Alfa Romeo MiTo 1.3 JTDm

Este Mito es una combinación poco habitual: un coche con carácter GTI pero equipado con un económico motor turbodiésel de 90 CV. Sin embargo, esta mezcla no es más que el signo de estos tiempos cambiantes y hasta contradictorios. Este MiTo 1.3 JTDm luce tanto como cualquier otro pero juega a su favor con un bajo gasto de uso.

Alfa Romeo MiTo 1.3 JTDm
Alfa Romeo MiTo 1.3 JTDm

Hay relojes que dan la hora y cuestan millones de euros. Otros, dan la misma hora y se pueden adquirir por cincuenta. Como utilidad, tienen la misma, pero llevar uno y otro en la muñeca significa ser uno más en el mundo o estar por encima de él. El Alfa MiTo es un poco eso. No llevado a tal extremo, pero en su filosofía entra sobresalir en ese segmento tan poblado como el de los polivalentes de cuatro metros.

Sin duda, su propia estética ya ha buscado dicha respuesta. Su frontal no deja indiferente -para bien o para mal- y trata de no parecerse a nada de lo hasta su llegada existente. Además, se ha logrado combinar con una eficacia aerodinámica excelente para el tamaño de la carrocería, bajando el Cx de 0,3, lo que no es habitual en el segmento. La unidad de pruebas contaba con opciones estéticas que adornan aún más al MiTo. Las llantas de 17 pulgadas con neumáticos 215/45 -las originales son 195/55 en llanta 16- y el alerón posterior al final del techo son dos de los ejemplos más evidentes.

Pero es en su interior donde se remarca más el cuidado del entorno y las ganas de que sus usuarios se encuentren como en un salón de elegancia superior. El diseño y terminación de los asientos deportivos, el cierre -con click- de las tapas de los aireadores, la atractiva terminación "fibra de carbono" del salpicadero y alrededores, pedales en aluminio y los remates en piel de volante y palanca de cambio. Frente a su rival -Mini- el interior nos parece más conseguido, menos exagerado en tamaño de instrumentos y cantidad de interruptores, elementos en los que el modelo alemán se "sale un poco de madre".

Sólo hay 1.200 euros de diferencia a la baja frente a la versión 1.6 JTDm de 120 CV, mecánica mucho más agradable que este 90 CV.

Una vez "inhalado" su perfume visual, llega el momento de comprobar la idoneidad del diseño. En marcha, los kilómetros no se hacen pesados en el MiTo, pese a que el calzado opcional no suaviza, precisamente, la dureza de suspensión. Los asientos son muy buenos, porque generan un confort excelente y más que suficiente sujeción lateral.

La posición de conducción se concreta con un volante razonablemente elevado y buena relación entre la distancia de los pedales y otros mandos secundarios. El trabajo de conductor puede definirse como de "primer mundo". El cambio es de rápido accionamiento y los pedales están perfectamente emplazados para realizar el "punta-tacón", una maniobra casi sin sentido en modelos de gasóleo hasta hace poco tiempo por su lentitud de respuesta, pero perfectamente útil ahora porque su reacción al acelerador es mucho más rápida. El acceso a las plazas traseras es el habitual en coches de este tamaño y dos puertas en su carrocería -o sea, algo incómodo- mientras que el confort que se disfruta en ellas es suficiente, con espacio para que un adulto de 1,75 metros se acomode bien pese a una cota de altura que parece inusualmente baja, a causa de una pequeña protuberancia en la parte final del techo pero que no molesta, por milímetros, nuestra cabeza. Eso sí, la anchura es sólo suficiente para dos plazas, a no ser que hablemos de jovencitos de escuálido cuerpo.

Puestos en acción, pronto nos damos cuenta que pese a la cifra de potencia -90 CV parecen suficientes- está condicionada en su respuesta por la cilindrada del motor, que no olvidemos tiene poco más de 1,2 litros. Esto significa que por debajo de las 1.500 rpm, la respuesta de este cuatro cilindros es muy escasa, y hasta las 2.000 rpm no dispone del 75 por ciento del par máximo. Esto sugiere un trabajo intenso sobre el cambio de marchas, algo que, por lo demás, va muy de acuerdo a la filosofía del modelo. De hecho, y no nos parece decir un contrasentido, esta versión 1.3 JTDm exige del conductor un sentido "deportivo" de la conducción, porque hay que anticiparse a lo que va a ocurrir en los siguientes segundos, so pena de quedarnos con el coche sin una respuesta brillante.

