Las imágenes del Volvo XC90 de Uber volcado, con las ventanillas rotas y la carrocería abollada han corrido como la pólvora en las redes sociales. Un accidente que ha marcado un punto de inflexión en el devenir de la compañía, puesto que ha suspendido sus pruebas sin conductor no solo en Tempe, sino también en Pittsburgh (Pensilvania). En esta ciudad estadounidense es donde se encuentra el laboratorio de investigación de Uber y donde se inició el experimento de la conducción autónoma.
El portavoz de la policía de Tempe, Josie Montenero, apunta al otro vehículo implicado como culpable, por no echarse a un lado cuando debió hacerlo. El Volvo de Uber no transportaba ningún pasajero, pero sí un conductor, que pudo hacerse con el control del volante. Aunque aún no se sabe si lo hizo. ‘Continuamos investigando el incidente y podemos confirmar que no había pasajeros en el asiento trasero del vehículo’, declaró.
Uber ya lamentó otro accidente en San Francisco (California), en este caso leve, al no reconocer uno de sus coches un semáforo en rojo. Más tarde tuvieron que abandonar las pruebas en esa ciudad al carecer de permisos, lo que les llevó a continuar con el proyecto en Tempe.
Ahora este proyecto queda suspendido, regalando ventaja al otro gran protagonista del desarrollo del coche autónomo: Google, a través de su filial Waymo. De momento, y toquemos madera, el coche del popular buscador solo ha sufrido colisiones menores. La mayoría de ellas han sido por alcance del vehículo de detrás, que no frenó a tiempo, y por tanto, no han sido causadas por los coches de Waymo. Y ya han recorrido más de 3 millones de kilómetros.
Los accidentes no son el único motivo de los desvelos de los directivos de Uber. Otro importante frente abierto es la denuncia interpuesta por Waymo contra Otto, la firma a través de la que Uber lleva a cabo la investigación con coches autónomos. Se le acusa de robo de patentes, planos y secretos, puesto que el fundador de Otto trabajó previamente para Google, y esta cree que sustrajo más de 14.000 archivos.
Sin embargo, Uber necesita avanzar en el coche autónomo mucho más que su rival. Mientras que el negocio principal de Google está apartado de esta tecnología, la movilidad sin conductores supondría un importante impulso para el negocio de Uber: con ello se ahorrarían pagar conductores (con los que también tienen abiertos diversos litigios por cuestión de condiciones laborales, puesto que no se los registra como empleados), y su flota de coches podría circular 24 horas al día, parando solo para revisiones y repostajes.
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