Sólo falta un mes para que conozcamos en el marco del Salón de Detroit todos los detalles de uno de los modelos más longevos en el amplio portafolio de turismos de Mercedes. Y, por lo que ya sabemos, el icónico Mercedes Clase G, el todoterreno puro y duro, seguirá la senda marcada por su primera versión en 1979, de la que se han fabricado más de 300.000 unidades.
De momento lo hemos podido ver por fuera en penumbra, con su carrocería y todos los elementos exteriores pintados o camuflados en negro mate, y, sus formas, no se apartan del diseño conocido hasta ahora. La imagen de nuestro ilustrador Schultte se aproxima bastante a cómo será en realidad; con la manilla de apertura clásica, los prominentes intermitentes sobre las aletas, la robusta banda de protección que recorre todo el lateral de la carrocería, la rueda de repuesto colgada sobre el portón y esos trazos tan cuadrados que le hacen único. Y es que la Clase G es uno de los modelos de la marca que mayor interés despierta, siendo líder en redes sociales según nos advierten sus responsables de comunicación.
Mercedes G 2018, interior a todo lujo
Pero pasemos a su interior, que en esta ocasión sí hemos podido ver y tocar a plena luz de unos potentes focos led que entraban por su techo solar. Nos llama la atención que, al cerrar la puerta, se produce el mismo sonido de siempre en un G, algo que sus diseñadores nos dicen haber buscado intencionadamente. Exhibe muchos guiños estilísticos del modelo primigenio, como el asidero en el salpicadero delante del acompañante, pero su ergonomía ha mejorado en un altísimo grado. No hace falta conducirlo para percibir claramente que ya no se va sentado tan cerca de la ventana y que su postura, de todoterreno clásico, ahora resulta mucho más natural.
En su salpicadero llama poderosamente la atención las dos pantallas de 12,3”, que pueden parecer una sola al compartir cubierta de vidrio, heredadas del último Mercedes Clase E; que como en éste permite elegir para la instrumentación a golpe de botón tres estilos diferentes: Classic, Sport y Progressive. Para los más nostálgicos existe un cuadro convencional de relojes y agujas mientras a su derecha se mantiene la pantalla de 12,3” para el sistema de infoentretenimiento. Otro guiño al pasado lo encontramos rápidamente en su consola central, con los tres grandes botones para manejar los bloqueos de los diferenciales central, trasero y delantero. Los materiales que recubren su interior irradian una gran calidad, con acabados en madera de poro abierto, aluminio, fibra de carbono y piel entre los que elegir.
Los asientos delanteros pueden ser de contorno variable, con función de masaje y climatización, mientras la banqueta trasera no dispone de regulación longitudinal pero sí de unos respaldos divisibles en dos secciones asimétricas; como los delanteros, también pueden estar ventilados y calefactados. De serie cuentan con tapicería de piel lugano en color negro, marrón o beige macchiato, con infinidad de posibilidades de personalización a golpe de talonera. Sus dimensiones exteriores más generosas, de las que aún no tenemos datos concretos, se trasladan a un interior con mayor habitabilidad. Según la marca el espacio para las piernas atrás crece en ¡15 cm!. No sé si en la práctica serán tantísimos, pero lo cierto es que la sensación de espacio ahora es mucho mayor, con una anchura que también crece cerca de 3 cm, cuatro delante.
Otro punto que supone gran mejora es el de huecos repartidos en el habitáculo para dejar objetos, con doble posavasos en la consola central más bandeja para otros útiles, debajo del reposabrazos —con carga inalámbrica para el teléfono móvil— o en las puertas traseras con capacidad para botellas de 1 litro.
Con esta nueva generación de la Clase G se abre un nuevo capítulo de uno de los modelos icónicos con mayor tradición en Mercedes, por lo que seguirá ensamblándose con un gran componente manual en la fábrica austriaca de Graz. En las inmediaciones de la montaña de Schöckl, donde se pone todo Clase G a dura prueba para constatar que continúa como uno de los todoterreno más capaces de cuantos se han construido. Pero eso ya será otro capítulo que, afortunadamente, conoceremos en breve.
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