Se acabó. Bugatti ha puesto ya fin a la producción de su Veyron, un súper deportivo convertido hoy en leyenda y que supuso el renacer de la marca de lujo francesa tras ser adquirida a comienzos de siglo por el grupo Volkswagen. De momento, su presidente, Wolfgang Dürheimer, anticipa hoy que la marca ya trabaja en su secuela, con el que buscarán “ampliar y consolidar la posición de liderazgo del Veyron con el nuevo reto de hacer mejor al mejor”. Nada más, ni confirma nombre, ni fecha, aunque sí podemos adelantarte desde Autopista.es que su sustituto está previsto para 2016, adoptando un módulo híbrido y turbos eléctricos para rondar los ¡1.500 CV! y, apunta también, los ¡460 km/h!
Para conocer pues al sustituto del Bugatti Veyron aún habrá que esperar unos meses, sin embargo, lo que hoy conocemos es la identidad de su última versión, la que corona las 450 unidades producidas, todas ya vendidas (300 coupés y 150 descapotables). Conocida como Bugatti Veyron Grand Sport Vitesse “La Finale” y adquirida por un magnate árabe, se presenta como primicia mundial en el Salón de Ginebra, precisamente junto a la primera unidad fabricada en 2005.
Colofón, por tanto, a un vehículo que batió récords de velocidad con sus 431,072 km/h oficiales, este nuevo Bugatti Veyron Grand Sport Vitesse “La Finale” monta el mismo espectacular propulsor W16 de 8 litros de cilindrada, 1.200 CV y 153,1 mkg de par máximo que empezó a montar la marca en 2010. Con semejante mecánica, el súper deportivo anuncia una aceleración de 0 a 100 km/h en sólo 2,6 segundos, con una velocidad máxima de 410 km/h.
Como homenaje a su modelo número 1, el Bugatti Veyron Grand Sport Vitesse “La Finale” se inspira hoy en su diseño, nuevamente sin renunciar a la carrocería bitono que Bugatti hizo ya famosa en sus modelos de los años 20’ y 30’. Eso sí, como siempre, su propietario ha hecho su Veyron a medida y único, optando por la mayor parte de su paneles de fibra de carbono por primera vez pintados en color rojo (ya son 8 los colores que han compuesto el Veyron), a los que acompañan aletas, puertas o tomas de aire en color negro. La leyenda “La Finale” aparece impresa muy visible bajo el faldón delantero y, algo menos, bajo el alerón trasero: siempre en rojo sobre fondo negro.
Por dentro, el Bugatti Veyron Grand Sport Vitesse “La Finale” sigue contando con materiales tan sofisticados como la porcelana, el mejor cristal, cueros y maderas de diferentes tipos, oro y hasta platino, esta vez tapizado también como homenaje al primer Veyron en un beige claro conocido como “Seda”, pero ahora también acompañado de contrastes en rojo en reposabrazos, paneles de las puertas o aro del volante. Y, por supuesto, con fibra de carbono también pintada en rojo en el túnel central, en revestimientos de la consola o en las carcasas de los asientos. El serie 450/450 aparece grabada en el habitáculo, así como de nuevo la leyenda “La Finale”.
Lanzado en 2005, el Bugatti Veyron nació, según su presidente, con la difícil misión de responder a 4 claves: ser capaz de transferir más de 1.000 CV al asfalto, alcanzar hasta 400 km/h cuando la mayoría de súper deportivos se quedaban apenas en 300, garantizar una aceleración de 0 a 100 km/h en menos de 3 segundos y, sobre todo, compaginar todo ello con un automóvil adecuado para ir a la ópera, con estilo y confort. Según Wolfgang Dürheimer, Bugatti consiguió un hito que, ya en 2008, vio cómo se lanzaba su versión cabrio Grand Sport y, en 2010, el nuevo Super Sport ya potenciado hasta 1.200 CV. Según su máximo responsable, cada unidad de las 450 producidas ha sido prácticamente única. Incluyendo las opciones elegidas, el precio medio de cada Bugatti Veyron vendido asciende a 2,3 millones de euros. Larga vida al súper deportivo.