de ajuste electrónico que puede incorporar. No debe ser fácil con un peso de 1,9 toneladas, casi 100 kilos más que el BMW, aunque también cuenta con la ayuda de unos superiores neumáticos con enorme llanta de 19 pulgadas frente a las 17 de sus rivales. Salvo por las inercias inevitables a sus dimensiones, el Audi Q5 no se siente nada torpe, ni siquiera moviéndose por ciudad, su terreno a priori más desfavorable. Pero aquí sí, el sistema Drive Select (casi 1.500 € de coste) influye muy positivamente. Permite seleccionar el modo de dirección… y conviene adaptarse porque las diferencias son impresionantes. Muy directa y dura en modo Dynamic, en Confort se vuelve tremendamente dulce para guiar al Q5 en movimientos cortos.

Por su parte, el BMW X3 sigue sin renunciar a su inherente deportividad… para lo bueno, y para lo malo. Su firmeza de suspensiones, sumada a una dirección muy informativa y más progresiva que la del Audi Q5, se traduce en una respuesta ejemplar en curva, con balanceo muy contenido de carrocería. Eso sí, al circular en firme irregular o en baches, se vuelven muy secas castigando el confort de los ocupantes. Es el sello del dinamismo de BMW, aunque en un modelo como el X3 no parece tan justificado.

Más sencilla es la estructura del Volkswagen Tiguan, que sin embargo se muestra en la práctica muy efectiva. Su comportamiento no difiere mucho al de un Golf, eso sí sobreelevado y con bastantes más kilos de peso. Pero su tamaño, casi 20 centímetros menos de longitud y de batalla, revierte en ligereza y agilidad, sobresaliente incluso en recorridos urbanos. Claro que tampoco llega a la calidad de rodadura y aplomo de BMW y Audi, pero ofrece gran compromiso entre confort y dinamismo; a tener en cuenta…

En tiempos de crisis, más animación que nunca. Los SUV medios se han convertido en la referencia del mercado en el último trimestre del año. Imposible apartar ahora la mirada de ellos, no ya por su volumen de ventas -incluso caen a un ritmo superior al de turismos-, sino por la competencia generada por lanzamientos de lo más ilusionantes. Porque no es que el BMW X3, estandarte hasta ahora en la categoría por calidad y dinamismo, ya no navegue sólo; es que ahora, como si de hundir la flota se tratase, emergen magníficos rivales. Productos inéditos y esperanzadores además en las gamas de muchos fabricantes, que aspiran con su inmediata distribución a cerrar el ejercicio con algo de luz.

En eso, sin duda, confían Mercedes y Volvo con los nuevos GLK y XC60 y, más aún, Audi. El espectacular estreno de un Q5 que aprovecha la buena imagen del Q7 para posicionarse como un todo camino muy atractivo, recortado y más proporcionado a la realidad del mercado, parece posicionarle ya como nueva marca a batir. Y es que si Audi ha derribado con sus berlinas a BMW… ¿Por qué no también en los SUV?

Tecnológicamente muy sofisticado y elaboradoa partir de módulos sobre todo del A4, el Audi Q5 transmite una calidad increíble. O mucho nos equivocamos o será un gran éxito, aunque antes debe confirmar esa superioridad frente al referente BMW: X3, tocado sí pero… ¿hundido? Puede que aún tenga bastante que decir.

Como también el Volkswagen Tiguan, un rival que no debe a estas alturas obviarse. Es cierto que parte de un planteamiento más popular, reflejado en su precio y construcción, con una fortalecida plataforma Golf que igual sirve con eficacia para un compacto, una berlina, un monovolumen o un SUV; pero también lo es que, a pesar de un menor tamaño, se desenvuelve con efectividad en todo tipo de situaciones. Y, lo mejor de todo, convenciendo al gran público: ha desbancado al BMW X3 en ventas, aliviando el año a Volkswagen con un crecimiento del 50 por ciento en su mercado TT. Tres SUV, por tanto, que pueden reflejar ahora el pasado, presente y futuro de la categoría. Buscamos ya al mejor. Por una exigente clientela que busca imagen poderosa sin renunciar al rendimiento de un buen turismo, la línea que divide hoy en día a cualquier SUV medio del mejor es clara: tiene que ofrecer comportamiento en asfalto de gran berlina y mucha polivalencia de uso.

