Se trata de un
ligero lavado de cara que se centra en el
frontal, un cambio necesario –debutó en 2005- que permitirá estirar algún que otro año más esta generación del urbano galo.
El nuevo parachoques del 107 le confiere un
aspecto algo más robusto, que parece indicarnos que el pequeño de Peugeot no se achanta, a pesar de su tamaño, ante el resto del tráfico. El diseño de este nuevo paragolpes, con forma de boca,
desplaza la matrícula a una posición más baja y hace que se abran dos huecos en los laterales, enfocados a recibir los opcionales faros antiniebla.
En el interior, nos encontramos una serie de cambios, aunque también muy ligeros: la serigrafía del panel central evoluciona hacia un estilo más moderno y se
estrenan nuevas tapicerías.
Se mantiene la gama de motores existente, aunque se ha logrado un pequeño descenso en el consumo y las emisiones en el 1.0 de 68 CV. Así, este propulsor, en la variante con cambio manual, emite 2 gr/km menos (totalizando 106 gr/km) y gasta 0,1 litros menos el ciclo mixto.
Desde Peugeot se nos informa que se ha trabajado para
mejorar el confort a bordo y el aislamiento sonoro del habitáculo, logrando un
descenso en los ruidos de rodadura y en las vibraciones. Esto se consigue gracias al añadido de materiales insonorizadores en los paneles traseros y al nuevo diseño de la bandeja trasera, entre otros.
Gracias a este último estreno, se
mejora el acceso al maletero y se logra un mejor aprovechamiento de esta zona.