Cambiando sin timidez, este pequeño turbodiésel se mueve entre el trafico interurbano con mucha dignidad y en ciudad, nadie se daría cuenta de su motorización, sobre todo con el DNA puesto en la posición dinámica. Recordar que este control a mano del conductor modifica la respuesta de varios parámetros -motor, dirección, frenos, etc- y puede ser situación también en posición normal o todo tiempo.

Teniendo en cuenta que el bastidor está regulado para obtener una máxima eficacia y que el calzado es opcional y sobredimensionado, tiene lógica que el confort experimente un cierto recorte pese a los buenos asientos.

Con este propulsor, el bastidor del MiTo está más que sobrado. Con la suspensión de generosa firmeza con que viene equipado y los gruesos neumáticos que lo adornan, esta unidad del Alfa ha sido una auténtica gozada en nuestras manos. El equilibrio entre los trenes es excelente, con un delantero que marca con autoridad la trayectoria, sin atisbo de subviraje. El tren trasero, del que casi no tenemos noticias, se deja notar al acercarnos al límite de adherencia, ayudando perfectamente a terminar de negociar los virajes cuando, por nuestra parte, creemos estar en la cercanía del momento de desacelerar. En fin, una conducción muy intuitiva, precisa y rápida.

A la hora de frenar, este MiTo se para en un suspiro y su resistencia al trabajo sin descanso es excelente. Quizás, encontramos su único pero en la fase de entrada en curva con fuerte frenada, situación en que se crea un cierto nerviosismo del tren trasero. Con tranquilidad y dejando que el coche retome la calma con un mínimo enderezamiento de la dirección, la situación se solventa con seguridad. En fin, reacciones lógicas de un coche de batalla corta.

Con una cilindrada tan reducida, es difícil conseguir unas prestaciones sorprendentes. Gracias a la caja de cambios de seis relaciones este MiTo se defiende en el tráfico.

Puede que lo menos congruente de esta versión sea su precio. Con una pequeña diferencia de 1.200 euros, es complicado convencer a alguien de que no elija la versión 1.6 JTDm de 120 CV, mucho más elástica y de mejor respuesta en bajos.

— Presentación y terminación
— Comportamiento rutero
— Consumo de combustible

— Sonoridad
— Confort de suspensión
— Recuperación desde bajo régimen

Hay relojes que dan la hora y cuestan millones de euros. Otros, dan la misma hora y se pueden adquirir por cincuenta. Como utilidad, tienen la misma, pero llevar uno y otro en la muñeca significa ser uno más en el mundo o estar por encima de él. El Alfa MiTo es un poco eso. No llevado a tal extremo, pero en su filosofía entra sobresalir en ese segmento tan poblado como el de los polivalentes de cuatro metros.

Sin duda, su propia estética ya ha buscado dicha respuesta. Su frontal no deja indiferente -para bien o para mal- y trata de no parecerse a nada de lo hasta su llegada existente. Además, se ha logrado combinar con una eficacia aerodinámica excelente para el tamaño de la carrocería, bajando el Cx de 0,3, lo que no es habitual en el segmento. La unidad de pruebas contaba con opciones estéticas que adornan aún más al MiTo. Las llantas de 17 pulgadas con neumáticos 215/45 -las originales son 195/55 en llanta 16- y el alerón posterior al final del techo son dos de los ejemplos más evidentes.

Pero es en su interior donde se remarca más el cuidado del entorno y las ganas de que sus usuarios se encuentren como en un salón de elegancia superior. El diseño y terminación de los asientos deportivos, el cierre -con click- de las tapas de los aireadores, la atractiva terminación "fibra de carbono" del salpicadero y alrededores, pedales en aluminio y los remates en piel de volante y palanca de cambio. Frente a su rival -Mini- el interior nos parece más conseguido, menos exagerado en tamaño de instrumentos y cantidad de interruptores, elementos en los que el modelo alemán se "sale un poco de madre".

Sólo hay 1.200 euros de diferencia a la baja frente a la versión 1.6 JTDm de 120 CV, mecánica mucho más agradable que este 90 CV.