Aun con diferencias, los tres rivales de esta comparativa superan el corte sin problemas. Tanto el Audi Q5 como el BMW X3 apuntan muy buenas plataformas, con amplias batallas, gran anchura de carrocería y perfectas geometrías de suspensión. El resultado, en ambos, es una pisada excepcional en vías rápidas, a la vez que un dinamismo muy eficaz incluso para rodar con confianza entre curvas. Claro que los ajustes marcan también personalidades y, ahí, Audi da en el clavo.

Consciente de las cualidades del BMW X3, Audi ofrece un Q5 en conjunto más flexible y equilibrado. La amortiguación es de matrícula de honor, tanto en absorción de irregularidades como en contención de carrocería en apoyos… y, eso, sin contar con la opcional suspensión de ajuste electrónico que puede incorporar. No debe ser fácil con un peso de 1,9 toneladas, casi 100 kilos más que el BMW, aunque también cuenta con la ayuda de unos superiores neumáticos con enorme llanta de 19 pulgadas frente a las 17 de sus rivales. Salvo por las inercias inevitables a sus dimensiones, el Audi Q5 no se siente nada torpe, ni siquiera moviéndose por ciudad, su terreno a priori más desfavorable. Pero aquí sí, el sistema Drive Select (casi 1.500 € de coste) influye muy positivamente. Permite seleccionar el modo de dirección… y conviene adaptarse porque las diferencias son impresionantes. Muy directa y dura en modo Dynamic, en Confort se vuelve tremendamente dulce para guiar al Q5 en movimientos cortos.

Por su parte, el BMW X3 sigue sin renunciar a su inherente deportividad… para lo bueno, y para lo malo. Su firmeza de suspensiones, sumada a una dirección muy informativa y más progresiva que la del Audi Q5, se traduce en una respuesta ejemplar en curva, con balanceo muy contenido de carrocería. Eso sí, al circular en firme irregular o en baches, se vuelven muy secas castigando el confort de los ocupantes. Es el sello del dinamismo de BMW, aunque en un modelo como el X3 no parece tan justificado.

Más sencilla es la estructura del Volkswagen Tiguan, que sin embargo se muestra en la práctica muy efectiva. Su comportamiento no difiere mucho al de un Golf, eso sí sobreelevado y con bastantes más kilos de peso. Pero su tamaño, casi 20 centímetros menos de longitud y de batalla, revierte en ligereza y agilidad, sobresaliente incluso en recorridos urbanos. Claro que tampoco llega a la calidad de rodadura y aplomo de BMW y Audi, pero ofrece gran compromiso entre confort y dinamismo; a tener en cuenta…

En tiempos de crisis, más animación que nunca. Los SUV medios se han convertido en la referencia del mercado en el último trimestre del año. Imposible apartar ahora la mirada de ellos, no ya por su volumen de ventas -incluso caen a un ritmo superior al de turismos-, sino por la competencia generada por lanzamientos de lo más ilusionantes. Porque no es que el BMW X3, estandarte hasta ahora en la categoría por calidad y dinamismo, ya no navegue sólo; es que ahora, como si de hundir la flota se tratase, emergen magníficos rivales. Productos inéditos y esperanzadores además en las gamas de muchos fabricantes, que aspiran con su inmediata distribución a cerrar el ejercicio con algo de luz.

En eso, sin duda, confían Mercedes y Volvo con los nuevos GLK y XC60 y, más aún, Audi. El espectacular estreno de un Q5 que aprovecha la buena imagen del Q7 para posicionarse como un todo camino muy atractivo, recortado y más proporcionado a la realidad del mercado, parece posicionarle ya como nueva marca a batir. Y es que si Audi ha derribado con sus berlinas a BMW… ¿Por qué no también en los SUV?

Tecnológicamente muy sofisticado y elaboradoa partir de módulos sobre todo del A4, el Audi Q5 transmite una calidad increíble. O mucho nos equivocamos o será un gran éxito, aunque antes debe confirmar esa superioridad frente al referente BMW: X3, tocado sí pero… ¿hundido? Puede que aún tenga bastante que decir.

