Alfa 159 SW 1.9 y Citroën C5 T 2.0 HDi S

Son las dos caras de la moneda del segmento de las berlinas familiares Diesel, dos coches con planteamientos casi opuestos, pero con rasgos comunes en cuanto a practicidad y versatilidad.

Alfa 159 SW 1.9 y Citroën C5 T 2.0 HDi S
Alfa 159 SW 1.9 y Citroën C5 T 2.0 HDi S

La practicidad de las carrocerías familiares es indiscutible en ambos. En el caso del Citroën C5 Tourer, para abatir los asientos traseros hay que plegar primero las banquetas, al modo tradicional, aunque sin mayores complicaciones. En el Alfa 159 Sportwagon la banqueta es fija y de una pieza, aun así la superficie de carga que se obtiene al tumbar los respaldos es casi tan horizontal como la del Citroën C5 Tourer, pero 245 dm3 menos capaz porque la anchura disponible es inferior. La boca de carga del Citroën C5 Tourer también es de mayores dimensiones, además está situada más baja, lo que facilita las cosas a la hora de transportar objetos voluminosos. Cuando viajan todos los ocupantes es el Citroën C5 Tourer el que vuelve a despuntar con un maletero 85 dm3 superior.

También el habitáculo del Citroën C5 Tourer es, en general, sensiblemente más desahogado. La diferencia más palpable la aportan unas plazas delanteras 7 cm más anchas al nivel de los hombros, aunque también hay que destacar una mayor altura trasera, debido a que la estilizada línea del techo del Alfa 159 Sportwagon sacrifica 3 cm respecto al Citroën C5 Tourer. En la zona posterior la anchura para los pasajeros es idéntica.

La postura de conducción es algo mejor en el Alfa 159 Sportwagon, que llega a rozar la perfección, sobre todo porque el reglaje del respaldo es mediante rosca —o eléctrico, en este caso— en lugar de por palanca, lo que permite un ajuste milimétrico. De cualquier modo, en el Citroën C5 Tourer también se puede encontrar una posición idónea. En ninguno de los dos se echan de menos huecos para depositar objetos y ambos consiguen un ambiente interior agradable, si bien el manejo de la radio opcional con navegador del Alfa 159 Sportwagon es poco intuitivo.

Además de obtener cinco estrellas en las pruebas de choque Euro NCAP, ambos equipan los elementos imprescindibles que se le pueden exigir a una berlina de su categoría, incluso alguno más, como airbag de rodillas. Como pega, en ninguno es de serie el sensor de presión de los neumáticos, y lo mismo ocurre con la rueda de repuesto, que es de tamaño pequeño a no ser que solicitemos una convencional opcionalmente. Por comportamiento también son muy seguros y nobles, si bien el Alfa 159 Sportwagon tiene un mayor margen de agarre en el paso por curva, que lo compensa el Citroën C5 Tourer con unas distancias de detención y una resistencia a la fatiga de los frenos levemente mejores, y con la posibilidad de incluir faros direccionales.

No hay duda de que el Citroën C5 Tourer es un coche algo más práctico por tamaño y capacidad, y con un precio final difícil de batir, lo que le convierte en una opción de compra más racional. El Alfa 159 Sportwagon también cuenta con las cualidades de un familiar, pero además añade un punto de emoción, pues tiene también facetas de modelo aspiracional e incluso ciertos tintes deportivos, algo que se nota en una factura final muy superior, pese a incluir de serie faros bi-xenón y tapicería de cuero en este acabado Selective. Alfa 159
— Suspensión equilibrada
— Aplomo en curvas
— Agrado de conducción

Citroën C5
— Plazas delanteras
— Silencio de marcha
— Precio y maletero Alfa159
— Respuesta en baja
— Cambio algo duro
— Rumorosidad

Citroën C5
— Balanceo de la carrocería
— Peso elevado
— Agilidad en curva

Más que familiares
La practicidad de las carrocerías familiares es indiscutible en ambos. En el caso del Citroën C5 Tourer, para abatir los asientos traseros hay que plegar primero las banquetas, al modo tradicional, aunque sin mayores complicaciones. En el Alfa 159 Sportwagon la banqueta es fija y de una pieza, aun así la superficie de carga que se obtiene al tumbar los respaldos es casi tan horizontal como la del Citroën C5 Tourer, pero 245 dm3 menos capaz porque la anchura disponible es inferior. La boca de carga del Citroën C5 Tourer también es de mayores dimensiones, además está situada más baja, lo que facilita las cosas a la hora de transportar objetos voluminosos. Cuando viajan todos los ocupantes es el Citroën C5 Tourer el que vuelve a despuntar con un maletero 85 dm3 superior.

