Atascos en vías rápidas: ¿por qué pagar peaje?

La principal máxima que defienden las autopistas de peaje es que el usuario pague por utilizar una vía rápida como alternativa a una carretera estatal. Pero, ¿qué ocurre si hay atascos en la de pago? Profesionales y automovilistas exigen que las concesionarias levanten las barreras cuando su infraestructura no ofrezca el servicio estipulado. Éstas, sin embargo, reaccionan sobre la marcha y, generalmente, tarde.

La UE tendrá un sistema único de peajes
La UE tendrá un sistema único de peajes

¿Qué servicios debe ofrecer una autopista de peaje? Esta vieja polémica está otra vez servida en Cataluña. Cada vez que una vía de pago registra retenciones kilométricas, vuelve la indignación entre los usuarios: ¿por qué pagar por una vía rápida que no lo es?. Ya ocurrió hace algo más de un mes (con el regreso de las vacaciones de Semana Santa) y, ayer, volvió a suceder.Esta vez, el conflicto se ha originado por culpa de la aparición de un enorme socavón en la autopista AP-7. El hundimiento de casi 200 metros de calzada ha provocado durante todo el fin de semana, festivo en Gerona y Barcelona, impresionantes atascos de más de 15 kilómetros. Y durante todo este tiempo, la empresa concesionaria, Acesa, ha actuado sobre la marcha, abriendo y cerrando las barreras de peaje en función del tránsito. Resultado: usuarios atrapados en la carretera durante más de tres horas.La situación, sin embargo, mejoró ayer bastante. Ya desde el domingo, Acesa repitió por activa y por pasiva que eliminaría su peaje para dar más fluidez a una carretera que todavía presenta dos carriles completamente inutilizados. Así, el desenlace fue el esperado, con retenciones mucho menores, a pesar de ser el día en que miles de vehículos regresaban a sus hogares en Barcelona y su área metropolitana.Para transportistas y empresarios, lo ocurrido durante este fin de semana en Cataluña no hace más que corroborar lo que ya llevan meses anunciando: hace falta un criterio fijo que precise cuándo hay que dejar pasar libremente en una autopista de peaje. Rafael Olmos, director del Servei Catalá de Tránsit, reconoce también esta necesidad: “Está claro que hay que regular los servicios de las autopistas. Sin embargo, hay que saber que este apartado es de una gran complejidad y llevará algún tiempo". Por su parte, el secretario de Movilidad de la Generalitat, Manuel Nadal, aseguró ayer que “se trata de fijar las reglas del juego, por lo que la autopista debería abrir barreras cuando no cumpla con unos mínimos de calidad. En la misma línea se pronunció el presidente de Pimec en Girona, Lluis Batista: “Si el servicio es deficiente, no hay que pagar. Si coges la autopista para viajar cómodamente y no hacer colas, y después resulta que acabas atrapado en un colapso, lo mínimo exigible es que no haya que pagar".El colectivo más afectado por las retenciones, el de los transportistas, también dejó ayer claro su punto de vista, por boca del presidente de la Asociación de Empresarios del Transporte en Girona, Carles Palacio. Éste aseguró en rueda de prensa que “es imprescindible marcar unos criterios claros de cuál es la contraprestación que recibe el usuario por el peaje que paga. Si se incumple, Acesa, en este caso, debe devolver el dinero o dar vía libre en los peajes".También los usuarios que regresaban de un largo fin de semana festivo dejaron claro que no están dispuestos a pagar por hacer colas. Los automovilistas están cansados de la escasa flexibilidad que ofrecen unas empresas concesionarias que, sólo en 2003, facturaron más de 1.500 millones de euros. Y, por si fuera poco, sus ingresos van en aumento: en ese ejercicio, crecieron un 11 por ciento.La polémica sobre el servicio de las autopistas de peaje vuelve a la vida pública precisamente días después de que el Govern Catalán haya anunciado su intención de desmontar poco a poco este entramado de vías de pago. En este sentido, el presidente de la Generalitat, Pascual Maragall, está dispuesto a implantar en todas ellas un sistema que ya se emplea en la autopista Terrasa-Manresa, el del peaje reducido. Esta iniciativa supone que la Administración no paga por cada usuario, sino que establece unos beneficios fijos para la concesionaria que deben ser cubiertos; a partir de ese nivel, no hay que añadir más dinero público.
No hay que olvidar que, en Cataluña, los peajes son protagonistas de gran parte de la vida política y social. En esta región, el 67 por ciento de los kilómetros de autopistas son de pago. Ese porcentaje apenas es del 20 por ciento en el resto del territorio español.


No se trata de un territorio de una república ex-soviética, sino de una región con la misma extensión y población que toda Dinamarca junta y que posee una economía fuerte, similar a la de los estados alemanes más punteros.

Eso sí, su red viaria no sale muy bien parada en comparación con la de sus vecinos europeos; se trata de Cataluña.


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