Como también el Volkswagen Tiguan, un rival que no debe a estas alturas obviarse. Es cierto que parte de un planteamiento más popular, reflejado en su precio y construcción, con una fortalecida plataforma Golf que igual sirve con eficacia para un compacto, una berlina, un monovolumen o un SUV; pero también lo es que, a pesar de un menor tamaño, se desenvuelve con efectividad en todo tipo de situaciones. Y, lo mejor de todo, convenciendo al gran público: ha desbancado al BMW X3 en ventas, aliviando el año a Volkswagen con un crecimiento del 50 por ciento en su mercado TT. Tres SUV, por tanto, que pueden reflejar ahora el pasado, presente y futuro de la categoría. Buscamos ya al mejor. Por una exigente clientela que busca imagen poderosa sin renunciar al rendimiento de un buen turismo, la línea que divide hoy en día a cualquier SUV medio del mejor es clara: tiene que ofrecer comportamiento en asfalto de gran berlina y mucha polivalencia de uso.

Aun con diferencias, los tres rivales de esta comparativa superan el corte sin problemas. Tanto el Audi Q5 como el BMW X3 apuntan muy buenas plataformas, con amplias batallas, gran anchura de carrocería y perfectas geometrías de suspensión. El resultado, en ambos, es una pisada excepcional en vías rápidas, a la vez que un dinamismo muy eficaz incluso para rodar con confianza entre curvas. Claro que los ajustes marcan también personalidades y, ahí, Audi da en el clavo.

Consciente de las cualidades del BMW X3, Audi ofrece un Q5 en conjunto más flexible y equilibrado. La amortiguación es de matrícula de honor, tanto en absorción de irregularidades como en contención de carrocería en apoyos… y, eso, sin contar con la opcional suspensión de ajuste electrónico que puede incorporar. No debe ser fácil con un peso de 1,9 toneladas, casi 100 kilos más que el BMW, aunque también cuenta con la ayuda de unos superiores neumáticos con enorme llanta de 19 pulgadas frente a las 17 de sus rivales. Salvo por las inercias inevitables a sus dimensiones, el Audi Q5 no se siente nada torpe, ni siquiera moviéndose por ciudad, su terreno a priori más desfavorable. Pero aquí sí, el sistema Drive Select (casi 1.500 € de coste) influye muy positivamente. Permite seleccionar el modo de dirección… y conviene adaptarse porque las diferencias son impresionantes. Muy directa y dura en modo Dynamic, en Confort se vuelve tremendamente dulce para guiar al Q5 en movimientos cortos.

Por su parte, el BMW X3 sigue sin renunciar a su inherente deportividad… para lo bueno, y para lo malo. Su firmeza de suspensiones, sumada a una dirección muy informativa y más progresiva que la del Audi Q5, se traduce en una respuesta ejemplar en curva, con balanceo muy contenido de carrocería. Eso sí, al circular en firme irregular o en baches, se vuelven muy secas castigando el confort de los ocupantes. Es el sello del dinamismo de BMW, aunque en un modelo como el X3 no parece tan justificado.

Más sencilla es la estructura del Volkswagen Tiguan, que sin embargo se muestra en la práctica muy efectiva. Su comportamiento no difiere mucho al de un Golf, eso sí sobreelevado y con bastantes más kilos de peso. Pero su tamaño, casi 20 centímetros menos de longitud y de batalla, revierte en ligereza y agilidad, sobresaliente incluso en recorridos urbanos. Claro que tampoco llega a la calidad de rodadura y aplomo de BMW y Audi, pero ofrece gran compromiso entre confort y dinamismo; a tener en cuenta…

En tiempos de crisis, más animación que nunca. Los SUV medios se han convertido en la referencia del mercado en el último trimestre del año. Imposible apartar ahora la mirada de ellos, no ya por su volumen de ventas -incluso caen a un ritmo superior al de turismos-, sino por la competencia generada por lanzamientos de lo más ilusionantes. Porque no es que el BMW X3, estandarte hasta ahora en la categoría por calidad y dinamismo, ya no navegue sólo; es que ahora, como si de hundir la flota se tratase, emergen magníficos rivales. Productos inéditos y esperanzadores además en las gamas de muchos fabricantes, que aspiran con su inmediata distribución a cerrar el ejercicio con algo de luz.