También el habitáculo del Citroën C5 Tourer es, en general, sensiblemente más desahogado. La diferencia más palpable la aportan unas plazas delanteras 7 cm más anchas al nivel de los hombros, aunque también hay que destacar una mayor altura trasera, debido a que la estilizada línea del techo del Alfa 159 Sportwagon sacrifica 3 cm respecto al Citroën C5 Tourer. En la zona posterior la anchura para los pasajeros es idéntica.

La postura de conducción es algo mejor en el Alfa 159 Sportwagon, que llega a rozar la perfección, sobre todo porque el reglaje del respaldo es mediante rosca —o eléctrico, en este caso— en lugar de por palanca, lo que permite un ajuste milimétrico. De cualquier modo, en el Citroën C5 Tourer también se puede encontrar una posición idónea. En ninguno de los dos se echan de menos huecos para depositar objetos y ambos consiguen un ambiente interior agradable, si bien el manejo de la radio opcional con navegador del Alfa 159 Sportwagon es poco intuitivo.

Además de obtener cinco estrellas en las pruebas de choque Euro NCAP, ambos equipan los elementos imprescindibles que se le pueden exigir a una berlina de su categoría, incluso alguno más, como airbag de rodillas. Como pega, en ninguno es de serie el sensor de presión de los neumáticos, y lo mismo ocurre con la rueda de repuesto, que es de tamaño pequeño a no ser que solicitemos una convencional opcionalmente. Por comportamiento también son muy seguros y nobles, si bien el Alfa 159 Sportwagon tiene un mayor margen de agarre en el paso por curva, que lo compensa el Citroën C5 Tourer con unas distancias de detención y una resistencia a la fatiga de los frenos levemente mejores, y con la posibilidad de incluir faros direccionales.

No hay duda de que el Citroën C5 Tourer es un coche algo más práctico por tamaño y capacidad, y con un precio final difícil de batir, lo que le convierte en una opción de compra más racional. El Alfa 159 Sportwagon también cuenta con las cualidades de un familiar, pero además añade un punto de emoción, pues tiene también facetas de modelo aspiracional e incluso ciertos tintes deportivos, algo que se nota en una factura final muy superior, pese a incluir de serie faros bi-xenón y tapicería de cuero en este acabado Selective. Alfa 159
— Suspensión equilibrada
— Aplomo en curvas
— Agrado de conducción

Citroën C5
— Plazas delanteras
— Silencio de marcha
— Precio y maletero Alfa159
— Respuesta en baja
— Cambio algo duro
— Rumorosidad

Citroën C5
— Balanceo de la carrocería
— Peso elevado
— Agilidad en curva

Más que familiares
La practicidad de las carrocerías familiares es indiscutible en ambos. En el caso del Citroën C5 Tourer, para abatir los asientos traseros hay que plegar primero las banquetas, al modo tradicional, aunque sin mayores complicaciones. En el Alfa 159 Sportwagon la banqueta es fija y de una pieza, aun así la superficie de carga que se obtiene al tumbar los respaldos es casi tan horizontal como la del Citroën C5 Tourer, pero 245 dm3 menos capaz porque la anchura disponible es inferior. La boca de carga del Citroën C5 Tourer también es de mayores dimensiones, además está situada más baja, lo que facilita las cosas a la hora de transportar objetos voluminosos. Cuando viajan todos los ocupantes es el Citroën C5 Tourer el que vuelve a despuntar con un maletero 85 dm3 superior.

También el habitáculo del Citroën C5 Tourer es, en general, sensiblemente más desahogado. La diferencia más palpable la aportan unas plazas delanteras 7 cm más anchas al nivel de los hombros, aunque también hay que destacar una mayor altura trasera, debido a que la estilizada línea del techo del Alfa 159 Sportwagon sacrifica 3 cm respecto al Citroën C5 Tourer. En la zona posterior la anchura para los pasajeros es idéntica.

La postura de conducción es algo mejor en el Alfa 159 Sportwagon, que llega a rozar la perfección, sobre todo porque el reglaje del respaldo es mediante rosca —o eléctrico, en este caso— en lugar de por palanca, lo que permite un ajuste milimétrico. De cualquier modo, en el Citroën C5 Tourer también se puede encontrar una posición idónea. En ninguno de los dos se echan de menos huecos para depositar objetos y ambos consiguen un ambiente interior agradable, si bien el manejo de la radio opcional con navegador del Alfa 159 Sportwagon es poco intuitivo.