Una vez "inhalado" su perfume visual, llega el momento de comprobar la idoneidad del diseño. En marcha, los kilómetros no se hacen pesados en el MiTo, pese a que el calzado opcional no suaviza, precisamente, la dureza de suspensión. Los asientos son muy buenos, porque generan un confort excelente y más que suficiente sujeción lateral.

La posición de conducción se concreta con un volante razonablemente elevado y buena relación entre la distancia de los pedales y otros mandos secundarios. El trabajo de conductor puede definirse como de "primer mundo". El cambio es de rápido accionamiento y los pedales están perfectamente emplazados para realizar el "punta-tacón", una maniobra casi sin sentido en modelos de gasóleo hasta hace poco tiempo por su lentitud de respuesta, pero perfectamente útil ahora porque su reacción al acelerador es mucho más rápida. El acceso a las plazas traseras es el habitual en coches de este tamaño y dos puertas en su carrocería -o sea, algo incómodo- mientras que el confort que se disfruta en ellas es suficiente, con espacio para que un adulto de 1,75 metros se acomode bien pese a una cota de altura que parece inusualmente baja, a causa de una pequeña protuberancia en la parte final del techo pero que no molesta, por milímetros, nuestra cabeza. Eso sí, la anchura es sólo suficiente para dos plazas, a no ser que hablemos de jovencitos de escuálido cuerpo.

Puestos en acción, pronto nos damos cuenta que pese a la cifra de potencia -90 CV parecen suficientes- está condicionada en su respuesta por la cilindrada del motor, que no olvidemos tiene poco más de 1,2 litros. Esto significa que por debajo de las 1.500 rpm, la respuesta de este cuatro cilindros es muy escasa, y hasta las 2.000 rpm no dispone del 75 por ciento del par máximo. Esto sugiere un trabajo intenso sobre el cambio de marchas, algo que, por lo demás, va muy de acuerdo a la filosofía del modelo. De hecho, y no nos parece decir un contrasentido, esta versión 1.3 JTDm exige del conductor un sentido "deportivo" de la conducción, porque hay que anticiparse a lo que va a ocurrir en los siguientes segundos, so pena de quedarnos con el coche sin una respuesta brillante.

Cambiando sin timidez, este pequeño turbodiésel se mueve entre el trafico interurbano con mucha dignidad y en ciudad, nadie se daría cuenta de su motorización, sobre todo con el DNA puesto en la posición dinámica. Recordar que este control a mano del conductor modifica la respuesta de varios parámetros -motor, dirección, frenos, etc- y puede ser situación también en posición normal o todo tiempo.

Teniendo en cuenta que el bastidor está regulado para obtener una máxima eficacia y que el calzado es opcional y sobredimensionado, tiene lógica que el confort experimente un cierto recorte pese a los buenos asientos.

Con este propulsor, el bastidor del MiTo está más que sobrado. Con la suspensión de generosa firmeza con que viene equipado y los gruesos neumáticos que lo adornan, esta unidad del Alfa ha sido una auténtica gozada en nuestras manos. El equilibrio entre los trenes es excelente, con un delantero que marca con autoridad la trayectoria, sin atisbo de subviraje. El tren trasero, del que casi no tenemos noticias, se deja notar al acercarnos al límite de adherencia, ayudando perfectamente a terminar de negociar los virajes cuando, por nuestra parte, creemos estar en la cercanía del momento de desacelerar. En fin, una conducción muy intuitiva, precisa y rápida.

A la hora de frenar, este MiTo se para en un suspiro y su resistencia al trabajo sin descanso es excelente. Quizás, encontramos su único pero en la fase de entrada en curva con fuerte frenada, situación en que se crea un cierto nerviosismo del tren trasero. Con tranquilidad y dejando que el coche retome la calma con un mínimo enderezamiento de la dirección, la situación se solventa con seguridad. En fin, reacciones lógicas de un coche de batalla corta.

Con una cilindrada tan reducida, es difícil conseguir unas prestaciones sorprendentes. Gracias a la caja de cambios de seis relaciones este MiTo se defiende en el tráfico.

Puede que lo menos congruente de esta versión sea su precio. Con una pequeña diferencia de 1.200 euros, es complicado convencer a alguien de que no elija la versión 1.6 JTDm de 120 CV, mucho más elástica y de mejor respuesta en bajos.

— Presentación y terminación
— Comportamiento rutero
— Consumo de combustible

— Sonoridad
— Confort de suspensión
— Recuperación desde bajo régimen