En eso, sin duda, confían Mercedes y Volvo con los nuevos GLK y XC60 y, más aún, Audi. El espectacular estreno de un Q5 que aprovecha la buena imagen del Q7 para posicionarse como un todo camino muy atractivo, recortado y más proporcionado a la realidad del mercado, parece posicionarle ya como nueva marca a batir. Y es que si Audi ha derribado con sus berlinas a BMW… ¿Por qué no también en los SUV?

Tecnológicamente muy sofisticado y elaboradoa partir de módulos sobre todo del A4, el Audi Q5 transmite una calidad increíble. O mucho nos equivocamos o será un gran éxito, aunque antes debe confirmar esa superioridad frente al referente BMW: X3, tocado sí pero… ¿hundido? Puede que aún tenga bastante que decir.

Como también el Volkswagen Tiguan, un rival que no debe a estas alturas obviarse. Es cierto que parte de un planteamiento más popular, reflejado en su precio y construcción, con una fortalecida plataforma Golf que igual sirve con eficacia para un compacto, una berlina, un monovolumen o un SUV; pero también lo es que, a pesar de un menor tamaño, se desenvuelve con efectividad en todo tipo de situaciones. Y, lo mejor de todo, convenciendo al gran público: ha desbancado al BMW X3 en ventas, aliviando el año a Volkswagen con un crecimiento del 50 por ciento en su mercado TT. Tres SUV, por tanto, que pueden reflejar ahora el pasado, presente y futuro de la categoría. Buscamos ya al mejor. Por una exigente clientela que busca imagen poderosa sin renunciar al rendimiento de un buen turismo, la línea que divide hoy en día a cualquier SUV medio del mejor es clara: tiene que ofrecer comportamiento en asfalto de gran berlina y mucha polivalencia de uso.

Aun con diferencias, los tres rivales de esta comparativa superan el corte sin problemas. Tanto el Audi Q5 como el BMW X3 apuntan muy buenas plataformas, con amplias batallas, gran anchura de carrocería y perfectas geometrías de suspensión. El resultado, en ambos, es una pisada excepcional en vías rápidas, a la vez que un dinamismo muy eficaz incluso para rodar con confianza entre curvas. Claro que los ajustes marcan también personalidades y, ahí, Audi da en el clavo.

Consciente de las cualidades del BMW X3, Audi ofrece un Q5 en conjunto más flexible y equilibrado. La amortiguación es de matrícula de honor, tanto en absorción de irregularidades como en contención de carrocería en apoyos… y, eso, sin contar con la opcional suspensión de ajuste electrónico que puede incorporar. No debe ser fácil con un peso de 1,9 toneladas, casi 100 kilos más que el BMW, aunque también cuenta con la ayuda de unos superiores neumáticos con enorme llanta de 19 pulgadas frente a las 17 de sus rivales. Salvo por las inercias inevitables a sus dimensiones, el Audi Q5 no se siente nada torpe, ni siquiera moviéndose por ciudad, su terreno a priori más desfavorable. Pero aquí sí, el sistema Drive Select (casi 1.500 € de coste) influye muy positivamente. Permite seleccionar el modo de dirección… y conviene adaptarse porque las diferencias son impresionantes. Muy directa y dura en modo Dynamic, en Confort se vuelve tremendamente dulce para guiar al Q5 en movimientos cortos.

Por su parte, el BMW X3 sigue sin renunciar a su inherente deportividad… para lo bueno, y para lo malo. Su firmeza de suspensiones, sumada a una dirección muy informativa y más progresiva que la del Audi Q5, se traduce en una respuesta ejemplar en curva, con balanceo muy contenido de carrocería. Eso sí, al circular en firme irregular o en baches, se vuelven muy secas castigando el confort de los ocupantes. Es el sello del dinamismo de BMW, aunque en un modelo como el X3 no parece tan justificado.

Más sencilla es la estructura del Volkswagen Tiguan, que sin embargo se muestra en la práctica muy efectiva. Su comportamiento no difiere mucho al de un Golf, eso sí sobreelevado y con bastantes más kilos de peso. Pero su tamaño, casi 20 centímetros menos de longitud y de batalla, revierte en ligereza y agilidad, sobresaliente incluso en recorridos urbanos. Claro que tampoco llega a la calidad de rodadura y aplomo de BMW y Audi, pero ofrece gran compromiso entre confort y dinamismo; a tener en cuenta…