Además de obtener cinco estrellas en las pruebas de choque Euro NCAP, ambos equipan los elementos imprescindibles que se le pueden exigir a una berlina de su categoría, incluso alguno más, como airbag de rodillas. Como pega, en ninguno es de serie el sensor de presión de los neumáticos, y lo mismo ocurre con la rueda de repuesto, que es de tamaño pequeño a no ser que solicitemos una convencional opcionalmente. Por comportamiento también son muy seguros y nobles, si bien el Alfa 159 Sportwagon tiene un mayor margen de agarre en el paso por curva, que lo compensa el Citroën C5 Tourer con unas distancias de detención y una resistencia a la fatiga de los frenos levemente mejores, y con la posibilidad de incluir faros direccionales.

No hay duda de que el Citroën C5 Tourer es un coche algo más práctico por tamaño y capacidad, y con un precio final difícil de batir, lo que le convierte en una opción de compra más racional. El Alfa 159 Sportwagon también cuenta con las cualidades de un familiar, pero además añade un punto de emoción, pues tiene también facetas de modelo aspiracional e incluso ciertos tintes deportivos, algo que se nota en una factura final muy superior, pese a incluir de serie faros bi-xenón y tapicería de cuero en este acabado Selective. Alfa 159
— Suspensión equilibrada
— Aplomo en curvas
— Agrado de conducción

Citroën C5
— Plazas delanteras
— Silencio de marcha
— Precio y maletero Alfa159
— Respuesta en baja
— Cambio algo duro
— Rumorosidad

Citroën C5
— Balanceo de la carrocería
— Peso elevado
— Agilidad en curva

Más que familiares
La practicidad de las carrocerías familiares es indiscutible en ambos. En el caso del Citroën C5 Tourer, para abatir los asientos traseros hay que plegar primero las banquetas, al modo tradicional, aunque sin mayores complicaciones. En el Alfa 159 Sportwagon la banqueta es fija y de una pieza, aun así la superficie de carga que se obtiene al tumbar los respaldos es casi tan horizontal como la del Citroën C5 Tourer, pero 245 dm3 menos capaz porque la anchura disponible es inferior. La boca de carga del Citroën C5 Tourer también es de mayores dimensiones, además está situada más baja, lo que facilita las cosas a la hora de transportar objetos voluminosos. Cuando viajan todos los ocupantes es el Citroën C5 Tourer el que vuelve a despuntar con un maletero 85 dm3 superior.

También el habitáculo del Citroën C5 Tourer es, en general, sensiblemente más desahogado. La diferencia más palpable la aportan unas plazas delanteras 7 cm más anchas al nivel de los hombros, aunque también hay que destacar una mayor altura trasera, debido a que la estilizada línea del techo del Alfa 159 Sportwagon sacrifica 3 cm respecto al Citroën C5 Tourer. En la zona posterior la anchura para los pasajeros es idéntica.

La postura de conducción es algo mejor en el Alfa 159 Sportwagon, que llega a rozar la perfección, sobre todo porque el reglaje del respaldo es mediante rosca —o eléctrico, en este caso— en lugar de por palanca, lo que permite un ajuste milimétrico. De cualquier modo, en el Citroën C5 Tourer también se puede encontrar una posición idónea. En ninguno de los dos se echan de menos huecos para depositar objetos y ambos consiguen un ambiente interior agradable, si bien el manejo de la radio opcional con navegador del Alfa 159 Sportwagon es poco intuitivo.

Además de obtener cinco estrellas en las pruebas de choque Euro NCAP, ambos equipan los elementos imprescindibles que se le pueden exigir a una berlina de su categoría, incluso alguno más, como airbag de rodillas. Como pega, en ninguno es de serie el sensor de presión de los neumáticos, y lo mismo ocurre con la rueda de repuesto, que es de tamaño pequeño a no ser que solicitemos una convencional opcionalmente. Por comportamiento también son muy seguros y nobles, si bien el Alfa 159 Sportwagon tiene un mayor margen de agarre en el paso por curva, que lo compensa el Citroën C5 Tourer con unas distancias de detención y una resistencia a la fatiga de los frenos levemente mejores, y con la posibilidad de incluir faros direccionales.

No hay duda de que el Citroën C5 Tourer es un coche algo más práctico por tamaño y capacidad, y con un precio final difícil de batir, lo que le convierte en una opción de compra más racional. El Alfa 159 Sportwagon también cuenta con las cualidades de un familiar, pero además añade un punto de emoción, pues tiene también facetas de modelo aspiracional e incluso ciertos tintes deportivos, algo que se nota en una factura final muy superior, pese a incluir de serie faros bi-xenón y tapicería de cuero en este acabado Selective. Alfa 159
— Suspensión equilibrada
— Aplomo en curvas
— Agrado de conducción

Citroën C5
— Plazas delanteras
— Silencio de marcha
— Precio y maletero Alfa159
— Respuesta en baja
— Cambio algo duro
— Rumorosidad

Citroën C5
— Balanceo de la carrocería
— Peso elevado
— Agilidad en curva

Más que familiares